Inconformes y preocupados por las pérdidas que implicó para su economía la cancelación de la feria, ayer se manifestaron comerciantes de Aguascalientes obstruyendo el paso de la calle Madero a la altura de la Plaza de Armas, y es que la devolución del 60 por ciento de lo invertido para el pago del permiso no es lo que ellos esperaban.
Aparecieron camionetas al inicio de Madero, a la altura del complejo Tres Centurias, también gente de a pie que llevaba pancartas con reclamos muy claros: querían su dinero, que el patronato no los timara y de alguna manera los apoyara para recuperarse, porque la inversión perdida es grande y la mayoría de los comerciantes confiaban en las ganancias que la verbena iba a darles.
Luego de una plática que sostuvieron ese mismo día por la mañana, con autoridades municipales, estatales y del patronato, habían hablado de un 66 por ciento de devolución, pero debido a la inconformidad con este porcentaje fue que ellos decidieron manifestarse para exigir que el apoyo aumente.
Llegaron alrededor de 100 comerciantes a la plaza, quienes se instalaron frente al Palacio de Gobierno, que estaba cerrado, y otros más frente a la Presidencia Municipal. Fueron momentos de tensión: los comerciantes gritaban desde la plancha de la plaza ¡No somos uno, no somos 100, pinche gobierno, cuéntanos bien!
Luego de la aparición de los antimotines y de un grupo de policías municipales que resguardaron la entrada, se eligió a una comitiva de ocho personas que entraron a negociar con las autoridades; sin embargo, hasta el momento en que La Jornada permaneció en el lugar, no se había llegado a un acuerdo por la disparidad en los requerimientos de una y otra parte.
La mayoría de los comerciantes que se manifestaban eran del giro de alimentos: hot dog, hamburguesas, comida chatarra, algodones, papitas, etc.
Josefina de Loera pagó 8 mil 500 pesos por cada espacio de dos metros; ese dinero lo pagaron al contado, porque ésa fue la condición para trabajar. Ella se quedó no sólo sin poder trabajar, sino con mucha mercancía que no tendrá forma de recuperar: salchichas, pan, jitomate y todos los ingredientes que llevan los perros calientes.
Nora Ramírez tenía un restaurante y vendía bebidas; luego de la clausura se quedó con los refrigeradores llenos de comida y personal al que no le ha pagado por sus servicios.
Aunque los comerciantes estaban unidos, no todos coincidían con los costos de los espacios, pues había quien aseguraba que el permiso les había costado 5 mil 600 pesos por dos metros, mientras que otros decían que 8 mil. Uno de los factores que incidió en esta variación de los precios son los permisos de espacios que compran los “coyotes” y luego revenden; sin embargo, los comerciantes entrevistados en esta ocasión aseguraron haber sacado su permiso directamente en el patronato.
Todo pareció ocurrir en aparente calma, aunque sí hubo un momento en que los manifestantes se dispersaron a razón de un conato de agresión; finalmente todos volvieron a la plaza, y desde niños hasta adultos permanecieron en la puerta de la presidencia, esperando la salida de los representantes que entraron a negociar, mientras afuera ellos gritaban en contra de las autoridades.
Aunque parece que los comerciantes no lograron su cometido, ellos aseguraron que no van a parar hasta lograr una negociación que les sea lo más favorable para sus intereses y necesidades.
