Exactamente en ocho días arranca la campaña electoral, estimado lector, donde los actores políticos dueños de la cúpula en el poder se juegan su futuro, su patrimonio y hasta su vida con tal de perpetuar y garantizar su fortuna a través del botín político identificado no solo en las clases más vulnerables, sino en toda la sociedad mexicana, que si bien dice estar preparada, consciente y unida para defender nuestra soberanía no lo demostramos.
Y de pronto surge esa nueva raza de políticos llamados independientes, los que dicen ser verdaderamente representantes de todos nosotros, los que pueden lanzar sin mayor culpa la primera piedra. Ahí tenemos a Margarita Zavala, por ejemplo, quien ya vivió en la residencia oficial por seis años y probó lo que se siente tener el poder, exiliada del partido que la vio nacer como política, ahora sin más ni más, al más puro estilo del chapulín político mexicano brinca hacia la independencia total, (bueno casi) y arrastra a más de dos azules con ella para demostrar que sí Hilary no pudo con los vecinos, ella sí podrá acá con los de la raza de bronce. Ya con los honores del INE y la bendición de los árbitros de la contienda se prepara para estar en la boleta como digna representante del movimiento político independiente mexicano. Oiga, pero los que ponen las reglas del juego para entrarle a esto de ser candidato sin partido deberían asentar una cláusula donde se acote que los interesados nunca debieron militar en un partido político, pero nunca de los nunca. Usted me podrá decir, bueno, pero entonces de dónde adquieren la experiencia para poder gobernar, robar y hacer tranzas, perdón, perdón esto último lo pensé en voz alta. Un candidato independiente que no esté contaminado de tiempo atrás por la figura de un partido político, debería ser como cuando las instituciones de educación superior caen en desgracia y nadie quiere a sus egresados y ya sabe, las empresas publican “abstenerse a entregar solicitud de trabajo los egresados de tal universidad”, así tendría que ser la regla no cree, ex militantes de partidos políticos favor de no participar en la contienda electoral. Sí las cosas hubieran sido así, entonces de las figuras públicas que anduvieron buscando las firmas sólo Pedro Ferriz y Marichuy cumplían con mi regla.
En fin, no creo que al Instituto Nacional Electoral le interese mi punto de vista y mucho menos incluir esa acotación en su proceso, así que sigamos con la charla de Margarita y los demás independientes. Mire, de entrada, para que sólo ella haya cumplido con los requisitos y eso con los dedos en el marco de la puerta, dice mucho del perfil de los aspirantes, ahí tiene a Jaime Rodríguez, la versión 2.0 de Vicente Fox, el hombre rudo pero católico, el que puede darle en “la madre” a Trump y al crimen organizado, nuestro nuevo charro cantor, como Chente recuérdelo; a poco necesitamos otro así, otra vez la figura del macho mexicano que las puede de todas, todas. Estaba leyendo lo que dijo después de que el INE confirmó que ni él ni Ríos Piter estarán en las boletas. “yo estoy aquí, de manera democrática, pidiéndoles que se me acepte el registro y competir en las elecciones de 2018”. Pero si el señor bronco le detectaron irregularidades en la recolección de firmas, pero que no eran una raza diferente de políticos, su origen priista lo pone en evidencia. Entonces los errores e inconsistencias hicieron que los árbitros del juego no le permitieran entrar a la cancha a darse un quien vive por los pesos pesados.
Imagínese estimado lector, si en este momento no acepta la decisión del Instituto, qué nos podría esperar al no verse favorecido por el voto de la ciudadanía que si va a salir a votar.
Directito al rancho de Andrés Manuel, no hay de otra, por qué será que los políticos en particular los de nosotros no saben perder.
Se van alineando las piezas para el arranque del 30 de marzo, que no vaya a decir que es candidato independiente legítimo y mande a imprimir sus propias boletas para el día “d”.
Oiga, pero en el caso hipotético de que Margarita no hubiera cumplido con los requisitos, qué reacción estaríamos analizando, seguramente la misma, estimado lector, es como el conductismo de Skinner, basado en el condicionamiento operante de Pavlov, estímulo-respuesta, lo más elemental. Si no me veo favorecido o favorecida entonces a levantar polvo que vea la sociedad que es una verdadera injusticia lo que están haciendo.
Así somos, estimado lector, existirán sus excepciones, pero la media mexicana con relación a la poca tolerancia al fracaso o al compararnos para mal los unos con los otros, el patrón a seguir es el mismo.
Nada nuevo bajo el sol, somos una cultura que recicla, la moda en la vestimenta, en la forma de peinarnos, en la música, en la comida y obviamente en los discursos o propuestas políticas.
Lorenzo Meyer hace público su desconcierto porque, aunque él le dio su firma a Marichuy no logró la meta de meterse a la boleta electoral; después el historiador dice que, aunque este personaje representaba la voz de los indígenas la verdadera intención no fue ganar la presidencia, sino poner el tema en la agenda nacional. Qué cosas no cree, estimado lector, deberíamos identificar foros para cada intención, sí en realidad como dice Meyer lo que buscaba el sector indígena era hacerse notar, como en aquel 94, hubieran escogido otra estrategia para hacer que la gente volteara hacia ellos.
No se va a poner bueno, porque las propuestas políticas están más que trilladas, ya existen amenazas a nuestra sociedad, aquella por ejemplo que si no gana Andrés Manuel suelta a las fieras, no hay una persona que realmente represente el cambio. En agosto este país tendrá un nuevo rostro, un nuevo mandatario y la esperanza opacada por el mismo proceso y por lo flaco de sus contendientes.
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