Debe ser una prioridad para las mujeres embarazadas la buena alimentación, pues todo lo que coman se verá reflejado en beneficios o problemas para el producto que se está formando en el vientre materno, advirtió Consuelo González Méndez, presidenta del colegio de ginecobstetricia del estado de Aguascalientes.
Indicó que la mujer embarazada con peso regular sólo debe aumentar de 9 a 12 kilos, y en una persona con obesidad, lo ideal es que no rebase los 7 kilos, pues al final del embarazo además de acumular un promedio de 20 kilos de exceso de peso, se pueden presentar complicaciones graves como la diabetes gestacional e hipertensión.
Consuelo González explicó que la diabetes gestacional, se caracteriza por el aumento de insulina y su insuficiente adaptación, produciendo una acumulación de que los azucares y el producto crezca en demasía, -macrosómico-, originando problemas en el parto.
Otra problemática relacionada con la mala alimentación es la toxemia, que se caracteriza por la hipertensión y retención de líquidos. Además dijo se pueden desarrollar otros problemas como desnutrición del producto, por la calcificación de la placenta – no pasa el alimento al bebé-, por lo que el producto pierde peso, afectando el desarrollo.
La presidenta del colegio de ginecobstetras, explicó que durante el embarazado, el binomio madre-hijo, tienen necesidades calóricas especiales, “el consumo normal de calorías de una mujer, es de aproximadamente de mil 500 calorías, durante la gestación se debe elevar a mil 800 máximo 2 mil”. Señaló que si la madre carece de las calorías suficientes para nutrirla a ella y al bebé el organismo toma la energía de las grasas, afectando al producto.
Indicó que la madre debe buscar una alimentación sana y balanceada con todos los grupos alimenticios y evitando los productos light, pues dijo, para que un producto sea considerado de dieta se tienen que reducir en un 30 por ciento las grasa y azúcares en los productos, incorporando a esto ingredientes artificiales como saborizantes y edulcorantes químicos, para obtener sabores agradables; ingredientes que a la larga pueden ser dañinos.
En su experiencia profesional la especialista no recomienda el consumo de estos productos en mujeres embarazadas, “es mejor preferir productos que vengan de la tierra, a productos de latas o cajas”, buscando que el aporte calórico sea completo y natural.
Recomendó a las parejas que tienen la intención de buscar un embarazo, visiten a su médico para valorar cualquier riesgo o situación que pueda provocar un problema posterior durante el desarrollo del producto. Asimismo sugirió la ingesta de acido fólico un mes antes del embarazo y durante los primeros tres meses para reducir riesgos de defectos del tubo neural.
Destacó finalmente que actualmente el servicio de control prenatal es muy accesible en los centros de salud, por lo que no hay pretexto por el que las madres no se revisen mensualmente y lleven un control de su embarazo, detectando oportunamente cualquier problemática que se pudiera presentar.




