Se puede y se debe hacer más. Salir a las calles a manifestarnos masivamente contra el genocidio en Gaza y Cisjordania está muy bien, pero no podemos quedarnos solo ahí. Desde luego que habrá que seguir saliendo y manifestándonos al menos hasta que se produzca un alto al fuego, pero toca hacer mucho más junto con otros ante la barbarie en tiempo real que presenciamos durante el pasado mes. Van antes de señalar algunas propuestas, un par o más de muy necesarias aclaraciones visto el despliegue masivo de mentiras e infodemia (AKA: hasbará):
Semita no equivale a judío. Hay semitas que no son judíos, y judíos que no son semitas. Israel se apropia dolosamente y esparciendo propaganda falsa, de un término que no es de su propiedad y que no alude a ninguna etnia, sino a una cultura compuesta por naciones diversas con origen común en oriente medio.
Sionista no equivale a judío. El estado de Israel y su actual deriva asesina y genocida no representa a todos los judíos ni menos a los semitas del mundo (como ha quedado claro durante las masivas manifestaciones y protestas en todo el mundo de las pasadas semanas), y ni siquiera a toda la población de Israel, donde hay minorías pacifistas e incluso pro palestinas desde hace décadas. Por lo tanto, ser antisionista no es ser antisemita de ninguna manera, como pregona la falsa propaganda del estado sionista de Israel. Por otra parte el grupo sionista encabezado por el sociópata y criminal de guerra que es primer ministro de Israel, usurpa falsamente el término “semita” carece de connotación étnica, al igual que “ario”, por ejemplo, porque semitas es una cultura ancestral del medio oriente. No necesariamente todos los judíos emigrados a Israel después de 1948, son de origen semita.
Anti sionista no es antisemita. El sionismo es una corriente radical que propugna la supremacía de los judíos de Israel sobre todos los demás semitas del medio oriente. Es por tanto una corriente de ultraderecha, reaccionaria, racista y supremacista, aliada con todas las derechas y ultraderechas del mundo. Quienes a lo largo y ancho del mundo nos hemos manifestado de diversas maneras en contra del odio, el apartheid, el genocidio y la limpieza étnica practicada por el estado de Israel en contra del pueblo palestino, no somos antisemitas ni antijudíos. Sí que somos antisionistas, y razones sobran.
Si bien es cierto que no creemos en los febriles escenarios de complot jadeo masónico de Salvador Borrego, está claro que las y los mexicanos podemos y debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para parar de inmediato el genocidio en Palestina, porque para miles de niños y niñas es una cuestión literalmente, de vida o muerte. Y quienes tienen la obligación de llevar la iniciativa y el liderazgo son nuestros representantes políticos: el gobierno de la república, empezando por el presidente y la secretaria de Relaciones Exteriores. Pero también los senadores y todos y cada uno de los responsables políticos del país. Hacen falta declaraciones públicas contundentes e inequívocas. La equidistancia prudente no sirve ante la gravedad del momento y sí nos hace cómplices por omisión.
¿Qué deberíamos estar haciendo ya ante la magnitud del genocidio en Gaza?
Alto al fuego. Exigir a través del estado mexicano un alto al fuego inmediato (no pausas ni corredores humanitarios, como se dice pusilánimemente desde Europa, donde destaca la sinvergüenza de la señora Von Layen, presidenta de la Comisión Europea) en toda Palestina.
Cumplimiento del derecho internacional. Por ejemplo: exigir rotundamente al estado de Israel el cumplimiento de las más de cien resoluciones de Naciones Unidas que ha venido ignorando e incumpliendo deliberadamente desde 1948 con la complacencia absoluta de la “comunidad internacional”.
Israel es un estado ocupante. Israel fue creado por la ONU. Misma a la que ahora desconoce cuando lo llama repetidamente a la contención. Debe producirse un reconocimiento internacional del estatus israelí como un estado colonial (settlers colonialism en la ciencia política) y por lo tanto ocupante de Palestina. En consecuencia debe exigírsele el cumplimiento de sus obligaciones de protección a la población palestina, porque según el Derecho Internacional, Los estados ocupantes no tienen derecho y mucho menos obligación a la legítima defensa. Así, el estado asesino sionista no puede alegar legítima defensa para a masacrara a niños mujeres y ancianos en Gaza y Cisjordania. El estado mexicano debe exigir en todos los foros internacionales en los cuales participe que Israel asuma sus obligaciones internacionales como estado ocupante (de facto, no de jure) y actúe en consecuencia.
Suspensión de toda cooperación y acuerdos y embargo y boicot político, cultural y comercial. México puede y debe promover el boicot comercial y el ingreso al país de todos los productos de procedencia Israelí. Empezando por su tratado de libre comercio con ese país, los ciudadanos debemos de dejar de consumir y comprar masivamente todos los productos de procedencia israelí.
Romper relaciones diplomáticas. México puede y debería expulsar a la impertinente embajadora israelí que regaña al presidente cuando no declara lo que ella quiere, y romper relaciones diplomáticas con el estado asesino y sionista de Israel. Ya lo hizo Bolivia, poniendo ejemplo, y es previsible que lo hagan Chile y Colombia, entre otros muchos estados del medio oriente. Porque es claro que no se puede permanecer impasibles ante la magnitud y el salvajismo de la masacre en Gaza y Cisjordania (enclave donde no hay Hamas, pero si terrorismo sionista).
Responsabilidad penal internacional. México debe promover la responsabilidad penal del primer ministro del estado sionista y de todos los responsables políticos y militares del genocidio en Gaza ante la Corte Penal Internacional.
Condena internacional. México debe promover en todos los foros regionales y extra regionales la firme condena al estado sionista y al genocidio que comete desde hace un mes ante los ojos del mundo, y donde ya ha asesinado a 25 periodistas, 63 trabajadores de Naciones Unidas, 134 médicos y enfermeras, y donde se confirman ya más de diez mil muertes (asesinatos, para decirlo claro) de civiles inermes, la mayoría de ellos, mujeres y niños.
Abrirnos al refugio. Como lo hizo den el siglo XX con diversas minorías perseguidas, judíos incluidos; México puede y debe abrir las puertas del país a todos los palestinos de Gaza y Cisjordania que quieran abandonar su país ante la persecución y masacre de la que son víctimas, especialmente a niños desamparados y familias.
En solo un mes el estado sionista y genocida de Israel ha tirado más poder destructivo sobre Gaza, que todas las bombas que Estados Unidos tiró sobre Hiroshima en la segunda guerra mundial. ¿Cuánto es suficiente para un sionismo que pone al mundo entero al borde del precipicio y la conflagración masiva?
COLA. Una vez más en 2023, la Asamblea General de Naciones Unidas acaba de condenar de manera casi unánime el embargo a Cuba (187 votos). ¿Quienes votaron en contra? Israel y Estados Unidos…así que no hace falta ser muy astutos para saber dónde está el origen inequívoco de los graves problemas de un “sistema internacional” vacío, roto y sin reglas.
@efpasillas
