Ring the bells that still can ring,
forget your perfect offering.
There is a crack in everything,
that’s how the light gets in…
Anthem – Leonard Cohen
Hoy a las 11:00 horas está programada la primera sesión, del primer periodo ordinario, del primer año de funciones, de la LXIII legislatura local. Un poco capicúa ¿no? Esta legislatura deberá solventar varios retos; algunos heredados por el rezago o la falta de claridad en la acción de la LXII, y otros por la coyuntura propia de la conformación de fuerzas políticas distribuidas en esta cámara. Estos retos le dan a la actual legislatura la oportunidad de enmendar a sus antecesores y la posibilidad de posicionarse como una diputación de transición hacia visiones más progresistas, transparentes, e incluyentes. Retos hay muchos, pero hay algunos que apremian, a saber.
Entre los retos heredados, podemos enlistar como apremiantes al menos dos: los referentes a la universalización de derechos humanos y libertades civiles respecto a la aplicación efectiva de la NOM-046 para los casos de interrupción legal del embarazo; la garantía jurídica del matrimonio igualitario y la adopción homoparental (ya que el Congreso Federal fue timorato -con un cálculo electorero- en pasarle la responsabilidad a los congresos locales para la armonización jurídica nacional con el dictamen emanado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación); temas que la LXII Legislatura guardó para mejor ocasión, con -otra vez- un cálculo electorero y sumiso a la representación de las iglesias judeocristianas, particularmente la que ostenta el oscuro José María de la Torre Martín, obispo de la diócesis local. El otro conjunto de retos apremiantes que ha heredado esta diputación son los referentes a la transparencia y la lucha contra la corrupción; aunque a pesar de que ha habido avances en este tema, sigue sin completarse en un esquema satisfactorio que dé certeza a la ciudadanía respecto al uso de los recursos y el poder que son públicos, y a las sanciones respectivas por el mal abuso en éstos.
Sin embargo, el otro conjunto de retos -el de los propios de esta LXIII legislatura- tienen que ver con su propia composición. Fruto de la derrota electoral del PRI, la integración de esta cámara favorece al PAN con 13 asientos, con lo que se vuelve la bancada más grande, que si bien por sí misma no alcanza el 50 por ciento más uno, sí le confiere un poder de cabildeo sin mucho escamoteo. Es esta conformación la que implica retos: por los tres años anteriores, los panistas se quejaron de que el Congreso fungiera como una “oficialía de partes” del Ejecutivo. Evidentemente no hubo resistencia a las iniciativas impulsadas desde Palacio de Gobierno, y -penosamente- varias figuras políticas y sociales se asemejaron a comparsas de compañía para los eventos del gobernador, incluidos los representantes del Poder Legislativo, del Poder Judicial, y de la propia Universidad Autónoma de Aguascalientes. Ahora el PAN tiene el reto y la oportunidad de enmendar esto, con acciones claras y ejemplares con las que -a pesar de su gruesa bancada y del poder que ejerce el gobernador electo en las decisiones del partido- demuestren que están a la altura de la división de poderes que ellos mismos reclamaban apenas meses atrás.
Este tema nos para nada menor, ya que vemos en toda la política una tendencia pendular hacia los conservadurismos recalcitrantes, hacia la exclusión de la diversidad, y hacia la imposición de modelos hegemónicos (como el de la “familia”, o el del papel de la mujer, por ejemplo) que obedecen a visiones chatas y anquilosadas de la realidad, y que son representadas por los mismos grupúsculos reaccionarios que ahora se ufanan de haber hecho ganar electoralmente al PAN.
En este sentido, también el PRI tiene sus propios retos. El principal, definirse como una oposición responsable y efectiva representante de sus electores. Más aún, deberán decidir cómo posicionarse ante la herencia que deja Carlos Lozano, ya que es previsible que ahora a él le toque asumir el rol que en su momento ocuparon Luis Armando Reynoso y el propio gobernador electo Orozco Sandoval. ¿Por qué me refiero al PRI y no a la coalición? Porque respeto el intelecto de los lectores. Así también, los partidos minoritarios tendrán su propio reto y su propia oportunidad: Encuentro Social deberá asumir el cargo a la altura de su escaño, y entender cosas básicas como la laicidad del Estado; Morena también habrá de decidir si siguen la esquiva y conservadora línea de AMLO en temas de transparencia y derechos civiles, o se suman a una izquierda de avanzada; sobre el PVEM y el Panal en realidad no se cifran grandes expectativas; no así sobre el PRD, que tiene en un escaño a quien realizó la campaña de gobernador más refinada y de contenidos, sobre el PRD sí se extienden amplias y justificadas expectativas. Como fuere, el gran reto de los partidos con menor representación será -en todo caso- no ser consortes y que su voto no sea moneda de cambio en las componendas cabilderas que requieran un fiel de balanza. Que sean, pues, dignos representantes de sus electores. Menuda aspiración.
El pequeño judío que escribió la biblia
El lunes 7 de noviembre falleció Leonard Cohen, dejándonos en una especie de orfandad. Cantautor, narrador, poeta, músico, ferviente espiritual, artista completo, trabajó con la palabra para hacer verdad -como en su tradición rabí- el mito del Golem: el de utilizar la conjugación de caracteres, palabras, frases, versos párrafos, para poder crear vida. Y la creó. El escritor Antonio Ortuño expresaba con razón que las canciones de Cohen deberían estar en la biblia, junto a los Salmos. Cohen tuvo una vida épica, de ascenso, caída y redención. A pesar de que su obra no goza de los beneficios de la popularidad vulgar, sus letras detonan lo necesario para que cualquier intelecto sensible pueda retozar en la desolación. Así fue la palabra de Cohen, una que nos confronta, que nos ensalza en el existencialismo de nuestra especie.
Si usted no conoce la obra de Leonard Cohen, es una buena oportunidad para que lo haga. Esa es una de las virtudes de morir, hace que los demás volteen a vernos. Cohen sabía de esta cualidad tanatológica de los humanos, y por ahí llevó sus letras. También por Federico García Lorca. Leonard siempre agradeció haber conocido al poeta español, ya que con éste pudo encontrar su propia voz, como lo reconoció en su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el 21 de octubre de 2011, en el que dijo cosas tan enormes como sencillas; con humildad y gratitud fue generoso en la palabra, y dio cátedra con esta sentencia sobre su legado: Nunca plañir con displicencia, y si se va a expresar la gran e inevitable caída que nos espera a todos, debe hacerse dentro de los estrictos confines de la dignidad y la belleza.
Cohen ha muerto, pero sólo en su cuerpo de segunda mano (como se describió a sí mismo en Thousand kisses deep). Ha muerto el cuerpo para que viva inmortal su palabra.
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