- Con la promesa de una visa de trabajo, pagaron por anticipado 12 mil
- Está en trámite el apoyo del gobierno del estado para el traslado de los cuerpos
“¡Qué lejos estoy del cielo donde he nacido!, ¡qué inmensa nostalgia invade mi pensamiento!” la música tradicional de México arrastra las tristes palabras que marcan el camino de los migrantes como a Fernando Serna Esparza, José Luis Serna Ramírez y José Luis Serna González. Los dos primeros fueron asesinados y el tercero está sólo herido como resultado de un ataque que todavía no tiene una explicación completa, murieron en la búsqueda del sueño americano.
Desde hace aproximadamente dos meses estaban planeando irse a Estados Unidos por una oferta que les hicieron para conseguir en Estados Unidos visas de trabajo, ellos se enteraron de la oferta, fueron a preguntar sobre los requisitos necesarios para tener este apoyo y un día recibieron la llamada del “coyote” anunciándoles que estaba la cita lista en el consulado. Le habían dado 12 mil pesos por adelantado para hacer comenzar con el trámite.
“Tenían la cita supuestamente el 28 de junio y les habló antes, les hablo, cuándo fue, como quince días antes de la fecha que ya les había dicho que tenían la cita, les habló como quince días antes para decirles que se fueran que ya tenía todo arreglado”.
Este martes pasado, José Luis Serna González, uno de los jóvenes que sólo quedó herido habló para decir “lo que pasó” aunque de principio la noticia no fue del todo clara, ellos tenían varias versiones aunque al parecer lo que en realidad sucedió fue que un grupo de hombres armados los balacearon en la misma cochera de la casa de huéspedes en Ciudad Juárez donde esperaban para que los pasaran de la frontera.
Algunos de los familiares sí mantuvieron comunicación con los jóvenes en todo momento a través de mensajes de texto de celular, otro de ellos dijo que no estaban esperando llegar a un lugar seguro para entonces comunicarse con su gente acá en Calvillo. “El martes pasado fue cuando ya no mandaba mensajes y luego le hablamos a él y no podíamos comunicarnos con él, el celular los mandaba al buzón o no timbraba y ahí fue cuando el que quedó herido habló para decir lo que pasó y entonces se fueron mi papá y mi hermano”.
Luis Fernando Serna Esparza es el nombre de uno de los jóvenes muertos, tenía 18 años de edad, era la primera vez que iba para Estados Unidos; el otro joven era José Luis Serna Ramírez, de 19 años de edad, él dejó en Calvillo a una mujer con una hija de casi tres años y uno más que está por nacer; José Luis Serna González aún está vivo.
Cuando estaban en Calvillo ellos se dedicaban a las labores del campo, en la siembra del jitomate y las huertas de guayaba que es a lo que se dedica allá la mayoría. Se fueron por el Sueño americano, se creyeron la promesa de la visa de trabajo, querían construir una casita que acá no hubiera sido posible, les pasó lo que a todos, buscaron mejorar sus condiciones de vida, les quedan pocas opciones. Para ellos no es sencillo vivir en la misma casa de sus padres.
Ahora son los hermanos y la familia quienes se unen para buscar a través de todos los medios traer los cuerpos y hacer los respectivos servicios funerarios, ellos ya se habían ido en otro momento para Estados Unidos y saben lo que eso significa, obviamente ellos no encontraron la muerte pero sí las dificultades.
La parte más difícil es el cruce de la frontera, lo mismo el desierto que el río, la condición de la naturaleza no importa, lo complejo está de igual manera. En esos lugares otro riesgo es la gente “malviviente” que de igual manera quiere entrar al país del norte y entonces ellos llevan ya de por sí malas intenciones de dañar a los demás que igual esperan para cruzar.
“Los coyotes dicen no les vayan a soltar, no por 100 pesos mejor se los damos pero se los quita a uno de encima, preferible a que perder la vida, no sabe uno, se enojan y andan todos drogados”.




