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viernes, diciembre 5, 2025

Juan Gabriel en Zona Maco / Economía de Palabras 

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Durante estas semanas ocurrieron dos eventos, tal vez una más importante que otra, que sacudieron el debate público de nuestro país. Primero, como ya es bien sabido, el (nuevo) escándalo del presidente. Esta vez sobre el plagio en sus tesis, un tema que ha terminado como era de esperarse, con ninguna acción concreta por parte de su alma mater y segundo, la muerte de Juan Gabriel.

El plagio del presidente nos confirma dos cosas bien sabidas, que en México tal parece que ni la ley ni la justicia aplican si se es presidente y segundo que nuestras instituciones, particularmente nuestras universidades (no nos engañemos pensando que solo es la UP) prefieren servir al poder que asistir a la verdad.

La muerte de Juanga mientras tanto nos ilustra la profunda y cómoda convivencia con varias formas de desigualdad. Primero en un asunto que quiero recalcar con énfasis pues lo encuentro penoso y francamente retrógrada; de Juanga se menciona incisivamente en cada párrafo sobre su vida, obra y muerte que era homosexual sin importar los méritos y el éxito como si el ser homosexual fuese más importante que haber sido el ídolo que fue; y segundo que su música sea peyorativamente recalcada como “popular”.

Deberíamos aspirar a vivir en un país donde donde las preferencias sexuales importen, pero jamás sean relevantes. Mucho menos al momento de contar las virtudes de un individuo. Las diferencias de este tipo deberían ser contingentes e irrelevantes; señalarlas a cada oportunidad ciertamente no ayuda. Fué un gran compositor, excelente cantautor y un extraordinario artista y eso es suficiente.

Señalar la naturaleza de sus aportaciones culturales y denostarlas como “populares” me parece innecesario. Justo como me parece innecesaria la diferencia entre aquellos que hacen arte y aquellos que hacen artesanías. Supongo que es un esfuerzo meramente utilitarista para salvar la diferencia entre tener una beca del Fonca y hablar tzotzil. Nada de clasismo aquí, pasemos a lo que sigue.

Sobre la muerte de Juanga, olvidando al presidente por un tiempo, hay dos caras de la moneda. De un lado de esta no encuentro mejores palabras que las de Obama para referirse a nuestro compatriota: “Por más de cuarenta años, Juan Gabriel llevó su amada música mexicana a millones, trascendiendo fronteras y generaciones. Para muchos Mexicoamericanos, Mexicanos y millones de personas en el mundo su música suena a casa. Con sus letras románticas, apasionados espectáculos y estilo único, Juan Gabriel cautivó audiencias e inspiró a incontables jóvenes músicos. Él fue uno de los más grandes de la música latina y su espíritu vivirá en sus canciones y el corazón de todos los fanáticos que le aman.”

No rescató nada que no fuese evidente pero evitó señalar lo irrelevante. No necesito mencionar las características contingentes de la vida de una persona que le dio tanto a tantos otros. Se centró únicamente en las virtudes, que no fueron pocas, de un artista que dedicó su vida a entretener.

Y por otro lado está Nicolás Alvarado quién hace a mi parecer la mejor síntesis de nuestro problema (No me gusta “juanga” (lo que le viene guango), milenio, 2016-8-30.) en una columna burlona, que parece tener el ánimo de celebrar a Juanga a su manera.

A Nicolás del divo “le irritan sus lentejuelas, no por ser jotas sino por nacas, su histeria no por ser melodramática, sino por elemental, su sintaxis no por poco literaria sino por iletrada”. Era joto, ramplón y pa’l pueblo entonces.

Mi particular problema no es con su opinión, es el trato condescendiente y la superioridad con la que ataja la obra de un ídolo nacional aunque éste esté excusado en el sarcasmo y en su virtuosismo. Se puede hacer burla de lo que sea, en eso no discrepo. Simplemente me parece un ejercicio estéril y una opinión comodina que salvo las formas no aporta absolutamente nada.

Nadie dice que Juan Gabriel sea Serge Gainsbourg o Leonard Cohen, ciertamente sus letras no provienen del parnaso de Baudelaire pero tampoco lo pretenden. Juanga era un exponente de nuestro folclore y lo hubiese sido de nuestra cultura de haberle gustado a los que son pocos como Nicolás.

Me parece que las muestras de rechazo y desdén con su obra, no solo la que se menciona, son un intento, más bien triste, de separarse con el resto, de demostrar que es un avanzado de nuestro feudal orden socioeconómico. No soy del pueblo me parece que dicen. No estoy jodido y aunque sean sarcásticas y virtuosas estas demostraciones son innecesarias.

¿Qué fin puede tener el hacer notorias las carencias de alguien que le dio tanto a los demás? No veo cómo puede encontrar uno el regocijo en ello. ¿Quizás sea un acto reflejo causado una carencia personal o simplemente responde a la necesidad de hacer notar las diferencias. ¿Si a uno algún hecho no le parece y este no tiene un carácter de interés público porque no permanecer respetuoso?

Dejando de lado las posturas que optan por diferenciar y exhibir toca turno a aquellas expresiones que me parecen todavía peores y aún más tristes. Hablo de aquellas que intentan apropiarse al ídolo una vez muerto en un símil de cuando compramos “canastitas” y “tapetitos” como una curiosidad y no como el arte que es.

Me parece que las expresiones sesudas y grandilocuentes posteriores a la muerte de uno de estos iconos responde a una necesidad de capturar todo legado cultural en los términos de unos pocos. Es de alguna forma decir que la opinión de la aplastante mayoría, que por cierto lo escuchaba infinitamente más en términos relativos y absolutos, no valiese de nada.

Esta postura me pare un intento por gentrificar retóricamente el barrio donde existió el noa noa justificando ensayos, disertaciones o los chistes intrincados sobre un personaje central del género más popular de nuestra música. Parece que no basta cooptar los espacios culturales y sus expresiones además hay que hacer palpables las brechas. Al pobre Divo nada más le falta que después de muerto y menospreciado lo quieran exhibir en ZONAMACO*.

*Zona Maco, la feria de arte contemporáneo más importante de América Latina y que muy acorde al evento así se escribe.

@JOSE_S1ERRA

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