- En 2012 esta enfermedad fue la causa directa de alrededor de un millón y medio de defunciones, de las que más del 80% se produjeron en países de ingresos bajos y medianos
Este año, el Día Mundial de la Salud se centró en una de las enfermedades que más vidas está cobrando en el mundo, la diabetes. El objetivo es intensificar la prevención, mejorar la atención y reforzar la vigilancia, pues tan solo en 2012 esta enfermedad fue la causa directa de alrededor de un millón y medio de defunciones, de las que más del 80% se produjeron en países de ingresos bajos y medianos. Según las previsiones de la OMS, la diabetes pudiera ser la séptima causa de muerte para el año 2030.
La causa más frecuente de muerte entre las personas con diabetes son las enfermedades cardiovasculares, ya que los niveles elevados de glucosa (azúcar) en sangre que caracterizan a esta enfermedad afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, causando complicaciones potencialmente fatales como la enfermedad arterial coronaria y arterial cerebral que llevan al infarto y al accidente cerebrovascular (ACV) respectivamente. De acuerdo con un estudio multinacional, un 50% de los pacientes que viven con diabetes muere por enfermedad cardiovascular (principalmente cardiopatía y ACV).
La diabetes se ha convertido en una pandemia, estrechamente ligada con la industrialización, que a su vez ha dado pie al incremento de peso, obesidad y sedentarismo. Esta enfermedad sigue aumentando rápidamente en muchos países, y de manera extraordinaria en los países de ingresos bajos y medianos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Diabetes (FID) en el mundo existen de 347 a 415 millones de personas con diabetes, y específicamente en nuestro país (de acuerdo a lo publicado por la FID) se estima que hasta el 11.9% de la población está afectada, colocándolo en sexto lugar en el ámbito mundial; se prevé que para el año 2040 podría incrementarse la cifra global hasta 640 millones afectados por esta enfermedad.
La diabetes es una enfermedad crónica-degenerativa, ocasionada por la incapacidad del páncreas para producir insulina en cantidades suficientes, o bien, por utilización ineficaz de la misma en el organismo.
Muchos de los alimentos que el ser humano consume se convierten en glucosa, a su vez, esta se transforma en moneda de energía para llevar a cabo nuestras actividades cotidianas. La hormona llamada insulina, producida por el páncreas, ayuda a la glucosa a llegar a la mayoría de las células del cuerpo. Si el cuerpo humano no produce suficiente insulina o si ésta no funciona como debe (propiciado la mayoría de las veces por la obesidad), la glucosa no puede llegar a las células y se acumula en la sangre, aumentando en ésta las cifras de glucosa, trayendo consigo daño en diversos tejidos y/u órganos.
Cuando el cuerpo no puede producir suficiente insulina se da un fenómeno conocido como hiperglucemia que puede poner en peligro a diversos órganos y sistemas de manera silenciosa y progresiva, y a la postre manifestarse como infartos cardíacos, accidentes cerebrovasculares, neuropatía, insuficiencia renal, alteraciones visuales, disfunción sexual, alteraciones en la cicatrización y predisposición a infecciones.
La diabetes se puede tratar y controlar para prevenir complicaciones. Algunas medidas simples relacionadas con el modo de vida se han revelado eficaces para prevenir o retrasar la aparición de la diabetes de tipo 2. El mantenimiento del peso normal, la realización de actividad física regular y una alimentación balanceada pueden reducir el riesgo de diabetes.
Uno de los mayores problemas que existen actualmente es la falta de adherencia al tratamiento. A pesar de las opciones de terapia extensas disponibles para diversas etapas de la diabetes tipo 2, los estudios han indicado que menos del 50% de los pacientes logran los objetivos glucémicos recomendados por la American Diabetes Association (ADA, por sus siglas en inglés) y a su vez afectando su expectativa de vida.




