A propósito del Día Mundial de la Fotografía –no queda mucho tiempo para que falten en el calendario jornadas susceptibles de ser asignadas a alguna actividad, enfermedad, conducta antisocial, etc.–, celebrado el pasado día 19 de agosto, hago pública mi certeza de que Aguascalientes es una ciudad fotogénica, unos lugares más que otros.
Ya sé que hay otras urbes que lo son más (un día de estos mi amigo Alejandro Velasco Rivas invirtió poco más de una hora fotografiando el puente de su tocayo, el zar Alejandro III, sobre el río Sena, en su paso por París), pero francamente es algo que me tiene sin cuidado porque señora, señor: la fotografía nos permite ver las mismas cosas con una perspectiva diferente, y esto sin duda refresca nuestra experiencia de la ciudad; de las personas; les pone variedad.
La fotografía… El arte de la luz y el encuadre, en blanco y negro o a colores, es el ojo maravilloso que observa la realidad de otra forma, permitiéndonos ver cosas que de otra forma se nos escaparían.
La fotografía… La visión del tiempo actual que pronto se convierte en pasado, de cara a una realidad dinámica.
Esta imagen fue tomada en la bodega remodelada y acondicionada para recibir al Taller de la Gráfica Nacional, hacia el edificio que se encuentra al sur de este, en el antiguo taller de los Ferrocarriles Nacionales de México. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com.




