- Si bien la iniciativa de ley presenta mecanismos de participación y habla de la creación de consensos, me parece que las acciones hablan de un verticalismo total: Margarita Velázquez
- Más que meterse en una nueva ley, lo que debería de hacerse es mejorar la ley que ya se tiene
En respuesta a la iniciativa de reforma para crear la ley de humanidades, ciencia y tecnología, la comunidad académica ha manifestado de diversas formas su inconformidad, al tiempo que ha planteado sus propias propuestas en diferentes espacios de diálogo, como los conversatorios que la Comisión de Ciencia y Tecnología (CCCyT) de Cámara de Diputados y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) iniciaron el 5 de marzo en el recinto legislativo de San Lázaro.
El día de ayer fue el turno de los miembros del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso), integrante de la mesa directiva del FCCyT.
Como punto de partida, la doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Margarita Velázquez, invitó a armar un frente común ante una lógica que se presenta como autoritaria: “Si bien la iniciativa de ley presente mecanismos de participación y habla de la creación de consensos, me parece que las acciones hablan de un verticalismo total”.
Manifestó que es una iniciativa poco sustentada pues, si bien hace una denuncia a los fallos de la ley actual, no presenta definiciones claras ni de los conceptos clave que propone -entre ellos las humanidades-, ni de los criterios evaluadores que se implementarán para el apoyo de proyectos y la toma de decisiones: “La ley en su articulado posibilita que si se considera que hay riesgos en una investigación, esa investigación se suspenda y se cancele. Eso me parece que atenta contra la libertad de investigación”.
Gloria Castillo, doctora en Ciencias Sociales e investigadora en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), secundó este planteamiento y dijo que la exposición de motivos es muy importante porque el punto de partida de la nueva ley: “asume que la sociedad mexicana atraviesa por una crisis múltiple que no ha encontrado solución. (…) Frente a este diagnóstico político la respuesta de Morena es la necesidad de un cambio profundo de la vida pública nacional en las actividades y prácticas del servicio público (…) se asume que los resultados sustantivos de la política en ciencia, tecnología e innovación han sido magros y que no han respondido a las necesidades de la sociedad mexicana”.
Hoja de ruta
Dentro de las propuestas planteadas durante la mesa de diálogo, la doctora en Estudios Latinoamericanos y coordinadora de Investigación del Instituto Mora, Silvia Dutrénit, sugirió que antes de proponer cambios es importante contar con un buen diagnóstico de la situación. “El cambio en las reglas puede significar un retraso brutal, no se trata de borrón y cuenta nueva, si queremos realmente una transformación que valga la pena tenemos que trabajar en un diagnóstico serio”.
Rodrigo Díaz Cruz, rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa y doctor en Antropología, dijo que el simple hecho de que se haya presentado una nueva propuesta de ley pone al descubierto algunos problemas de la ley vigente, como el estado que guarda la heterogénea comunidad científica mexicana, las fortalezas y debilidades de la investigación científica y la situación del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e innovación, entre otros. Por lo tanto, agregó, es importante comenzar a evaluarlos y resolverlos.
A manera de conclusión del encuentro, la doctora Velázquez dijo que “más que meternos en una nueva ley, lo que habría que hacer es mejorar la ley que tenemos”. Se dijo también que si bien la nueva ley busca atender la situación por la que atraviesa la población (pobreza, desigualdad, inseguridad, violencia, etcétera), no por ello se debe de destruir los éxitos ya alcanzados.
En la mesa participaron también el doctor en Ciencias Sociales y subdirector de la Universidad Iberoamericana, Enrique Gutiérrez, y la doctora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Rosalba Casas Guerrero.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico
