Por segundo año consecutivo el Museo del Ferrocarril convoca al concurso “plástica sobre rieles” con el tema de lo relacionado con el tren y los ferrocarriles, por ello ahora hago una pausa de ¿Qué es el arte?, para hacer algunos comentarios sobre el asunto.
El pasado día 7 de noviembre, coincidiendo con el aniversario de la gesta heroica de Jesús García, el héroe de Nacozari, y fecha en que se festejaba “el día del ferrocarrilero”, se inauguró y se entregaron los premios del concurso.
La muestra que ha resultado una buena plataforma para conocer lo que
hacen los nuevos artistas de Aguascalientes, resultó variada e
interesante, con propuestas frescas y con potencialidades que es un
buen síntoma de lo que se puede presentar en el futuro, sólo que una
vez más y como siempre, será responsabilidad de los autores que esto se
haga realidad.
Fabiola Yareli Carachure y Rolando López fueron los ganadores del 1º
y 2º lugar respectivamente, con unos buenos trabajos diferentes entre
sí, el primero “Zona de Polvo”, una obra que en cemento representa a
manera de construcción seis edificios que nos remiten a los que existen
– algunos polvorientos – en lo que fueron los talleres del FC. Su
solución la plantea a partir del esgrafiado intencionado y el color
trabajado en la paleta, detallando cada una de las piezas que son
sueltas, que hubiesen tenido mayor impacto visual, expresivo y plástico
si el ordenamiento no fuese tan rígido.
Desde luego esto no es culpa de la autora como tampoco lo es el nada
afortunado color amarillo naranja de las mamparas, que le compite el
protagonismo a la obra misma.
Por su parte la obra de López, “No Tiempo” es un buen trabajo con
una buena carga de crítica a la quiebra que motivó el fin de los
Ferrocarriles Nacionales de México. Es un díptico en el que una pieza
es una apropiación de una de las fotos de las investigaciones que se
hicieron del conocido accidente donde perdió la vida el licenciado
Mouriño, y la relaciona con otra estupenda foto tomada por él, de un
espacio oscuro y abandonado de lo que fueron los talleres. El conjunto
conceptualiza el deterioro y las causas de los desastres, por un lado
físicos y por el otro, institucionales.
Llama la atención una de las menciones honoríficas otorgadas a
“T-r-e-n en el laberinto de voces” de Fernanda González y Roberto
Carlos Domínguez, tres manos haciendo signos y señales, vaciados en
cemento en un molde obtenido de las propias manos, acompañadas de una
fotografía de las mismas en medio de las vías del tren, logrando un
conjunto interesante e ingenioso.
De la obra seleccionada se destacan varios trabajos por los aciertos
de cada uno de ellos: “Motivos para Papel Tapiz” de Ismael Mauricio, –
ganador del primer certamen “Plástica sobre Rieles” –, unos carros y
vagones en tinta china sobre papel de rollo, de los que se usan para
limpieza en las cocinas, con muy buena intención, con buena idea, con
buena manufactura pero con el faltante de ese “no se qué”, para ser
genial.
Por su parte la obra “Se le fue el Tren” de José Antonio Romero,
siguiendo con su bien definido estilo realista, es un trabajo pulcro y
atractivo. Se puede decir lo mismo de “Borrado por el tiempo”, un
dibujo a lápiz borroneado a la manera de Carla Ríppey, que tal vez
sería lo criticable, la falta de originalidad.
Otro trabajo más muy afortunado es “Viajeros” de Xóchitl Benítez,
una encáustica con muy buenos efectos de textura y de la materia.
También es buen cuadro “Ruinas de San Blas y San Gil” de Carmen
Rodríguez, pintura hiperrealista de un vagón en una construcción en
ruinas. Son también de calidad las fotografías de Fernando Mercado,
hábilmente manipuladas para presentarlas como un collage de imágenes.
Por último hay que señalar la encantadora obra de Yolanda Camacho
Padilla, que con una máquina llena de ornamentación en su rededor, nos
transmite de la forma más sencilla, la esencia de un homenaje al
ferrocarril.




