Con singular alegría se recuerda el inicio de la televisión en México, el cual posteriormente estuvo acompañado de una de las más grandes empresas dedicadas al ramo del entretenimiento, me refiero a Televisión Vía Satélite S.A., mundialmente conocida por su acrónimo TELEVISA, cuya presidencia inició al mando de Emilio Azcárraga Milmo.
Don Emilio Azcárraga Milmo o “El Tigre” apodo que se ganó por ser tan lanzado en todo aquello que quería y anhelaba, fue un visionario del negocio de la televisión en México, tanto que logró extender su empresa en diversos países de habla hispana, gracias a la amplia gama de programas de revista y entretenimiento que hacían felices a millones de hogares, ejemplo de ello, Chespirito.
La estrategia del “Tigre Azcárraga” fue sencilla, categorizar su barra de programas, por hora, día y sector al que se dirigía, por ejemplo, las telenovelas transmitidas en la década de los 70’s y 80’s, como “Mundo de Juguete”, “El pecado de Oyuki”, “El extraño retorno de Diana Salazar”, entre otras más, provocaron que un centenar de mujeres -señoritas, señoras o amas de casa- derramaran miles de lágrimas ante el descontento e incertidumbre de lo ahí transmitido.
Otro amplísimo sector, fue el de los caballeros, a decir del “Tigre Azcárraga” bastaba un ingrediente para lograr que sus problemas desaparecieran en cuestión de segundos, poner en pantalla a una de las vedette de moda, de la talla de Olga Breeskin o Lyn May, era sinónimo de sueños fugaces, paz mental y tranquilidad a los alrededores de la caja mágica.
Evidentemente, niños y niñas vivieron en la década de los 80’s, una de las mejores épocas televisivas, despertar un domingo a temprana hora para ver “En familia con Chabelo” o esperar la gama de caricaturas que serían transmitidas a lo largo de la semana, como “He-Man y los amos del universo”, “thondercats” “halcones galácticos”, entre otras, era un sentimiento excepcional, que no tenía punto de comparación.
Al pasar de los años, la magia de la televisión mexicana fue mostrando su lado más obscuro, tanto que llegó a ser el aliado directo de la política partidista que ahora se vive en México, sus primeras incursiones son recordadas con la aparición del “Chupacabras” o la contratación realizada por la extinta Fiscalía General de la República, de una bruja conocida como la “Paca” quien aparentemente ayudara -a decir de los noticieros nacionales- a resolver el asesinato de Ruiz Massieu. Así de este tipo de tropelías, existe una lista interminable.
Claro que las televisoras, no sólo dieron vida a teleromances políticos, TELEVISA dio vida a grandes actrices, que para su infortunio se vieron involucradas en relaciones fallidas con políticos, narco-políticos y narcotraficantes de alto pelaje, por ejemplo, a Olga Breeskin se le relacionó con el temido jefe policiaco “El Negro Durazo”; a Edith González con Santiago Creel; a Galilea Montijo con el actual gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco; a Arelth Terán con Édgar Valdez Villareal alias “La Barbie”, y así muchas otras, que hoy gozan de no tan grata reputación.
Hace un par de años, la periodista Anabel Hernandez, especialista en temas de narcotráfico y política, destapó lo que para algunos era un secreto a voces, es decir, el vínculo amoroso entre actrices mexicanas -en gran parte emanadas de TELEVISA- y líderes de los carteles de la droga en México, esto debido a la publicación de su libro titulado Emma y las otras señoras del narco en el que expone con pelos y señales las actrices que se arraigaron en esas relaciones tormentosas, entre ellas, Ninel Conde el famoso “Bombón Asesino”.
El boom de este magistral libro de Anabel Hernández puso a temblar a varios liderazgos de la droga y la política, así como a varias actrices mexicanas, tanto que el “Bombón Asesino” emprendió acciones legales en contra de la citada periodista, ya que no le fue nada agradable saber que era rifada con los narcotraficantes por un costo de 300 mil dólares, cantidades exorbitantes y poco alcanzables por quienes osan acudir a escuchar su melodiosa voz a conciertos gratuitos, si es que los da.
Empero, la otra actriz, que ahora se encuentra ensalzada con Anabel Hernández, es nada más y nada menos que Galilea Montijo, y no por ser excluida del libro Emma y las otras señoras del narco, al contrario, por ser incluida en éste y en su más reciente libro Las señoras del narco, amar en el infierno de quien se dice, mantuvo una relación con el abatido capo Arturo Beltrán Leyva conocido como el “Jefe de Jefes”.
Se sabe que ambos libros, además de pintar para una enriquecedora tarde de lectura, serán el prietito en el arroz de la empresa de Emilio Azcarra Jean, pues como diría el Chavo del 8 “sin querer queriendo” TELEVISA logró cristalizar esa fábrica de sueños en un sector un tanto reducido, donde empresarios, políticos y líderes de la delincuencia organizada, han podido acceder sin obstáculo alguno, a la par que las señoras de las televisoras, logran incrementar su patrimonio, gracias a los espléndidos regalos, a cambio de una amena plática o mejor aún, de una estable relación de pareja.
Como estocada final, esperemos que las televisoras de Polanco y el Ajusco, no nos den más sorpresas de este tipo, solo falta que se diga que los conductores de Nintendomania, eran integrantes de una red de trata de personas o que Javier López “Chabelo” tuvo una relación sentimental Sandra Ávila Beltrán “La Reina del Sur” o peor aún, que Alma Gómez Fuentes mejor conocida como “Cositas” era la novia de Carlos Salinas de Gortari, no es descabellado pensarlo, recordemos que todo puede pasar en una fábrica de sueños.
orasesorentransparencia@gmail.com




