No es raro que Fuentes –por la brillantez de sus dones, la resonancia de su obra y la índole de la pregunta que se hace y nos hace– haya provocado la irritación, la cólera, la maledicencia. Escritor apasionado y exagerado, ser extremoso y extremista, habitado por muchas contradicciones, exaltado en el país delmedio tono y los chingaquedito, paradójico en la república de los lugares comunes, irreverente en una nación que ha convertido su historia trágica y maravillosa en un sermón laico y ha hecho de sus héroes vivos una asamblea de pesadas estatuas de yeso y cemento, Fuentes ha sido y es el plato fuerte de muchos banquetes caníbales. Pues en materia literaria –y no sólo en ella: en casi todas las relaciones sociales– México es un país que ama la carne humana. Salvo unas cuantas excepciones, no tenemos críticos sino sacrificadores. Enmascarados por esta o aquella ideología, unos practican la calumnia, otros el “ninguneo” y todos un fariseísmo a la vez productivo y aburrido. Las bandas literarias celebran periódicamente festines rituales durante los cuales devoran metafóricamente a sus enemigos. Generalmente esos enemigos son los amigos y los ídolos de ayer. Nuestros antropófagos profesan una suerte de religión al revés y sus festines son también ceremonias de profanación de los dioses adorados la víspera. No les basta con comerse a sus víctimas: necesitan deshonrarlas. No obstante, tras cada ceremonia de destrucción, Fuentes reaparecer más vivo que antes. ¿El secreto de sus resurrecciones? Un arma mejor que el arco mágico de Arjuna: la risa. Fuentes sabe reírse del mundo porque es capaz de reírse d sí mismo. La risa dispersa a los caníbales y destroza sus flechas envenenadas. Después de la risa, el escritor vuelve a sí mismo y a su pregunta. Esta noche, una vez más, Fuentes desplegará ante nuestros ojos su interrogación, siempre la misma y distinta. Se pregunta ¿qué es la novela y qué significa escribir novelas? y la novela le responde con otra pregunta: ¿qué son los hombres, esas criaturas que sólo alcanzan plena realidad cuando se transforman en imágenes?
La pregunta de Carlos Fuentes. Octavio Paz (México, noviembre de 1972).




