Nadie en su sano juicio afirmaría que una dictadura es la mejor opción para desarrollar un país latinoamericano, de hecho, es la enfermedad de las naciones en vías de desarrollo del Río Bravo para abajo.
Se pudiera afirmar que con la muerte de Fidel Castro se termina la figura del emblemático dictador emanado de la guerrilla y de la opresión por una dictadura anterior a la de él, Fidel Castro que acabó con la isla y que se hizo eterno en el poder, Fidel que evitó el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción generalizada, Castro que promovió la educación para todos, la asistencia social y el deporte, pero también por supuesto el odio, el rencor y el fantasma de la inconformidad por parte de su pueblo a la manera de gobernarlos.
Dentro de los puntos que conforman el Manifiesto de la Sierra de 1957, Castro prometió gobernar solamente año y medio para dar paso a elecciones democráticas. El Revolucionario Institucional prometió que la Revolución Mexicana haría justicia a todos los mexicanos y tampoco fue así.
A principios de enero del 59, Fidel dijo “Yo no estoy interesado en el poder, no lo ambiciono… Restableceremos todos los derechos y libertades, incluyendo la absoluta libertad de prensa”.
Bueno, eso lo ha dicho Andrés Manuel, me refiero a “yo no estoy interesado en el poder, no lo ambiciono, vivo para servirle al pueblo que depositó en mí su confianza”.
El partido en el poder en México dice garantizar la libertad de prensa y no meterse con los compañeros periodistas, reporteros, comunicadores, fotógrafos, etc. Según la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM- Defensoras) nuestro país tiene el primer lugar en homicidios a periodistas.
También, en aquel año (1959), Fidel dijo “Nosotros tenemos un país libre. No tenemos censura y el pueblo puede reunirse libremente. Nunca vamos a usar la fuerza y el día que el pueblo no me quiera, me iré”.
México es un país libre, nuestros gobiernos a través de sus instituciones han garantizado la libertad a lo largo de los años, esa que nos permite ser ejemplo en el ámbito mundial en lo que se refiere a libertad de expresión; no se vaya muy lejos para aplicar el dicho de “para muestra un botón”, el caso Aristegui, donde se presume que la causa por la cual salió del aire el programa noticioso de la periodista fue por las investigaciones que realizaron a grupo HIGA vinculado con la Presidencia de la República y por la llamada Casa Blanca. Aquí en nuestra tierra no se censura, se pide mesura, no se involucran dependencias o direcciones generales para monitorear lo que en los medios se dice, no señor. También es verdad que el pueblo se puede reunir libremente, recuerda la Plaza de las Tres Culturas, los Halcones, el primero de enero de 1994, los 43 de Ayotzinapa y todos los jóvenes estudiantes de la nación que no están en casa.
En el “Cono de la abundancia” así como en Cuba, tampoco se usa la fuerza para amedrentar, somos una nación brava por genética, eso es lo que pasa, últimamente hemos linchado delincuentes pero porque nuestras autoridades son rebasadas (como siempre). No tenemos presos políticos, ni andamos por ahí amenazando a los que no piensan como ciertos sectores; me acuerdo bien aquella vez que nos comentó mi suegra que la vecina movilizadora de redes para el PRI llegó hasta la puerta de su casa a exigirle el voto por dicho partido porque de lo contrario habría consecuencias a futuro.
“El día que el pueblo no me quiera me iré”, cómo me hubiera gustado escuchar eso del buen Quique, ojalá lo piense, sería un lindo regalo navideño para todos los mexicanos no cree. El que sí lo dijo fue Andrés Manuel, hasta el momento nunca en la silla presidencial, pero siempre dice que de ser elegido por el pueblo estará con las maletas listas por si la raza de bronce cambia de opinión y no lo quiere más.
Dicen que Fidel impidió toda manifestación de pensamiento que no estuviera alineada al castrismo, los intelectuales se quejaron amargamente del comandante, también dicen que desapareció a todos los que criticaron su proceso revolucionario.
Que coincidencias ¿no cree?, en México llevamos más de 70 años de una dictadura disfrazada de democracia y Cuba 60 entre Fulgencio Batista y Fidel Castro, es claro que la América Latina carga la cruz de la dictadura, la corrupción, la pobreza y por consiguiente todos los fenómenos sociales que de estas se derivan como el crimen organizado, por ejemplo.
La muerte de Fidel Castro como comandante supremo, como dictador, como comunista, como el hombre que canceló todo el desarrollo en la isla; médicos cubanos exitosos y preparados como pocos, deportistas de alto rendimiento que ganan más medallas que nosotros en las justas olímpicas de cada cuatro años, desarrollo cinematográfico, y usted dirá, a un costo altísimo, puede ser pero ellos ahí están, en la tabla dentro de los primeros lugares. Disculpe mi ignorancia, de verdad, pero yo no tengo noticias de que el narco haya invadido la isla, de que tengan hoy por hoy colgados en los puentes, degollados afuera de las casas o autobuses incendiados por supuestos estudiantes. Será que nos llevan muchos años de ventaja o que las coincidencias se comienzan a diluir. Ojalá muriera el dictador que nos gobierna desde siempre, ojalá pudiéramos despertar como sociedad y dejar de criticar y comparar.
La historia de contraste de uno de los últimos líderes mundiales, tan blanco como negro tan nefasto como acertado, tan político como militar, pero auténtico sin duda, ojalá nuestros dictadores por lo menos fueran auténticos…
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