Hoy el noble y el villano
El prohombre y el gusano
Bailan y se dan la mano
Sin importarles la facha
Joan Manuel Serrat
Asistir a una feria es asomarse a un mundo que en un breve tiempo y espacio concurrentes abarca economía, historia, cultura, tradiciones y arte a la que podría incorporarse una mirada desde la ecología y la dimensión ambiental sin rayar en una apreciación fatalista.
Es una de las materializaciones del patrimonio que empezó hace mucho tiempo, poco más de un siglo y medio, la cual ha tenido protagonistas ilustres y los más, la gente del pueblo que le da carácter identitario y le forja identidad.
En la Feria Nacional de San Marcos, FNSM, no solo desde el punto de vista del arte y la cultura, están presentes los símbolos del mestizaje cultural, toda vez que provienen como expositores y visitantes, personas de distintos estratos sociales, regiones del país y algunas de más allá, de otros lugares del orbe en nimia cantidad.
Traen con ellas riqueza material, cultural y de significados que otorga la vida y que nacen de sus territorios, de los paisajes, la montaña, la selva, los mares, el desierto, los ríos, del viento, de la lluvia y del estiaje; y de las ciudades.
Por otro lado, existe un continente de personas, el mayor de ellos, que posee escasos o nulos vínculos con la naturaleza y que proviene de las urbes.
En cuanto a visitantes, en la feria vemos el turismo de proximidad proveniente de los estados circunvecinos y de la región y en menor proporción de otras entidades federativas del país, por lo que es posible aventurar que la mayoría de los feriantes corresponde a la población perteneciente al estado de 1, 425 607 habitantes, siendo en la capital 948,990, (INEGI, 2020), que corresponden a las personas que se mencionan en el párrafo de arriba y que le visitan mediante la figura de carrusel.
La marea mayor de visitantes se estima en 10 millones de personas acompañada de una derrama económica calculada en 10 mil millones de pesos (LJA.MX, 2023). y corresponde a un amplio grupo etario que asiste a este encuentro de arte, convivencia y exposición de mercaderías de toda índole incluyendo las industriales nacionales e internacionales.
La FNSM, es un evento que deja una huella ecológica importante, utiliza una extraordinaria cantidad de recursos energéticos y produce un deterioro ambiental que implica la emisión de una gran cantidad de contaminantes prácticamente en todas sus formas, las cuales actúan sobre nuestro medio de manera negativa con potenciales efectos a la salud de las personas y los ecosistemas, y por añadidura, repercuten en el entorno económico, social y cultural.
Conviene poner los puntos sobre las íes en el tema del agua y la sobreexplotación cuyo uso es ingente durante ese periodo ya sea en el entorno propio de realización, así como fuera de él, repercute e imprime su impronta, su huella en la infraestructura de la ciudad además de que deteriora su paisaje siendo la más urgente y delicada de tratar ya que se niega su acceso a la población por días y más días, que suman semanas, de cuyo servicio se cobra sin haberlo tenido.
Por décadas este recurso, ha escaseado en grado superlativo (no así en colonias o fraccionamientos pudientes de la ciudad), afecta entre otros rumbos a la población del oriente de la ciudad capital donde se concentra alrededor de 50% del total de habitantes de la urbe y que reportan un grado de vulnerabilidad que se traduce en situación de pobreza, la cual padecen históricamente nuestros coterráneos y la aplastante ilegibilidad de una ciudad negada, exigua o carente de servicios básicos y por tanto de justicia social.
Hay que tener presente que acompaña a la población, la actual contingencia hídrica, la cual se ha visto agravada por el cambio climático y las exiguas respuestas de los responsables de las políticas públicas en la materia, además de haber concesionado por 30 años el servicio al sector privado transnacional de este recurso el cual es un derecho humano universal, más no una mercancía y que alcanza su inscripción en el punto 6 en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, de Naciones Unidas, suscrita por México y por casi 200 países del orbe y cuyos acuerdos son vinculantes.
