En Aguascalientes, siete de cada diez viviendas son propias o las estamos pagando; por otras tres alquiladas o prestadas. Un dato es que tenemos más de 40 mil desocupadas entre las 283 mil existentes dentro de la mancha urbana de la ciudad de Aguascalientes. Ocuparlas, nos permitiría prescindir de construir más de ellas (por lo menos las públicas) por los próximos seis años. Siempre y cuando ayudemos a oferentes y demandantes a encontrar los puntos de acuerdo para vender, rentar u ocupar, estas viviendas vacías o sin utilidad permanente, hoy presentes en la ciudad y que con facilidad se han convertido en refugio para practicar hábitos inapropiados.
La mayoría de la población nos asomamos diariamente al mundo de las comunicaciones vía internet, celular, televisión y otros, a través de los cuales podemos interactuar, opinar, solicitar y ofrecer servicios, vigilar el cumplimiento de los deberes necesarios para la comunidad, estar al tanto de lo que pasa y reportar, denunciar o en su caso felicitar o estimular al colectivo o a la autoridad por estar apoyando, cumpliendo o facilitando las cosas para que todos vivamos mejor.
Así, como cumplimos con los demás, debemos cumplir con el entorno: tanto en lo micro como en lo macro es necesario avanzar en la generación de energías limpias, utilizar métodos adecuados para calentar agua, prender una luminaria o separar los residuos, producto de nuestra vida cotidiana, llamada a ser cada vez más sustentable. La ética del cuidado mandata cuidarnos, cuidar a los demás y cuidar el medio en donde habitamos.
En escolaridad, tenemos zonas con 14 o más años de escolaridad entre los de 15 años y más, por otras en las que se tienen solo dos o cuatro años. El 14.4% de esa población está viviendo en rezago educativo. En promedio, una colonia estándar cuenta con diez mil habitantes, entre los cuales encontraremos a mil 440 que necesitan terminar sus estudios elementales y para apoyarles contaríamos con más de dos mil jóvenes con instrucción media superior o superior con posibilidad de apoyarlos para salir adelante. No hay edad para estudiar, o todas las edades son apropiadas para hacerlo. Apoyar a otros, es una vocación deseable entre buenos ciudadanos.
Uno de los deseos más anhelados por la sociedad es la de tener derecho a la salud. En Aguascalientes casi 87% de la población tiene acceso, a través del IMSS (55.7%) pero después del IMSS la mayor parte de los servicios se reciben a través del Seguro Popular (37.3%), que si bien cuenta con muchas bondades también carece de muchas cosas que con frecuencia se requieren, particularmente en términos de existencia y oportunidad.
De hecho, el informe anual sobre la situación de la pobreza y el rezago social de Sedesol para el 2016 acusa a Aguascalientes de tener un 12.2% sin servicios de salud por otro 43.2% de su población con carencias derivadas de la falta de acceso a la seguridad social (lo que resulta preocupante de cara al proceso de envejecimiento por el que atravesamos) y un 21.6% por carencias relativas a la alimentación, lo que no es algo menor.
Nuestros productores agropecuarios están pidiendo apoyos para acomodar sus productos alimenticios y uno de cada cinco habitantes los necesita con avidez; parece que de nuevo se impondría la necesidad de buscar una decisión pro común entre estos grupos y ofrecerles las mejores condiciones para lograr sacarle el máximo provecho a cuanto tenemos.
Haciendo cuentas, sólo tres de cada diez en Aguascalientes pertenecen al grupo de familias y personas sin carencias ya sea por pobreza, o por estar expuesta a condiciones vulnerables. El resto, siete de cada diez, presenta carencias de moderadas a severas, lo que implica la obligatoriedad de contar con programas permanentes de la autoridad y de la sociedad civil en general que mitiguen estas condiciones y que a la vez ofrezcan pautas para que la movilidad social vaya cubriendo de autonomías a la mayoría de sus habitantes.
