- No sólo para los migrantes en EEUU sino para los familiares en su ciudad de origen
- Quienes se quedan sin trabajo en el “norte” están completamente desamparados, sin derechos
Más allá de las estadísticas en la baja de las remesas para las familias en México, existe un gran nivel de desamparo el que viven los migrantes que habitan en Estados Unidos, lo mismo que las familias aquí, las mujeres han tenido que salir a vender en los cruceros o en el tianguis o por el contrario los migrantes que allá tienen que dejar los lugares donde vivían para andar en la calle expuestos a todos los riesgos, comentó Xicoténcatl Cardona, de la Asociación de Migrantes Organizados (AMOR) de Aguascalientes.
Aunado a la crisis económica, las familias en Aguascalientes se han visto orilladas a realizar actividades de comercio informal que antes no hacían, con la única finalidad de tener un ingreso para sostenerse a sí mismas y a sus respectivas familias, esto en parte es un reflejo de las familias que antes vivían de las remesas y ahora tienen problemas económicos. El familiar que vivía en Estados Unidos se quedó sin trabajo y por lo tanto ese ingreso cesó.
Para los migrantes en Estados Unidos que se quedaron sin trabajo la situación pudiera decirse también es un tanto dramática porque la mayoría de ellos se ven obligados a dejar los espacios donde antes vivían por no tener el dinero suficiente para cubrir el pago de una renta, en ese caso se van a las calles pues existen refugios proporcionados por el gobierno donde les dan asilo por las noches y alimento. Es una forma de sobrevivir.
Sin embargo, en estos espacios sólo pueden permanecer por la noche, en el día deben salirse, los mexicanos se van a las calles a buscar trabajo se van a los centros de jornaleros, a las esquinas donde hay Home Deppot o en los lugares donde los contratistas van a comprar herramientas y aprovechan para buscar trabajadores que les ayuden. “Un trabajador labora en promedio dos días por semana cuando no hay empleo, en los tiempos buenos eran de cuatro o cinco días por semana, se ha reducido mucho y eso hace que no puedan estar mandando dinero”.
Cuando un migrante queda desamparado por no tener trabajo está expuesto al riesgo de las drogas, a la delincuencia, caer en la cárcel y ser deportado; esa es más o menos la secuencia que ellos siguen, es una situación muy difícil. “La depresión de no tener una casa, de no tener un hogar donde vivir, de no poder mandar dinero para tus hijos y tu familia, llega un momento en que te deprimes tanto que es fácil caer en las drogas y en el alcohol”, señaló Cardona.
Aún cuando un migrante llegué a Estados Unidos con un familiar, la realidad es que para vivir allá se requiere dinero, aunque haya personas que pueden llegar con sus familiares sólo pueden estar por unos días mientras encuentran trabajo, si quienes los reciben son muy buenos los dejan por más tiempo de lo contrario tienen un ingreso difícilmente pueden permanecer en una casa.
Los salvadoreños, los cubanos, los poblanos son gente muy unida, pero en realidad son casos raros, si los migrantes no tienen trabajo generalmente deben irse de la casa donde llegaron a vivir aún cuando sea de un familiar.
Cuando la gente llega a Estados Unidos llevan un sueño, consideran que en uno o dos años van a reunir una fortuna, “eso es una mentira, eso no es cierto, hay algunos casos esporádicos, pero el común denominador es que eso no se da; para poder adaptarte, conseguirte un trabajo, te lleva aproximadamente seis meses encarrilarte en un trabajo, para poder juntar dinero y estar enviando, para poder comprar una camioneta, un carro, se requieren cuatro o cinco años”.
Muchas veces esto no sucede porque los migrantes fácilmente caen en vicios, les gusta el vino, las mujeres, allá se dan muchas facilidades para la diversión, la gente no hace lo que en un principio pensó al irse de aquí, juntar dinero; en vez de eso, se dedican a la diversión, a las drogas y eso hace en varias ocasiones que las personas elijan una vida equivocada y no vuelvan con sus familias.
