- Propone a aguascalentenses seguir puntualmente labor de diputados
- Avanzamos en 200 años, pero no lo suficiente; critica la economía del país
Dentro del sexto foro para las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), la especialista en temas políticos y económicos, Denise Dresser, convocó a los asistentes a “hablar mal de México”, refiriéndose a que los aguascalentenses y en general, los mexicanos, comiencen a ser más críticos con las decisiones del gobierno, lanzando como primera propuesta el vigilar todas las acciones legislativas de los diputados locales.
Retomando el discurso oficialista de la conmemoración del bicentenario de México, Denise Dresser, reconoció que el país a lo largo de esta historia ha avanzado, “pero no lo suficiente”, pues para la analista todavía falta afinar diversos puntos, entre los principales la economía y la política; en el primero de ellos, hizo una cita para tomar su ejemplo en términos analógicos, concibiendo a la economía como la marea.
Sobre este tema, consideró que la crisis del año pasado desnudó a México, “un país donde 50.1 millones de personas están bajo la línea de pobreza, donde 19.5 millones no tienen dinero al día para comer, un país que está descendiendo en los indicadores internacionales de competitividad, cada vez más rezagado, nadando sin traje en un mar turbulento, el mar turbulento de la economía global”.
Vio esta situación nacional como una de las consecuencias que tiene el depender de las reservas petroleras, “México en su bicentenario ha sido incapaz de construir motores internos que resalten el dinamismo, alienten la inversión, mejoren el empleo o alcen la marea suficiente”.
Consideró que la falta de cambios no se trata, “como siempre nos han dicho”, de falta de acuerdos nacionales o locales, puesto que desde su perspectiva existe un acuerdo tácito entre las élites de este país, con la finalidad de perpetuar el estatus quo social, en el que siempre haya los mismos beneficiados, que son los oligarcas, dijo.
“Nuestros rezagos se deben a esos monopolios hambrientos que son los monopolios públicos y privados, los sindicatos, ese esquema posrevolucionario que venimos arrastrando, un sistema de cotos reservados, monopolio avalados y sindicatos apapachados, mercados distorsionados, una vez a través del cual se subsidia recientemente a los pobres pero no genera condiciones para que dejen de serlo”.
Después de 200 años de independencia, “México no puede seguir perdiendo el tiempo”, encontrarse frente a la marea totalmente desnudo sin el replanteamiento de su economía y la política a través de la construcción de ciudadanía, pues tan solo en este año hay cinco millones de pobres mas, lamentó.
Observó una correlación entre la economía y la política, cuando se habla de reformas pero que finalmente son detenidas por esos intereses que buscan perpetuarse en el beneficio propio, manifestando que es precisamente el llamado “rentismo” lo que ha permitido que en este país solamente unos cuantos tengan acumulación de capital. Mientras esto sucede, los partidos políticos se dejan comprar a través de sus diputados o simplemente prefieren no arriesgarse a tomar una decisión que contravenga el poder económico de empresarios por el temor a que en las próximas elecciones ven mermado su capital político.
Con un foro lleno, la especialista abordó el tema de los oligopolios con otra analogía, viendo a los ciudadanos como naranjas, “todos los días, una empresa pública o privada me exprime, me hace un cobro excesivo, me pone otra tarifa exorbitante, me cobra una comisión injustificada o me obliga a aceptar un servicio malo y caro, ya sea Telmex, Scotiabank con City Group, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) o algún afore, o alguna aseguradora o algún notario, ya sea alguien de apellido Slim o cualquier otro monopolista, oligopolista de los que pululan por la economía nacional, cual cítrico me exprimen y nos exprimen”.
Frente a empresarios locales, en su gran mayoría pertenecientes al ramo de la industria, puntualizando que vivimos en un lugar en el que “tres bancos dominan los servicios financieros, dos empresas controlan los canales de televisión abierta; dos grupos empresariales controlan la distribución de gas LP; dos empresas controlan el mercado del cemento; una empresa controla dos tercios de la producción de harina de maíz; tres empresas controlan la producción de pollo y huevo; dos empresas controlan el 80 por ciento del mercado de la leche; tres empresas dominan el mercado de carnes procesadas y dos empresas controlan la distribución de medicamentos”.
Con todos estos argumentos, Denise Dresser, reiteró que hablar mal de México no significa entonces el ensuciar la imagen de los mexicanos, pues vio a la patria del país como una característica pulcra de la idiosincrasia mexicana, sino que enfatizó en que este es un buen momento para que la gente esté organizada y comprometida con las causas sociales, convirtiéndose en un círculo virtuoso de participación ciudadana que fomente la consolidación de ciudadanía, siendo que “ser ciudadano es una labor de tiempo completo”.




