La verdad se encuentra en la intersección entre una afirmación y los hechos, esa coincidencia es la que está faltando para poder atender los problemas más relevantes por los que está pasando este país, la falta de ese cruce permite que sobre todo se mantenga la duda inútil, la que no genera conocimiento y le basta exhibir.
El fin de semana, la Fiscalía General de la República confirmó que Héctor Cuén, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), fue asesinado en la finca Huertos del Pedregal, Culiacán, lo que confirma lo declarado por Ismael “El Mayo” Zambada, quien fue secuestrado por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán; así se descarta el montaje de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa que señalaba que el exrector fue asesinado en una gasolinería. “El Mayo” Zambada también reveló en una carta que fue secuestrado cuando se iba a reunir con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Cuén.
La semana pasada, Francisco Labastida Ochoa realizó una tour de medios para presentar La duda sistemática, su “autobiografía política”, en todas las entrevistas con diversos periodistas, el excandidato a la presidencia señaló que Rubén Rocha Moya entregó al gobierno a los grupos del narco, aseguró que desde antes de asumir la gubernatura negoció presidencias municipales, procuradurías, agencias del ministerio público y jefes de policías; Labastida no presentó una sola prueba, tampoco una denuncia, es su dicho contra los hechos; al igual que lo de Ismael Zambada.
Cuando se reveló la carta de Zambada, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador le dio el espaldarazo a Rubén Rocha, aseguró que le tenía “toda la confianza” y desestimó los dichos que lo vinculan con los grupos criminales, lo mismo hizo la doctora Claudia Sheinbaum Pardo y ya en la presidencia ha mantenido su respaldo al gobernador de Sinaloa.
Culiacán lleva más de 30 días bajo fuego, son decenas ya los muertos y los ataques a la población sólo se intensifican; la confirmación del sitio en que fue asesinado Héctor Cuén hace necesario analizar si hay un cruce entre los dichos y este hecho, además de un deslinde de la presidenta del gobernador Rocha Moya como un paso necesario para pacificar ese territorio.
Lamentablemente, todo indica que la presidenta mantendrá el respaldo al gobernador de Sinaloa, no porque realmente confíe en él, sino como consecuencia del respeto a la imagen de López Obrador. Claudia Sheinbaum no ha podido vivir a cabalidad el “bono democrático” con que arrancaban los presidentes en México por la promesa de continuidad del proyecto de Transformación, tampoco la luna de miel de inicio sexenal, por la misma razón, la sombra de López Obrador sigue ahí, acuerpada por la intensidad de la idolatría del lopezobradorismo.
Los fanático de López Obrador ven mal cualquier distinción que se quiera hacer de la administración pasada, no permitirán deslinde alguno del actual gobierno, vigilan de cerca cualquier intento por empañar su legado, no importa que el expresidente haya estado en Badiraguato, no importa que en los hechos se muestren los vínculos entre el gobierno estatal y los grupos del crimen organizado, no importa la guerra que se vive en Culiacán, López Obrador dio una versión de los hechos y Claudia Sheinbaum no se tiene que salir de la línea.
No será sencillo para la actual administración gobernar si se continúa con la mirada fija en el pasado, si sus acciones tienen que cumplir con la obligación de mantener la imagen de López Obrador, y visto está que al país le hace falta rectificar en lo que no funcionó.
Coda. La verdadera imagen del pasado es fugaz. El pasado sólo puede asirse como imagen que centellea en el último instante en que puede ser reconocida, y luego desaparece para siempre… Toda imagen del pasado no reconocida por el presente como algo que le incumbe, corre el riesgo de desaparecer irremediablemente. Walter Benjamin, Iluminaciones.
@aldan
