- Mientras López Obrador repetía su discurso sobre la extinción de los sueldos altos en funcionarios públicos, en el mismo presídium el alcalde de Calvillo, Adán Valdivia, quien se reveló que gana casi lo mismo que el presidente de México y el gobernador se hizo de la vista gorda
En la visita de Andrés Manuel López Obrador al municipio de Calvillo, Aguascalientes, el presidente aseguró que una de las medidas que el gobierno federal está tomando para llevar a cabo la criticada “Cuarta Transformación” es el erradicar los lujos dentro de los gobiernos y, con ello, terminar con los sueldos altos e injustificados.
“Que no haya lujos en el gobierno; no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Ya no hay los sueldos que había hasta de 700 mil pesos mensuales; ya no hay atención médica privada para los altos funcionarios públicos”, señaló.
Mientras el presidente de México seguía con su discurso, del cual no se puede intuir nada más que el que sólo vino a seguir con su campaña electoral y a redimirse con el gobierno de Aguascalientes, en el mismo presídium se encontraba Adán Valdivia López, presidente de Calvillo, quien se haría de la vista gorda ante la reciente develación del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Estatal Anticorrupción, en la que se expuso que su sueldo era casi igual al del presidente de México y al del gobernador de Aguascalientes, situación que se le reprochó y de la cual no ha dado respuesta pública oficial.
No se vio incomodidad por parte del alcalde, sin embargo, la ironía relució por sí misma; ¿en verdad se están tomando acciones contra los sueldos altos de funcionarios? ¿reducirlos es en verdaderamente una manera de hacer política pública?, ¿un funcionario podría justificar sus salarios con base en sus acciones? Todas estas son cuestiones pendientes a resolver para generar una mejor rendición de cuentas, una información más transparente y, así, crear confianza ciudadana en las instituciones.
