La semana pasada, Delia Rodríguez, en su blog “Trending Topics” de El País escribió un entretenido texto intitulado “Por qué la gente se ríe si nombras a Hitler” acerca de, entre otras cosas, un tipo de falacia: reductio ad hitlerium. El tema principal de la autora fue un comentario que encontró en una entrevista realizada al presidente empresarial de una tabaquera, Dominique Brisby, donde se vale de la figura de Hitler para reforzar su argumento.
El nacido en Inglaterra mencionó: “Adolf Hitler, por ejemplo, fue uno de los personajes más radicales contra el tabaco.” El entrevistado manda un mensaje: si usted está en contra del tabaco, recuerde que, oh, Hitler, también lo estuvo. Es decir, cuando una persona, grupo o institución emiten un mensaje en el cual se señalan una o varias prácticas nazis que pueden aplicarse, forzadamente, claro está, a un individuo o a una parte de la sociedad, se crea esta clase de falacia.
Frecuentemente se utiliza este recurso y los ejemplos deben ser muchísimos. A botepronto: 1) Ejemplo local: recuerdo que en abril de 2010 durante la marcha antitaurina encabezada por el grupo “Circo Alegría”, uno de los manifestantes llevaba una cartulina donde se comparaba a Hitler con un torero. Ahí se intentó homologar a un genocida con un matador, lo cual es, francamente, un disparate; 2) Ejemplo internacional: En marzo de 2010, en Polonia, una campaña publicitaria en contra del aborto mostró el rostro de Hitler al lado de un feto destrozado en la mano de un médico. El mensaje que se podía leer en el discurso visual fue el siguiente: “El aborto fue introducido para las mujeres polacas por Hitler el 9 de marzo de 1943.” ¿Cuál fue la llamada de atención? Que si usted se encontraba a favor de la iniciativa, cuidado, Hitler fue un entusiasta de esta propuesta y, por tanto, usted no solamente está a favor de la interrupción del embarazo, sino también del conocido führer. En ambos discursos tenemos endebles argumentos que son más suceptibles de ser pronunciados como parte de un stand up comedy que de un speech.
Hace un par de días nació la revista electrónica philosophytogo (philosophytogo.org), en la cual diversos intelectuales estarán contribuyendo a dialogar sobre temas que se seleccionarán previamente mediante una convocatoria.
La idea es bastante interesante sólo que cuando empecé a leerla me topé con una entrevista realizada al escritor español Feliz de Azúa y mi opinión se vio modificada. Primero porque hay varias preguntas que parecen haber sido formuladas por aficionados. Dos ejemplos: “¿Cuál es el sentido de la vida?” y “¿Qué es la vida?” Eso es para reírse un buen rato; pero al parecer Azúa se lo tomó muy en serio y contestó largamente.
El problema comenzó cuando se le comentó: “Algunos autores, como Marvis Harris, sostienen que en las sociedades prehistóricas se trabajaba mucho menos”. El también premio Anagrama de Novela en cierto momento examinó con rigor y conciencia histórica la conquista de América y dijo: “La conquista anglosajona consistió en matarlos a todos y la nuestra consistía en follarse a todas las indias. Me parece preferible. Desde un punto de vista filosófico.” Y, claro, uno tiene, así, un mejor panorama de lo que ocurrió cuando Cortés llegó a México: violar es preferible a matar, por tanto el daño español no se compara al inglés. Vaya respuesta.
Por si esto fuera poco -o mucho, según- en la misma contestación mencionó que: “En México, Cortés sí se encontró con pueblos arruinados y en una situación precaria. Y gracias a eso conquistó México, porque todos esos pueblos se unieron a ellos en contra de los Aztecas, que eran unas malas bestias nazis.” Y aquí el empate con la primera parte de este texto.
Nuevamente se reproduce esta clase de argumento. ¿Qué está diciendo el narrador? Tres cosas: De entrada, que los aztecas fueron un pueblo bárbaro, incivilizado e inculto. Esto a lo que respecta “bestias”; en cuanto a “malas”, se puede inferir que resalta el fracaso de evitar la conquista o la supuesta maldad del pueblo prehispánico; finalmente, la parte más ridícula de su falacia: ¿nazis? Entiendo que Azúa quiso explicar que los aztecas, vistos con gafas geopolíticamente eurocentradas, fueron unos asesinos; sin embargo, es imposible que justifique una conquista a partir su la mala interpretación histórica. Muchas civilizaciones se han acomodado en un cierto lugar por medio de guerras; empero, ¿por ello podemos hablar que, de algún modo, había en éstas células nazis? Por supuesto que no. Azúa legitima la invasión debido a que, según él, los conquistados por Cortés tenían denominadores comunes con los ideólogos y simpatizantes del nacionalsocialismo. Nada más alejado de la realidad. Al parecer la revista no ha iniciado acertadamente. Y de su nombre sólo me quedo con “to go”. Al menos en esa entrevista no vi el lado filosófico.
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