Las religiones tienen, todas, un grande defecto: pretenden ser dueñas de la verdad absoluta. Esta aspiración, de todas y cada una, de ser el único y verdadero modo de vida que es sano llevar, es lo que produce los conflictos religiosos. Porque si una religión es la verdadera, eso implica que las demás creencias están equivocadas y no representan a lo que cada dogma, cada credo postula como el “verdadero Dios”. Y dado que todas las religiones dicen ser ellas las verdaderas, se produce el hecho de que se tornan en sistemas de creencias excluyentes, e intolerantes. ¿Por qué intolerantes? Porque la posibilidad de que otra religión o creencia tenga, posea la verdad, descalificaría los cimientos de la religión en cuestión. Si una está en lo cierto, las demás deben de estar equivocadas. Por lo tanto, hay una descalificación esencial entre las distintas religiones, y una visión excluyente: los demás están equivocados, y por adorar a dioses falsos son herejes, o extraviados. Como la religión da sentido a la vida para muchas personas, ningún creyente puede darse el lujo de concebir que su creencia no sea la verdadera. Así, los creyentes de una misma religión, se retroalimentan entre ellos mismos para fortificar su Fe en el estilo de vida que han escogido como válido para vivir. Su culto, se mantiene entre ellos como la única y verdadera forma de vivir. El grupo se retroalimenta entre sí, y los seguidores de cada religión, encuentran validación de sus creencias en su Iglesia y con sus pares. Cada religión es un sistema de ideas que representa al mundo bajo una visión particular de las cosas y los acontecimientos, y cada sistema de creencias religiosas, cada religión, es incompatible con los demás sistemas de creencias. Los humanos poseemos la tendencia social de agruparnos con personas similares a nosotros. El sociólogo Pierre Bourdieu explica a lo largo de su obra, pero particularmente en La misère du monde (1993) que la asociación humana con individuos semejantes a nosotros en ideas e intereses tiene, lógicamente, un principio de conveniencia práctico. El “Habitus”, como lo refiere Bourdieu, es un sistema de disposiciones prácticas, que termina convirtiéndose en el fundamento objetivo de las conductas de sus miembros. Que es algo muy semejante al concepto “Hexis” que desarrollara Aristóteles como la disposición humana a realizar tal o cual cosa. Así, unidos a otros bajo la regla práctica de la identificación y la comunión de ideales e intereses, los humanos nos erigimos en grupos sociales para vivir la existencia. Máxime en cuestiones religiosas.
La intolerancia religiosa me viene a cuento por la noticia de que ayer detuvieron a Nakoula Basseley Nakoula, el sujeto que produjo el video anti Islámico (Innocense of Muslims) y que desató la violencia del mundo musulmán en varios países contra las representaciones diplomáticas estadounidenses, dejando un saldo de decenas de asesinatos y cierres de embajadas. El arresto de Nakoula Basseley Nakoula no tuvo que ver con su video, sino con la violación a las reglas de su libertad condicional. (Aunque no deja de ser una buena medida política de los Estados Unidos el aparentar castigar a quien hizo este video tan controversial). El video sí es una representación denigrante de Mahoma, el profeta Musulmán. No sé si la virulenta respuesta que ha surgido a partir de su divulgación masiva sea justificable o no. Lo que encuentro insano del productor de este video, es que se haya dado a la tarea de filmar este insulto para el mundo Islámico. ¿Con qué propósito? ¿Decir que su Fe Cristiana es superior a la musulmana? ¿Tratar de descalificar la Fe de otros? Este es el claro ejemplo de la intolerancia religiosa. Tanto del Cristiano que trata de desvirtuar la Fe musulmana, como de la respuesta violenta de los musulmanes cuyo Profeta fue atacado. Como en casos anteriores, me refiero en lo particular al escritor de los Versículos Satánicos, Salman Rushdie, han sido ofrecidas al menos dos recompensas para quien termine con la vida del autor del video. Es como si a los creyentes de una u otra religión, no les fuera suficiente su Fe y tuvieran que destruir a los otros sistemas de creencias para poder ellos ser felices. La Fe debe de ser algo personal, íntimo, particular, y no una bandera de guerra contra los demás, contra los diferentes, contra los Otros. Quien cree en Dios no tiene que convencernos, ni convertirnos a los demás a su Fe. Al contrario, las personas que profesan una religión, deberían de ser las más tolerantes y benevolentes con los demás. Los religiosos deberían estar ocupados en sus correspondientes deberes y en el gozo de vivir sus creencias, y no andar tratando de desprestigiar, de desvirtuar las creencias de los demás. Tolerancia y respeto es lo que les falta la mayoría de los practicantes, de los creyentes religiosos. En la vida cada quien tiene derecho a creer lo que le plazca y lo que le convenga, sin tener que sufrir la persecución de quienes piensan diferente. Ni la Inquisición Católica, ni la Yihad Islámica van a arreglar algo nunca. Respeto y tolerancia deberían de ser enseñados en las iglesias, en las sinagogas, en los Tera o Kanji de los budistas, en las mezquitas y cualquier centro religioso. Inaudito y vergonzoso que la gente se siga matando por ideas religiosas hoy en día.
