Desde el nombre tienen estilo. Y vaya estilo. Son 3 Mother Funkers (3MF), de Guadalajara, que resultan en realidad no ser tres ni tampoco tan funks como en su debut, ya hace más de cuatro años, cuando visitaron El Cuartel del Arte en la Feria de San Marcos durante la promoción de Música Para Caminar Con Estilo, disco que es una deliciosa mezcla de potente bajo, guitarra ornamental, batería marca animal, esporádicos scratcheos y una potente banda de metales. “Música para caminar con estilo es una exploración de ritmos de funk, pero también tiene ritmos electrónicos como el Drum n Bass, el House y el Trip-Hop tocados acústicamente. Siempre he tenido fascinación con los distintos géneros bailables”, explica Alejandro Saat, líder de 3MF.
Si bien el pasado jueves de 2 de diciembre vimos a un trío sobre el escenario, la configuración de la banda es similar a formaciones como la de Nine Inch Nails o LCD Soundsystem, donde un prominente integrante toma el mando de la composición y dirección musical, para luego reunir a los músicos para la grabación e interpretación en vivo. En el caso de 3MF, el rol más importante es propiedad de Alejandro Saat Cobián, quién además de ser compositor, la hace de bajista y últimamente de cantante.
¿En qué otros proyectos está involucrado Alejandro Saat?
AS: Parte de mi desarrollo como artista se basa en poder conocer otros géneros y estilos para incorporarlos en mi proyecto. La mejor manera de hacer eso es trabajando con otros músicos a los cuales admiro. Estoy colaborando como bajista y tecladista en la banda PONYREX (www.myspace.com/ponyrex) y como vocalista invitado en Shock Bukara (www.myspace.com/shockbukaramusic), ademas de un proyecto de jazz con Chemin Santillanes (ex-Plástiko) y como DJ en algunos clubs de Guadalajara.
Saat es una especie de eje para el movimiento funk en Guadalajara, siendo partícipe ya sea musicalmente o en laborales de managment con agrupaciones amigas, como es el caso de Galápago, y The San Juan Proyect. Dichos conjuntos, naturalmente, giran alrededor del funk en una interesante vertiente de la escena musical en Guadalajara, demostrando que el mundo alternativo no necesariamente son guitarras y capas de pedales.
El estado actual de 3 Mother Funkers dista mucho de aquella banda formación rockera apoyada por metales y teclados, vista durante sus primeros años, durante los cuales pasaron de una banda de mero funk, pasando por el jazz y el electro, a una etapa claramente roquera amigable con el baile o como ellos le llaman: Hard Dance.
¿Ahora son rock?
AS: Más que rock o funk, describiría el sonido del grupo como Hard Dance que abarca influencias rock, funk, house y diversos géneros musicales que ponen a mover el cuerpo. Llevamos la mayor parte del 2010 perfeccionando el set en vivo. Después de dos discos instrumentales, decidí explorar más las posibilidades de la composición y la producción e integrar los géneros musicales que me mueven como son el rock, el electro y el house. Todo el tiempo estoy escuchando música nueva y eso me motiva a integrar nuevos sonidos al set en vivo. El show de la UAA era una probadita de lo que será ese nuevo set que esperamos estrenar en febrero 2011 y que por supuesto llevaremos a Aguascalientes.
La presentación de 3MF en la máxima casa de estudios fue en el marco de la inauguración del estadio universitario comenzó con una desangelada presentación de Sayonara, grupo comandado por Israel Noise, que no obstante los intentos de la vocalista por prender a la audiencia e invitar a su participación, el público universitario mostró su tradicional apatía a los actos desconocidos.
Posterior a esto subió al escenario una versión que numéricamente coincidía con el nombre de la banda, teniendo a Alejandro Saat en bajo y sintetizadores, Carlos Funk en guitarra y Alfonso Fuentes en la batería, empezando con una versión electrónica de Mofofunk, corte del primer disco. La falta de metales se notaba, siendo estos sustituidos por secuencias disparadas por Saat desde su computadora y con ocasionales efectos por el sintetizador, teníamos frente a nosotros una versión synth rock de 3MF.
Era de notar el virtuosismo de los tres integrantes, en especial de Saat en el bajo. Aunque el escenario se notaba vacío por contar solamente con tres integrantes, la banda sonaba completa (ayuda, claro, por las secuencias), incluso en los cortes del tercer disco, Move, dónde el grupo definitivamente deja de lado los metales y le baja a lo electro, para sonar como una banda de rock. En algunas de estas canciones se contó con la presencia de Ella Swaden, quién con excelente manejo de su voz dio un interesante toque a la música del grupo, complementando la función de Saat como vocalista en Move.
¿Cómo fue el acercamiento con Ella, la vocalista invitada?
Anteriormente participamos como cantantes del acto en vivo de Shock Bukara, banda tapatía parte del colectivo NopalBeat. Es originaria de Inglaterra y comparte mi gusto por la música dance, le pregunté si estaría interesada en acompañarnos para algunas fechas de 3MF y le gustó la idea. Estoy más que contento con su participación, además de que el próximo años estará en más temas del set.
¿Qué siente, luego de años de contar con casa llena, ahora sólo ser tres en el escenario?
Para mí la cantidad de gente en el escenario nunca ha sido un factor determinante en el carácter del show . La calidad de los músicos siempre será más importante que la cantidad. El próximo año el grupo se presentará en un formato de 6 músicos, que además de dominar sus instrumentos, tendrán que ser personas con las que puedas viajar, convivir y trabajar.
¿El baterista sigue siendo aquel joven de 14 años que vimos contigo en Aguascalientes en 2006?
Te refieres a Rafa Berrueta, él se mudó al DF y trabaja como sesionista para diferentes artistas. El baterista de 3MF ahora es Alfonso Fuentes, quién aparte de ser un excelente músico es también un hábil programador y colabora con otras agrupaciones tapatías como The Oaths y Los Lavalamps. Poncho le brinda una seguridad y toque sofisticado a la sección rítmica de 3MF. Me siento muy afortunado de tenerlo en nuestras filas.
Ya en la recta final del concierto, la seguridad del estadio permitió a los asistentes de una buena vez tener contacto con la banda, expresando Saat que “eso era lo que faltaba”. Gran parte de la audiencia, prominentemente jóvenes universitarios, bajaron al campo del estadio, la mayoría bailando, estando dividido entre quienes ponían total atención a la banda y aquellos que la tenían de música de fondo mientras platicaban con sus acompañantes sin dejar de moverse, siguiendo la directriz que el bajista y compositor tiene para su música “queremos que la gente note que no estás escuchando”, al fin y al cabo, música para caminar con estilo
A pesar de la hora y el frío, al final de la última canción la petición de un encore sucedió más no cumpliéndose, sólo teniendo por parte de la banda, la promesa solamente de regresar pronto. Como antes, aunque la constante es ese bajo, esos ritmos, ese funk que si bien no es lo que más se escucha, sí lo que en especial se siente.
Fotos Hugo Gómez




