Saliendo un poco de Real de Asientos, a pie de carretera se encuentra el Exconvento del Tepozán. Hasta hace casi dos años no tenía acompañante alguno en esa zona, sólo sus habitaciones silenciosas que alguna vez albergaron los rezos de los franciscanos y hoy en día, un museo. Ahora en la parte trasera se encuentra la mina Santa Francisca que a decir del guía del museo hacen detonaciones todo el tiempo que no le afectan al templo porque por antiguo es muy resistente.
Luego de que cesó la actividad minera en Asientos, se han reactivado algunos espacios como en su caso es la Santa Francisca que está justo a las espaldas del espacio ocupado por el ex convento, según comentó David Esparza Casillas, director de turismo del municipio, la mina está en plena actividad desde casi dos años que inició sus operaciones.
Desde la perspectiva del funcionario municipal la existencia de la mina y sus explosiones no afectan en nada al exconvento porque aunque efectivamente se alcanza a ver la maquinaria externa, la explotación por ser subterránea y una profundidad considerable no alcanza a cimbrar el ex monasterio, aunque la versión del guía difiere un poco con esta, pues él vive justo a un lado del museo y sí le ha tocado sentir como “se mueve el piso” cuando en la mina hacen las detonaciones.
Le fue imposible comentarnos la cantidad de detonaciones hechas por día, pero sí aseguró el trabajo de dinamitar es diario, no lo hacen solamente en zonas profundas y sobre todo sí se siente a través de vibraciones del suelo cada una de ellas, aunque él por su parte cree que la antigüedad y buena construcción del templo y el exconvento no permitirá daños en estos edificios.
Esparza Casillas comentó que por ahora el edificio del exconvento del Tepozán no está clasificado como patrimonio de la humanidad pero no se descarta la posibilidad de gestionar ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia la posibilidad de darle esa categoría, pues en este lugar se encuentra una parte importante de la historia del municipio, narrada en gran medida a través de la estancia de los franciscanos.
En cuanto al presupuesto destinado para el mantenimiento de estos lugares convertidos en atractivos turísticos, dijo el titular de la dependencia no es nada costoso, en comparación con la inversión inicial para las restauraciones y acondicionamiento, para convertirlos en centros abiertos al público. En realidad el costo de mantenimiento se paga con los recursos obtenidos de las aportaciones de los visitantes.
