Hablemos de superhéroes. Las generaciones tienen uno predilecto. Comprendo que el símbolo de esperanza pura que representa Superman en sus versiones clásicas era algo que llamaba la atención de los gringos luego de la Segunda Guerra Mundial. Tanto así, que era el superhéroe, el más popular y el prototipo del cual vienen los personajes de la era dorada del cómic. Yo que soy millenial de panzaso, para decirlo de manera sencilla, lo veo como algo de una flojera extrema. Mi elección siempre fue Batman. Por Batman ‘89, la serie animada e incluso lo grotesco de la interpretación noventera color de neón. Obviamente amé el Batman de Nolan, además de la temporada de Snyder/Capullo en los cómics, aunque me falta adentrarme mucho ahí. ¿Por qué la diferencia? Superman es colorido, moralmente superior y básicamente aburrido dado que es invencible. Batman, desde 1939, es un pinche loco. No hay más. Es un billonario que golpea rateros por las noches y que ciertamente es partícipe de la violencia en su ciudad. Es una premisa que da para mucho, es hasta cerebral y ciertamente más divertida que el dilema de Superman. Superman de Richard Donner me parece aburrida, larga, incómoda. Batman de Tim Burton, todo lo contrario, porque es la que me tocó de niño.
Los niños de los noventa también tenemos un especial amor a Spider-Man, que si bien da para otra columna, el hecho es que en Marvel hacen las cosas diferentes ya que es un monito que no ha tenido unas versiones tan esquizofrénicas como Batman o Superman. El sentimiento de venganza de los nerds es algo que seguirá por décadas. Todos los chicos de lentes queremos golpear a nuestro bully. Hoy en día, Iron Man está a la cabeza, ya que es la victoria de los nerds, un ingeniero/científico/hacker/playboy que gana la guerra con ciencia. Es la victoria de un Peter Parker. ¡Los nerds dominamos al mundo! Eso nos venden los cómics, y la premisa de Iron Man no se aleja demasiado de la de Batman.
Todo el rollo es por Batman v Superman y la decepción ante la crítica. Ciertamente no es para señores o señoras que esperaban algo más profundo y/o colorido. Yo lo veo como Transformers, lo que he mencionado hasta el cansancio en esta columna, simplemente nos venden montañas rusas para volver realidad nuestros sueños de la infancia. Por supuesto que uno, alguien que creció viendo películas malas de cómics y recientemente ha disfrutado unas mejores, quiere ver a mecha-Batman dándole la madriza de su vida al ñoño de Superman. No hay de otra. Hasta eso, Man of Steel volvió el personaje interesante para mí . Basarse en que este sujeto es un alien, es lo más importante que ha sucedido en el mundo es una premisa con poco lugar para fallas. Como no soy seguidor de Sups, no me molestó el final (mata a Zod) o las discrepancias con los más de 50 años de historietas. Por fin el hombre de acero se volvió relevante para mi generación. Y la taquilla ha hablado. ¿Batman? Nunca ha dejado de serlo.
Bocadillo: La crítica es mala, engañosa. Leí muchas reseñas sobre Daredevil 2, la mayoría decía que es muy mala. Nada más erróneo, en mi particular juicio, mejora sobre las bases de la primera y casi le gana a Jessica Jones como la serie actual más interesante de Marvel. Es que Krysten Ritter tiene más carisma que el 99% de los actores.
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