- Las instituciones públicas siguen siendo machistas: Martínez Roaro
- María es testigo de la historia, pero los logros históricos no se reflejan en ella
María tiene 112 años. No recuerda la fecha en la que nació, pero asegura orgullosa que cuando empezó la Revolución ella contaba doce años. Ajustando las cuentas, María nació en 1898. Ha visto discurrir frente a sus ojos tiempos cambiantes. Ha sido testigo de la historia reciente de México, pero un testigo silencioso, de esos a los que nadie presta atención. Hoy, María pasa sus días en el centro de la ciudad, acarreando algunos trastes y esperando a que algún transeúnte le regale una moneda. Probablemente no sea consciente de que hoy es el Día Internacional de la Mujer y que se reivindica la evolución que, paralela a su vida, han logrado las mujeres del mundo.
La primera Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana fue escrita en 1791 parafraseando el texto fundamental de la Revolución Francesa, la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Se trató de unos de los primeros textos reivindicativos de la equidad de género y sentó las bases para que, años después, mujeres obreras por todo el mundo comenzaran a sublevarse en contra de las injusticias a las que se veían sometidas. Sin embargo, es desde 1911 cuando se viene celebrando el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (o de la Mujer, a secas, si así lo prefieren). La fecha no siempre fue ocho de marzo. El día conmemorativo y el año en que se comenzó a celebrar varía de un país a otro en función de los regímenes represores del momento, del desarrollo de las consciencias sociales y de la velocidad con la que se expandía el movimiento feminista.
En 1931, México vio aparecer convocatorias bajo el reclamo: “8 de Marzo. Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Las mujeres en el frente de lucha del proletariado”. Desde la fecha hasta ahora se han logrado pasos de gigante. La incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo es un hecho, como lo es también la emancipación del paternalismo familiar ejercido por el hombre. Sin embargo, como asegura Marcela Martínez, abogada experta en derechos de las mujeres y coordinadora del Instituto Superior de Educación Sexual, los avances “han sido lentos y muy por debajo de lo que es el discurso oficial”. Los avances se han logrado “por concesiones graciosas” de los varones, sino fruto de “una lucha de las mujeres”.
Si volvemos la vista atrás sobre la historia de María, descubrimos que tuvo “ocho hijos de los cuales no quedan sino dos”, cuenta ella. Durante la vida de esta señora bajita, encorvada y sin embargo muy ágil, se han escalado posiciones en tanto a derechos de la mujer: emancipación del ámbito familiar, independencia del hombre, llegada y consolidación en el mercado laboral. De todas maneras, en 1971, la escritora Rosario Castellanos aún aseguraba que “…la mujer mexicana no se considera a sí misma, ni es considerada por los demás, como una mujer que ha alcanzado su realización si no ha sido fecundada en hijos, si no la ilumina el halo de la maternidad”. Si esta declaración era válida en los años setenta, hoy en día, el concepto sigue siendo aplicable. La mujer sigue relegada a las labores de casa y al cuidado de los niños en gran medida. Aquellas que están incorporadas a la fuerza de trabajo, habitualmente ocupan puestos de la economía informal, cobran menores salarios y obtienen menores prestaciones por su trabajo.
“Hay grupos en los que la mujer es mucho más vulnerable”, y es un trabajo arduo “la conquista de sus derechos”, asegura Marcela Martínez. “Todavía estamos en un mundo en el que los hombres no entienden los derechos de las mujeres”. Así, Martínez sentencia: “las instituciones siguen siendo machistas”.
En Aguascalientes, expresa Marcela Martínez, a día de hoy aún “no existe un movimiento feminista”. Así, los logros aquí han sido más por expansión que por un claro activismo de las mujeres en la lucha por sus derechos. “Aguascalientes es un estado profundamente machista”. Y con machista “no significa que sólo los hombres sean machistas: las mujeres también lo son”.
¿Y María? María seguirá en la calle esperando alguna moneda o un café mientras se debate cómo mejorar los derechos de las mujeres.




