El trabajo de los integrantes de la LX legislatura ha sido para ganar la confianza y el “aprecio social” de la ciudadanía, evaluó el presidente de la mesa directiva del congreso estatal, Jorge Ortíz Gallegos, al ser cuestionado sobre el balance que pudiera hacer al término de los trabajos del segundo periodo ordinario.
El diputado externó que “la confianza no se otorga, se gana” y en ese sentido consideró que “las acciones y realidades” del poder legislativo, hasta el momento, han sido merecedoras de ese privilegio, así como el reconocimiento de la sociedad.
Afirmó que tras casi dos años en funciones, este congreso ha demostrado una gran capacidad para el diálogo y para llegar a acuerdos, pese a que en él están representados cinco partidos políticos, priorizando el compromiso con los aguascalentenses por encima de “la diatriba y la descalificación”.
Aseguró que cada uno de los integrantes ha puesto su voluntad de avanzar en el trabajo y, aunque no siempre se ha logrado el consenso, sí se ha realizado un buen trabajo. Ya anteriormente había expresado que la LX había sido hasta ahora una legislatura productiva, con 44 decretos promulgados.
Por otro lado, el también presidente de la comisión de reglamentos y prácticas parlamentarias aludió a la revisión de las cuentas públicas y al tan señalado rezago que en esa cuestión ostentan actualmente los legisladores e indicó que este tema deberá constituir un punto primordial no sólo en la agenda legislativa del siguiente periodo, sino también en la agenda social.
Ortíz Gallegos justificó que el atraso, “entre otras cosas”, se debe a que la revisión se dio a la par de la sustitución de la contaduría mayor de hacienda por el órgano superior de fiscalización; sin embargo, mostró seguridad de que los resultados de 2007 se verán en el próximo periodo extraordinario, mientras que los de 2008 se tendrán el siguiente ordinario.
A su juicio, en la primera mitad de las funciones del congreso local actual, uno de los decretos más importantes fue la Ley de Planeación y Desarrollo para el Estado de Aguascalientes, la cual consideró como “una ley innovadora y que responde no sólo a los requerimientos locales, sino nacionales”.
Manifestó que el desarrollo general de Aguascalientes, pero sobre todo el urbano, requería tener conducción y dirección, ya que hasta hace aproximadamente dos meses, sólo se contaba con un código urbano al que calificó como “una especie de traje de arlequín”, pues englobaba aspectos que iban desde la vivienda hasta el transporte urbano.
En ese sentido, esta ley es un logro que tiene “la conducción plena y absoluta a este ramo social, que se estaba requiriendo desde hace mucho tiempo”.




