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Perspectiva de AL
En relación a la perspectiva que tiene de la situación actual de América Latina es que hay un bloque de países integrado por Argentina, Uruguay, Venezuela, Cuba, Brasil, Nicaragua, Bolivia, Cuba, Ecuador que formaron ya un cuerpo político social todavía en formación que está pugnando por la integración del continente enfrentada no sólo a Estados Unidos, sino a todos los agentes que este país tiene en todo el continente. Por otro lado están los países donde el representante del imperialismo tienen total influencia, como México, Perú, Honduras, entre otros.
Esa conjunción de gobiernos progresistas demócratas, de izquierda, con muchos matices donde se busca promover otro valor como el nacionalismo que en cada lugar se vive dependiendo de las condiciones en cada país.
Desde la perspectiva del poeta este duelo en América Latina es a morir, porque esta separación de ideologías se da justamente en un momento de crisis del sistema capitalista mundial que no es la que se dio en el 29 porque ahora los capitalistas que provocan la crisis se están enriqueciendo, esta situación es la que lleva a un enfrentamiento cada vez mayor.
El exilio se lleva siempre
Hablando de América Latina no pudo evitar de aquel momento en que ellos vivían en la clandestinidad que luego obligó al autor uruguayo a pedir asilo en México para “salvar el pellejo” como él mismo lo dijo. “El exilio es una situación forzada, no elegida, ni siquiera aceptada, uno se tuvo que ir porque se tuvo que ir, para salvar el pellejo, más bien a uno lo fueron”.
En un principio la sensación es que el país el que expulsa, no el fascismo, eso es un error, después viene la recomposición de la vida nueva con las perturbaciones y angustias por quienes aún se quedaron en el país con la dictadura, escondidos. Al terminar la dictadura volvió a Uruguay, era un país destrozado y para él las cosas no estuvieron bien, regresó a México y a la fecha tiene 29 años viviendo acá.
“Siempre pienso que el exilio no acaba nunca, yo me sorprendo pensando como un exiliado, a veces estoy en la casa y voy a encender la luz y voy a poner el dedo en un switch que está en Uruguay o voy a buscar un libro de la biblioteca que está en Uruguay (…) a varios miles de kilómetros de distancia”.
Esta estancia entre dos tierras influye en la poesía y en la narrativa, se genera un estado de impermanencia, es como un sismo que se hace fuerte y suave. Es tal su arraigo a ambos lugares que a manera de broma dijo que es un escritor que mezcla partes del himno de Uruguay con el de México, “mezclo las letras y le pongo la música de cualquiera de los dos”.
No es que el exilio sea un duelo permanente, pero hay ausencias, muertos, heridas que no se cierran más. El exilio fue para él también la experiencia de encontrarse con la riqueza de México, que son muchas naciones juntas en un mismo país.
Todas estas experiencias alimentan el lenguaje poético del creativo que está siempre en movimiento. “Un poeta tiene muchas voces y si no las tiene que las busque, eso nos da justamente la posibilidad de una expansión de la propia escritura, pero expansión debe estar sustentada en una capacidad de recepción”.
Todo lo que se mira frente “es mucho para un solo corazón”, pero la expansión tiene que ver con la actitud espiritual, la postura ideológica, el hecho de sentirse personas históricas que miran y critican usando como base lo que sucedió antes, lo que pasa ahora, estando dispuestos a una reflexión.
La escritura es un acto que no se da en todo momento, en el pensamiento se generan oraciones, ideas en estado de crudez, en este sentido hay quienes como Ibargoyen son poetas permanentes, pero no escritores permanentes porque incluso lo escrito no es lo que ellos en realidad quisieron decir, nunca. “Cómo se puede transferir o hacer la traducción de una imagen, de un sentimiento, de un estado anímico determinado no se puede traducir, es imposible porque la palabra siempre va a ser representación, siempre uno se acerca o se aleja, pero nada más que eso”.
Saramago, amigo
“El era una figura irrepetible, el caso de Saramago no se parecía a nadie, tal vez se parecía a sí mismo”. Fue un hombre generoso, por su forma de ser comunista- humanista hasta el final, fue solidario no sólo con sus amigos sino con el mundo, se mantuvo en esa postura de amplitud, generosidad y aceptación del otro aunque no estuviera de acuerdo.
Algunos de los temas de sus novelas aspiraban a algo más que una anécdota central desarrollada que adquiere una postura de alta espiritualidad, él era mucho más espiritual que mucha gente que se dice religiosa.
Son formas solidarias con una determinada carga afectiva pero que no deja de ser crítica en la relación con los otros, con la humanidad independientemente de la cantidad de personas que sean. Para Ibargoyen fue un gran aprendizaje la amistad con Saramago. Fue una gran persona, siempre lo recordaré




