El país se desmorona. Todos los mexicanos, incluidos los habitantes de la tierra de la “gente buena”, vivimos bajo el peso de la enorme plancha de la inseguridad pública (asaltos, robos domiciliarios, robos a establecimientos comerciales, cristalazos, robos de autos, etcétera), del imperio de la delincuencia organizada (el narcotráfico, los secuestros, la extorsión, los fraudes, los errores policíacos), de la impunidad y el flagelo de la corrupción en todos los ámbitos de las administraciones públicas federales, estatales y municipales, de la caciquil corrupción y simulación en los feudos sindicales (SNTE, IMSS, PEMEX, CTM), bajo la maquillada y “bondadosa” alianza para el desastre educativo con todo y las Hummers incluidas, sepultados en vida por la inflación, la devaluación, el imparable desempleo y los devastadores efectos de la crisis financiera mundial. El país se desmorona a pedazos y mientras tanto, quienes nos des-gobiernan (presidente, gobernadores, alcaldes), los mandarines de cuello blanco y pelo engominado, ni se inmutan.
En nuestra comarca, en Asunción de Tierracaliente, para la Oficina de Des-información Social del Principado, esa realidad no existe, es sólo una falsa percepción de los ciudadanos, o cuando mucho, la terca realidad de uno que otro caso aislado (que no por recurrente y necio signifique que enturbie nuestra sacrosanta paz, nuestra preciada tranquilidad y nuestra invaluable armonía; por lo demás, ya se está investigando dónde vive esa “terca realidad” para ir a chayotearla y/o amedrentarla, y entonces sí, colorín colorado). La política de comunicación social (que a eso se reduce gobernar) consiste en boletinar fotografías del Latin-gober acompañado de figuras de la farándula o el deporte (Hugo Sánchez, Maradona, Cuauhtémoc Blanco, Panteras, Sultanes, Lupita Jones, Erika Buenfil, Murrieta, etc.). Boletines oficiales que se destaquen por la trascendencia de los beneficios económicos, políticos, culturales o sociales que vaya a reportar a la sociedad en su conjunto una acción de gobierno, casi son inexistentes. Resalta más por su gestión eficaz lo que han hecho y conseguido para el estado los legisladores Carlos Lozano, Silvia Luna, Antonio Ortega, Lorena Martínez y Héctor Hugo Olivares (todos ellos plurinominales), que las frivolidades del ejecutivo estatal y el autismo de los legisladores sobrantes (¿quiénes son, cómo se llaman? ¿Habrá algún ciudadano o periodista que sepa qué hacen, por qué cobran?), que curiosamente son militantes del partido en el gobierno.
Cada año, miles de jóvenes ingresan al rango de edad de la población económicamente activa sin contar con oportunidades ni de educación, ni de empleo; cada año, miles de jóvenes egresan o de las escuelas normales o de las universidades con la esperanza fallida de encontrar un empleo; en el último semestre, cada mes, cientos de trabajadores entran en cesantía, ya sea por despido o por el cruel eufemismo del paro técnico; cada día que pasa, el perfil de los taxistas mejora notablemente, ahora son profesores, médicos, abogados, educadores, filósofos, contadores, comunicadores, etc. ¿Y los gobiernos del cambio qué hacen? ¿Qué políticas públicas diseñan y aplican para enfrentar a la “terca realidad” que se manifiesta en raros casos aislados? Sólo “proyectos estratégicos” de clase mundial: construyen vanguardistas estadios de fútbol para somníferos equipos fantasmas; innovadoras megavelarias para espectáculos gruperos; modernísimos antros para la venta de alcohol y drogas al menudeo; improvisados santuarios religiosos para el turismo local y dominical; inundar la geografía urbana de palmeras para enmascarar la proliferación de cocos; construir un millonario centro de convenciones en una ciudad sin atractivos turísticos; levantar una pista de carreras (NASCAR) para beneficio de la especulación inmobiliaria, de una televisora monopólica y de una marca extranjera de cerveza; promover el turismo seudoacadémico y patrocinado con recursos públicos a China para hijos de burócratas, amigos y parientes influyentes; mostrar mediáticamente la costosa y hueca parafernalia de los dizque avances educativos del frívolo nepotismo (“No se a-burra, lea”, sugerencia de lema de campaña para su invisible Programa Estatal de Lectura; habría que empezar por casa, es decir, porque los hermanos Lu-Lu y su pequeño títere leyeran algo más que las onanistas síntesis informativas y la revista TV Novelas); entre otras cosas. Nada tenemos qué decir respecto a los grandes avances que tenemos en seguridad pública (¿cuántos secuestros llevamos en el año, cuántos empresarios han abandonado la ciudad?).
El país se desmorona, pero gracias a Dios, con un gobierno de clase mundial, innovador y vanguardista (tenemos la mejor montaña rusa parada de toda América Latina), con sinergia, con humildad y sencillez, Asunción de Tierracaliente está blindado contra cualquier tipo de adversidad. Desgraciadamente para nosotros ya se va en el 2010. Que el Santísimo nos agarre confesados. Los vamos a extrañar.




