El año inicia y las cosas no parecen cambiar mucho, el tema de las vacunas está ya altamente politizado y los ciudadanos sentimos que esto va muy lento, que los intereses políticos a nivel federal están muy por encima de lo que a la población necesita, o le conviene o muy lejos de lo que todos esperamos. Como sea, lo verdaderamente lamentable es que la actividad sigue detenida, total o parcialmente y en lo que a términos de cultura se refiere, aunque hay actividad, esto definitivamente no se puede ni se debe detener, no podemos regresar todavía a las galerías, los museos, los teatros, las salas de concierto. En el caso de nuestra máxima entidad musical, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, acaba de iniciar su primera temporada del año con un concierto celebrado a puerta cerrada en la Sala de Conciertos y un programa diseñado para pequeños ensambles instrumentales teniendo todavía la fecha y horarios pendientes de transmisión la cual será por las redes sociales del Instituto Cultural de Aguascalientes y de la propia OSA y por el Canal 26 de Radio y Televisión de Aguascalientes.
El programa de este primer concierto del año, además de buscar la presencia de pocos músicos en el escenario con el fin de cuidar la sana distancia, también es breve con el fin de, por un lado, no cansar al auditorio que ve el concierto frente al monitor de una computadora o frente a una pantalla de televisión, evidentemente no hay nada como disfrutar de la música de manera presencial en la sala de conciertos, pero ante esta imposibilidad, tenemos el magnífico recurso de la tecnología, y por otro lado no exponer a los maestros de la OSA mucho tiempo en el escenario.
El programa quedó integrado de la siguiente manera: la Zapfenstreich March de Ludwig van Beethoven, la Sinfonía para cuerdas No.1 en si menor de Felix Mendelssohn, la deliciosa Sarabande, Op.93, No.1 solo para cuerdas de Camille Saint – Saens, y finalmente la Serenata No.2. Op.16 en la mayor de Johannes Brahms, un repertorio que permite justamente la sana distancia en el escenario y no pone a los maestros de la OSA en riesgo, es importante hacer la aclaración que tanto en los ensayos como en la grabación del concierto para ser transmitido, se cuidan puntualmente todos los protocolos de sanidad establecidos por la OMS. Finalmente entendemos y nos queda perfectamente claro que la cultura y las artes en todas sus diferentes presentaciones y manifestaciones es un elemento indispensable en nuestra existencia, ya sea en la forma de vida que conocimos antes, cuando éramos libres, o ahora que la pandemia nos ha reducido al obligatorio confinamiento y que algunos insisten en llamar nueva normalidad, esto de ninguna manera puede ser algo normal, de hecho, si es nuevo no es entonces normal, es una situación que padecemos todos y que es eventual, no normal, esto nunca podremos aceptarlo como normalidad, no hay que comprar esa idea que es chocante y repugnante en sí misma. La mal llamada nueva normalidad nunca podrá ser una propuesta de vida, es solo un momento que sufrimos todos a consecuencia de la pandemia, pero nada dura para siempre y volveremos a ser libres, no tengo duda y volveremos a saborear nuestra deliciosa normalidad. Pero el punto es que el arte y la cultura han sido nuestras fieles compañías en estos momentos tan difíciles que vivimos todos, y entendemos sin temor a equivocarnos que, finalmente, viendo el escenario en el peor de los escenarios, esto es, el arte y la cultura, lo que nos mantendrá vivos y nos conservará con la dignidad humana intacta y así, mientras todo es un verdadero desorden, el arte nos proporciona un refugio seguro, nunca debemos olvidar que tenemos el arte para liberarnos del caos.
En fin, después de la grabación del primer concierto del año 2021 de la OSA, tuve la oportunidad de charlar brevemente con el maestro Marcelletti, siempre amable y atento con los medios me regaló unos minutos de amena conversación, me hablaba, entre otras cosas, de los beneficios de tocar con ensambles reducidos de músicos en el escenario lo que le permite, al mismo tiempo de abordar un repertorio que es totalmente improbable en los conciertos normales con la orquesta completa, conocer más a fondo cada una de las secciones de la Sinfónica, conocer fortalezas y debilidades. Eso es, desde mi punto de vista, tener la capacidad de transformar la adversidad en oportunidad, de esta manera el maestro conoce más íntimamente la orquesta de la que actualmente es titular y eso, según nos dice, no lo había hecho con ninguna de las orquestas que había dirigido anteriormente, incluyendo la más reciente, la Sinfónica de Xalapa.
La próxima semana, en el segundo concierto de esta temporada que abre las actividades de nuestra Sinfónica en el año 2021, se tiene programado el siguiente repertorio: La Suite francesa de Francis Poulenc; La Pavana para una infanta difunta de Maurice Ravel, el Preludio a la Siesta de un Fauno de Debussy / Schönberg; y las Danzas Antiguas y Aria de la Suite No.3 de Ottorino Respighi, otra vez una programación que difícilmente encontraríamos en los conciertos normales de una orquesta de gran formato, pero que la contingencia actual obligas a programar con el fin de tener pocos músicos en el escenario y al mismo tiempo frecuentamos esta deliciosa música tan poco probable en circunstancias normales, y esto insisto, no es nueva normalidad, es una situación de emergencia que nos obliga a tomar medidas extremas, las orquestas volverán a programar a Mahler y Bruckner en sus temporadas de conciertos, no tengas la menor duda.
