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viernes, diciembre 5, 2025

Samuel ha sufrido malos tratos en el Sector Salud de Aguascalientes por ser un hombre trans

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  • Médicos han argumentado objeción de conciencia, han minimizado su malestar y han negado a realizar algunos procedimientos
  • En el Sector Salud aún hay quienes violentan la identidad de Samuel al referirse a él de manera distinta
  • Comunidad trans evitar acudir a servicios médicos públicos, pues persiste la discriminación

 

En mayo del 2017, el Gobierno Federal se publicó el Protocolo para el Acceso Sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las Personas Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual y Guías de Atención Específica con el objetivo de que disminuyeran actos de discriminación en contra de la comunidad LGBT. 

A tres años, Aguascalientes aún no ha implementado ni capacitado al personal para que sea implementado adecuadamente. Aunque la llegada de la pandemia por el Covid-19 ha atrasado algunas áreas en el sector salud, es urgente que se trabaje en la implementación de este protocolo en el estado.

La experiencia de Samuel tratándose en el Instituto Mexicano del Seguro Social es una muestra clara del por qué se necesita capacitar a los médicos.

Cuando tenía menos en transición, al inicio tenía como fibrosis en las mamas, siempre había tenido mucho dolor siempre en las mamas, entonces cuando yo inicio el tratamiento no sé si por la testosterona o porque se bloquearon mis hormonas naturales empezó a incrementar más este dolor, también se había más cólicos. 

El médico familiar me dijo que me iba a mandar a ginecología para que ellos revisen. Me manda, para empezar, cuando llegué a la cita fue muy incómodo, esa vez me acompañó una amiga, estaba el ginecólogo con sus internos, él pensaba que mi amiga era la que iba a consulta, cuando le dije que era yo quien iba a consulta enseguida cambia la cara como un “¿y tú qué?”

Me dijo: “¿Qué te voy a hacer?”, le digo que soy un hombre trans, no lo entendió, le expliqué que hice una transición, me hormono con testosterona, pero tengo una vulva, le dije que tenía dolor en las mamas, tenía unas bolitas, tenía cólicos, no menstruo, pero tengo muchos cólicos.

Así rápido comienza según él a tomar notas, me preguntó qué hace cuando tomo hormonas, los medicamentos. Me dijo: “Bueno, te voy a dar esto, eso no se te va a quitar esa molestia, ocupas operarte, pero consigue con quién porque aquí no se te va a hacer nada”. Me dio un gel con progesterona e indometacina para disminuir la inflamación.

De hecho, antes de pasar con él ya me habían pasado a psiquiatría, con ella fue totalmente distinto. “No sé por qué te mandaron aquí porque la verdad yo veo tu identidad muy bien construida y no te veo ningún problema. Por mí yo te doy autorización para que hagan cualquier procedimiento que tú decidas, lo voy a dejar aquí en tu registro”, me dijo.

Entonces, cuando el ginecólogo me dijo que no se podía operar ahí se me hizo contradictorio. Ya nunca más volví a ir al IMSS, por lo menos referente a eso. “Me tengo que aguantar, esto va a pasar”, pensaba. Me hice un ultrasonido por fuera, lo único que me lograron explicar de manera privada fue que, como se estaban atrofiando mis órganos sexuales internos, eso estaba produciendo esos cólicos extraños. Prácticamente mis seguimientos han sido externos, realmente no es como si tuviera mucho dinero, tengo como dos años que no me hago laboratorios ni ultrasonidos, afortunadamente se fueron las molestias. De manera privada me cambiaron la dosis de testosterona.

Hace poco también tuve que ir porque traía un problema, fui a urgencias de ginecología, el primer médico que me atiende me dice: “Sabes qué, yo no te voy a ver, deja ver si mi compañera está libre y te quiere ver”.

Afortunadamente la otra doctora que estaba ahí sí fue más amable. Me dijo: “Yo no había tenido experiencia con hombres como tú, pero es mi trabajo, ya ves cómo hay personas que son especiales”. Me revisó, me dio para hacerme laboratorios.

De hecho, yo soy trabajador de la salud y me tocó vivir eso como paciente. La verdad hasta donde puedo evitar voy a lugares de seguridad social a ver temas de ginecología.

Otra ocasión tuve un sangrado abundante, cólicos, igual voy a la clínica 1 del IMSS, llego a urgencias e igual les explico todo. La primera vez me dijeron que me va a pasar, me dan de alta. Después regreso, con más dolor, más sangrado, me internan. En ese entonces mis documentos estaban como Samuel, masculino, entonces el médico volteaba con los internos y decía “la paciente esto, y la paciente esto”. Yo estaba incómodo, tenía mi identificador frente a él, con mi nombre y masculino, el hecho que tenga vulva y me estés atendiendo por un problema ginecológico no significa que tengas el derecho a contrarrestar algo que está ya incluso en la ley, porque mi nombre es este, mi género por ley es ese, y es lo que se debe de respetar como personal de salud.

En la comunidad trans ha habido compañeros que igual me dicen que prefieren no ir a revisarse o ahorrar hasta que puedan ir con un médico privado que ya me conoce y me acepta.

Ya ahorita estoy ahorrando para poder operarme, igual en el sector privado, un cirujano plástico y un ginecólogo que afortunadamente ya aceptaron. Estoy trabajando como loco para poder ahorrar y para no tener problemas porque de vez en cuando empiezan esos dolores y no quiero en una urgencia tener que ir al IMSS de nuevo.

Samuel detalló que para atender una fibrosis en una clínica particular costaría cerca de 50 mil pesos, si es que no hay alguna complicación. Una histerectomía, retirar el útero, ovarios, cuesta 80 mil pesos.

Samuel resaltó que sí es necesario que se tenga capacitación sobre el Protocolo para el Acceso Sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las Personas Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual y Guías de Atención Específica. Aunque señaló que la atención a este sector se ha centrado en el combate al Covid-19, resaltó que esta capacitación se podría hacer en línea o a través de videoconferencias.

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