Lo que ahora pasa en estos tiempos pareciera un espejo de un mundo que camina en reversa, las cosas parecen ir hacia atrás, lo aprendido se olvida y la violencia parece reflejo de algo que ya paso en la historia y ahora se repite, esto es lo que se nota en la historia narrada por Marisol Paredes, directora de la puesta en escena y que es parte de los estudiantes de La Concordia que en esta semana estuvieron presentando sus exámenes del octavo semestre de la carrera de actuación.
“Si el teatro no te hace buena actriz o buen actor por lo menos te hace buen ser humano y eso es lo que yo he aprendido”.
Cada quien habla de lo que vive o de cómo percibe el mundo, los problemas actuales de la sociedad son algo que las personas no pueden evadir, están ahí presentes en cada una de las acciones de la vida cotidiana aunque parezcan independientes o ajenos.
En el foro cultural Al trote donde fue la presentación, todos los involucrados con el montaje estaban “embarazados”, tanto hombres como mujeres, esto para la directora es un reflejo de cómo el origen de todos los males de la sociedad es precisamente el principio, el momento en que todo inicia, cuando un óvulo se fecunda dentro del vientre de una mujer y comienza a gestarse una vida, un ser humano con capacidad para pensar actuar y decidir sobre lo que se le presente. Esta fue la idea central o el simbolismo de que todos tuvieran debajo de sus ropas algo que significaba un embarazo.
Uno de los personajes el mimo que representa el tiempo, es la viva imagen de las acciones cotidianas, del como las personas tropiezan con la misma piedra y en más de una ocasión se dan cuenta de haber cometido los mismos errores, han recorrido los mismos caminos y de igual manera se han olvidado de ver a la gente que está a su alrededor. Eso se ve reflejado en la primera parte de la puesta en escena donde la niña, la bailarina y el mimo, cada uno de ellos llevan su propio camino, hay momentos en los que se cruzan y entonces ellos tienen oportunidad de intercambiar ideas y experiencias.
De pronto, algo cambia en el rumbo de la historia y los personajes se vuelven hacia sí mismos, el tiempo regresa y todos los movimientos y en los lugares donde habían estado antes se vuelven hacía sí, contra ellos como en una especie de regresión, pero también como una manera de arruinar toda la historia de antes. El mimo termina sólo, los personajes se vuelven tristes, sus vidas o lo que había de ellas ya no existe, todo se vuelve un caos y a pesar de ello más que triste la puesta pareciera esperanzadora.
Al final la directora proporciona una perspectiva sobre lo que hay que hacer frente a lo que actualmente sucede. Es una reflexión sobre la manera en que con los actos cotidianos se tira por la borda lo que hasta ahora se había construido, pero es un llamado a convertir este en el momento donde cada una de las personas actúe sobre su propia realidad y desde su espacio particular transformar lo que fuera de sí se encuentra. Para esta puesta en escena, hay tres funciones más previstas en este mismo espacio, a las nueve de la noche.
