Concluyeron ayer las fiestas patronales de Rincón de Romos, y lo hicieron con un evento que se realiza por primera ocasión, una procesión en la que participaron réplicas de los cristos más populares de la región; los más apreciados por la feligresía. Bajo un cielo envidiablemente azul -en la región del ex clarum cœlum frecuentemente es de color “blanco enfermizo”-, desfilaron por las calles céntricas de aquella ciudad el Señor Original y el de Esquipulas, de San José de Gracia, el Señor del Encino y el de la Salud, del merito Aguascalientes, el Señor de Tepezalá, el del Tepozán, de Asientos, el de la Capilla, de Ciénega de Mata, Jalisco, el Señor de Villaseca, y desde luego la imagen anfitriona, el Señor de las Angustias.
Las imágenes hicieron el recorrido montadas en trailas jaladas por tractores o camionetas pickup, signo de la presencia del mundo rural de aquella municipalidad, pero también en camionetas de colección.
En la procesión participaron músicos, danzantes, y desde luego estas imágenes que la piedad popular ha confeccionado para mantener la necesaria comunicación entre el Cielo y la Tierra, entre esta vida y la otra.
Nomás de ver semejante despliegue de piedad; este bosque de cruces sosteniendo al hombre doliente, sangrante, recordé aquella saeta recuperada por Antonio Machado, a la que Joan Manuel Serrat puso música: “¿Quién me presta una escalera? Para subir al madero, a quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno”.
En cambio los rinconenses inundaron de flores la base en que descansó cada una de las imágenes, quizá para que, en su ascenso a las alturas, el aroma floral mitigue en algo el dolor de este inocente.
La fotografía muestra el momento final de la procesión, en que una pequeña multitud se acercó con sus propias imágenes -¿quién no tiene un cristo en casa? a donde estaba el obispo diocesano, para ser bendecidas. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com.




