- La iniciativa de reforma a la Ley General de Salud sobre donación y trasplante de tejidos y órganos es una esperanza de vida para más de 21 mil 500 personas que están en lista de espera
- También implicaría un desafío para las instituciones públicas de salud, que verían rebasadas sus capacidades logísticas y presupuestales
La donación de órganos al morir es un regalo de vida para aquellas personas que más lo necesitan. Para que este acto trascienda en nuestro país, es necesario fomentar la cultura de donación, mediante campañas de información y educación. Este esfuerzo requiere también el fortalecimiento y articulación de un sistema nacional de donación y trasplantes que cuente con la infraestructura adecuada, herramientas tecnológicas y personal altamente calificado. De este modo, aunque especialistas de la salud y funcionarios consideran que la intención de la propuesta de reforma a la Ley General de Salud que se analiza en la Cámara de Diputados -la cual establece que todos los mexicanos mayores de 18 años al morir son donadores de órganos- es buena, podría resultar contraproducente si no se establecen los mecanismos y se otorga el presupuesto adecuado para su operación.
Actualmente en México sólo algunos hospitales tienen la licencia sanitaria para hacer la procuración y trasplante de órganos y tejidos, otorgada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que se concede a las instancias que cuentan con el equipo y el personal para hacer la procuración de órganos y los trasplantes. En ese conjunto de hospitales que cuentan con la licencia necesaria, en 2017 se realizaron dos mil 57 donaciones cadavéricas, tanto de órganos como de tejidos -una cifra sin precedentes- de acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra). Esta cantidad se podría incrementar exponencialmente si todas las personas que mueren son donadoras de facto como lo propone la reforma a la ley. Tan solo en 2015, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró 655 mil defunciones. Quizá no todos puedan donar órganos, pero la mayoría sí podría compartir algunos tejidos como hueso, piel, córneas, tendones, cartílago y vasos sanguíneos. Ante este panorama, resulta esencial analizar si México está preparado para recibir los órganos, tejidos y células de todas las personas que mueren.
De acuerdo con estimaciones del doctor Mario Vilatobá Chapa, jefe del Departamento de Trasplantes del INCMNSZ, tan solo el proceso de procuración de órganos tiene un costo aproximado de 50 mil pesos; mientras que el trasplante de un riñón, alrededor de 100 mil pesos y de hígado, cerca de 300 mil pesos. Si a estos costos se suman las consultas posteriores y los medicamentos que se necesitan, tales como los inmunosupresores, el costo promedio a un año podría alcanzar los 500 mil pesos, ya incluida la procuración de órganos y el trasplante.
La ruta legislativa de la ley
Por todo este arduo proceso que conlleva una procuración de órganos y un trasplante, además del seguimiento, el costo, la infraestructura y el personal médico altamente especializado que se requiere, es que se deben establecer los mecanismos necesarios para que la propuesta de reforma de ley sea exitosa. Es una realidad que se necesitan más donadores, pero no se considera que sea la manera más adecuada. “Actualmente estamos atendiendo 30 por ciento de la demanda anual al registro de espera. No obstante, este 30 por ciento lo estamos atendiendo con grandes esfuerzos”, destacó José Salvador Aburto Morales, titular del Centro Nacional de Trasplantes. Explicó que esta reforma debe contemplar a su vez otra que promueva un presupuesto que vaya de la mano con la demanda de un mayor número de donantes para tener la capacidad de respuesta, como ha ocurrido en otros países como España u Holanda, en los que se designa una partida presupuestal para donación y trasplante. “Con la reforma que se propone solo se está atendiendo la demanda social, es decir, la sociedad demanda más donación y trasplante de órganos, pero es necesario que también se atienda la demanda institucional”.
El problema es cuestión de matemáticas
Respecto a la falta de personal, infraestructura y presupuesto que indican los especialistas para poder atender la demanda de donación y trasplante de órganos, el diputado Octavio Íñiguez Mejía, presidente de la Comisión de Higiene y Salud Pública, señaló que esto es una cuestión de matemáticas, ya que al hacer un trasplante se podrán ahorrar hasta 390 mil pesos por paciente al año. Por ejemplo, “en un paciente con insuficiencia renal se invierte entre 150 mil a 450 mil pesos al año, con un trasplante este gasto se reduciría a un solo pago de 150 mil, ya que el trasplante tiene un costo aproximado de 60 mil pesos, más 60 mil pesos de los inmunosupresores y otros 30 mil pesos de gastos diversos”. A pregunta expresa de ¿cómo fortalecerán las instituciones de salud?, reviró que del mismo presupuesto que ya tienen las instituciones porque se ahorrarán mucho dinero y eso lo pueden distribuir en mejorar la infraestructura y contratar a más personal. “Es muy sencillo, ahorita se está gastando más dinero y no se está teniendo éxito, se están muriendo los pacientes y los órganos se van con los cadáveres. Si te vas a gastar 60 mil pesos al año en lugar de 450 mil pesos, imagínate cuánto se va a reducir el gasto”. Aseguró que esta propuesta no es una ocurrencia ni responde a cuestiones electorales, ya que él junto con otros siete diputados de diversos grupos parlamentarios tienen varios años trabajando en el tema.
Un principio de oferta y demanda
Para el doctor Mario Vilatobá Chapa, jefe del Departamento de Trasplantes del INCMNSZ, primero se debería de estructurar cómo se respondería ante el incremento exponencial de donadores. Ya que de lo contrario se podría provocar un efecto muy negativo, “te imaginas que no se tenga la capacidad para responder a todas las donaciones y que los familiares de la persona que falleció se enteren que nadie acudió por los órganos de su ser querido y no se utilizaron. Será terrible y ya nadie querrá donar”, expresó el especialista. Quizá lo mejor para incrementar el número de donadores es fortalecer las instituciones de salud para que puedan procurar y trasplantar órganos y al mismo tiempo implementar una fuerte campaña en el ámbito nacional con información clara y precisa que ayude a borrar los mitos y temores que hay al respecto, como el tráfico de órganos o que los dejarán morir si dicen que quieren ser donadores. Además se debe mejorar la atención que se otorga al familiar del potencial donador, sino se genera desconfianza y descontento. Porque la solidaridad entre los mexicanos existe, se pudo constatar el 19 de septiembre cuando mucha gente salió a las calles a ayudar. Pero en el caso de la donación de órganos se debe de evidenciar que se tiene la capacidad para atender, además de informar y demostrar que se actuará conforme a rigurosos protocolos ya establecidos, tal y como sucede actualmente. ¿Tú estarías dispuesto a donar tus órganos?
Con información de Verenise Sánchez y Agencia Informativa Conacyt