Por otro lado, será o no la FNSM un acto comercial y culturalmente cuestionable en cuanto a la calidad de lo que ahí se expone, pero también desde la perspectiva de la sustentabilidad, por lo que es fundamental conozcamos si existe un estudio de impacto sobre el particular y por consiguiente saber de su compatibilidad ambiental, y que mediante estudios se determine la viabilidad para llevarse a cabo, o no, o bien en qué circunstancias sí.
La Feria podría estar contribuyendo como evento al cambio climático, esto sería posible siguiendo el rastro que genera la huella de carbono para saber cuántas toneladas de CO2 son emitidas a la atmósfera durante las tres semanas de eventos que tienen lugar, así como las previas a la producción y preparativos.
La periodista española Alba Herga, señala que: “…parte de la huella de carbono asociada a la organización y celebración de eventos tiene que ver con el consumo energético y la movilidad, es decir, el medio de transporte con el que se mueven los que participan en el evento y los que asisten al mismo. De hecho, se estima que el 80% de las emisiones derivadas de un evento se deben al transporte de los asistentes, materiales e infraestructuras”.
Sin embargo, también existe otra fuente de emisiones que contribuye a este cómputo y que a veces pasa desapercibida: los residuos plásticos.
Existen referencias en la Internet de economía circular sobre los eventos libres de plásticos donde se plantea la eliminación por completo del empleo de envases de este material de un solo uso por otros reutilizables o producidos con materiales biodegradables, medidas acompañadas de campañas de concientización y puntos de reciclaje para aquellos residuos y de basura en extenso, por lo que se obtiene una significativa reducción de la huella de carbono.
En eventos como nuestra feria, estaría presente la preocupación por generar conciencia climática entre los expositores y visitantes para reducir ese impacto, a la par que implementar políticas orientadas a la reducción y gestión de residuos.
La reducción de los consumos de energía como la electricidad son por ende fundamentales, si en los escenarios y la iluminación de las vías, pasillos, corredores y los stands expositivos, se utilizasen energías limpias como la fotovoltaica, al tiempo, por ejemplo, que se utiliza tecnologías LED.
Valorar el aforo al área ferial, es decir su masificación, esto podría aventuradamente sugerir la reducción de la contaminación en el sitio mismo y en sus inmediaciones que afecta varias colonias colindantes, queda a consideración de los organizadores, toda vez que por ella corren ríos de personas, por miles, que chocan entre sí ávidas de disfrutar de la puesta en escena del teatro de la vida en el que se congregan, donde cada cual actúa su papel sin importar el coste material o espiritual que representa refrescarse el alma ya sea simplemente caminando o al asistir a algunos de los eventos que oferta la cartelera ferial.
En cuanto al desplazamiento de los feriantes, ya se han diseñado estrategias en ediciones anteriores, que consisten en el diseño de diferentes rutas de camiones que recorren exprofesamente la ciudad en horarios que facilitan la movilidad de cientos de personas, con lo que se reduce la emisión de gases contaminantes derivadas del transporte y se desahoga el congestionamiento vehicular.
A la medida anterior, correría en paralelo el promover y estimular de manera personal o familiar, un mayor uso de la bicicleta para llegar al área ferial, en la que los ciclistas encontrarían zonas de aparcamiento seguras que cuenten con vigilancia, gratuitas.
Habría más sugerencias por ahí al respecto, que al parecer se aprecian más cosméticas que estructurales, y como se ha expresado en este espacio, existe una responsabilidad compartida y diferenciada en la esfera medioambiental.
Como todos sabemos el quid radica en cómo nos relacionamos con el planeta, en qué y cómo disponemos de lo que nos dispensa, y como colofón, apunto que no es éticamente sostenible la “fiesta brava y peleas de gallos”, como otros usos y costumbres que se dan en la feria, pues se rompen los vínculos con la naturaleza, los han empobrecido y con ello va en extenso el derecho a la vida digna, armónica y justa entre pares, pues también somos naturaleza, que compartimos una feria y una sola casa.
Coda:
Y con la resaca a cuestas
Vuelve el pobre a su pobreza
Vuelve el rico a su riqueza
Y el señor cura a sus misas
Joan Manuel Serrat




