La Franja de Gaza, otro experimento del sionismo

El judío auténtico y el árabe tienen puntos en común. Es por eso que pueden entenderse. Ambos son orientales, y tanto uno como el otro son sensibles a la espiritualidad. Los sionistas han perdido su autenticidad judía, se han convertido en occidentales, en materialistas. Es por eso que no pueden comprender a los árabes…”. (Rabino Blau)
El actual momento que se vive en la Franja de Gaza nos ha mostrado algo más que la despiadada actitud de un estado, que enfrenta de manera cíclica la necesidad de renovar su vocación expansionista, y que en términos reales, al saberse sin la razón histórica de su presencia en la zona geográfica, actúa con fundamento en su obcecada necesidad de saberse existente.
Sin dejar de reconocer que tampoco Hamas es lo mejor que le puede pasar a los palestinos, los israelitas están dando una clara muestra de que son  un Estado que desde su origen siempre ha utilizado el uso de la fuerza para establecer ahí su hegemonía política.
Israel por enésima ocasión se ha comportado como un irrenunciable violador de derechos humanos, y ha vuelto a significarse por su actitud inhumana. En los días que han transcurrido del actual conflicto israelí – palestino, ha cometido todo tipo de actitudes de barbarie que van desde bloquear la ayuda humanitaria hacia la zona, hasta bombardear escuelas de la ONU (so pretexto que desde ahí se disparaban cohetes hacia su territorio), pasando por agredir a convoyes de ayuda humanitaria de las propias Naciones Unidas.
Este conflicto que tiene innumerables aristas, ha vuelto a poner sobre la mesa una serie de preguntas que merecen prontas respuestas: ¿Qué hará el Consejo de Seguridad de la ONU?, ¿Cuál es la opinión del presidente electo de los Estados Unidos de América, sobre este conflicto, partiendo de la base de que mucha gente en el mundo ha cifrado grandes esperanzas de un cambio sustancial en la política exterior de la primera potencia del mundo con Barack Obama en la Casa Blanca?,
¿Cuál será el rumbo que tomará este conflicto, si otros estados árabes se involucran para apoyar a Palestina?, y así muchas otras preguntas.
Pero existen una razón que es importante analizar, para comprender por qué Israel se comporta de la manera en que lo hace, y esta tiene que ver con que, en esencia, el Estado israelí es uno que tiene una gran carga ideológica, que se llama: sionismo. Y qué es el sionismo, es un movimiento nacionalista que persigue cuatro objetivos esenciales: 1) transformar la identidad transnacional judía centrada en la Torá en una identidad nacional a semejanza de otras naciones europeas; 2) desarrollar una nueva lengua vernácula, es decir una lengua nacional, fundada en el hebreo bíblico y rabínico; 3) desplazar a los judíos de sus países de origen hacia Palestina y; 4) establecer un control político y económico sobre Palestina.
Sin lugar a dudas que esta motivación es más que sugerente para determinar la actitud que los israelitas han asumido desde su origen, sin dejar de recordar que a través de estos últimos sesenta años, en cada ocasión en que los israelitas han actuado con saña en contra de los palestinos u otros pueblos árabes, siempre han contado con el apoyo de los Estados Unidos, al vetar las resoluciones de la ONU sobre Israel, al ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las propias Naciones Unidas.
El caso más reciente de esta actitud que puede parecer absolutamente cínica, la acaban de dar Condolezza Rice y el senado de los Estados Unidos, que declararon en los pasados días “que Israel tiene el derecho de defenderse de los ataques de Hamas”, lo cual demuestra que para estos sobresalientes políticos norteamericanos, los cohetes que lanzó Hamas a territorio israelí en el último año son motivo más que suficiente para que los sionistas realicen una masacre en la Franja de Gaza.
“Los fundadores del sionismo (todos judíos que rechazaron su fe ancestral) proclamaban que éste iba resolver el problema del exilio y del sufrimiento de los judíos. Les iba a ofrecer amparo a todos judíos del mundo. Más de un siglo después, éste ha demostrado que era incapaz de llevar a cabo la tarea considerablemente menos grandiosa, que consistiría en proteger a los judíos que viven desde ahora en Tierra Santa”.
¿Pero acaso el Estado no ha sobrevivido?
Es hacer alarde de humor negro ver en un gobierno que ha hecho padecer a sus ciudadanos tantas guerras e incesantes sufrimientos, una “supervivencia” deseable. ¿Cuánta sangre deberá ser derramada todavía antes de que los judíos se desembaracen, finalmente, de las cadenas de la dominación sionista en todo el mundo y comiencen a cuestionar las pretendidas raíces de esta ideología?
Según el rabino Blau, el sionismo habría infligido más daños a los judíos que a los árabes. Si los árabes perdieron sus territorios y sus casas, los judíos perdieron su identidad histórica al aceptar el sionismo. Si los árabes perdieron el hogar donde vivían su fe, los judíos perdieron la fe que era su hogar.
La comunidad internacional reclama el cese de esta ofensiva israelí, y se pregunta cuál es la diferencia entre Slobodan Milosevic y Ehud Olmert.