El 10 de octubre de 2014, antes de entrar en el Teatro Morelos para encabezar la ceremonia por el centenario de la Convención Militar Revolucionaria de Aguascalientes, el presidente de la República develó la placa conmemorativa -“pequeña placa”, la llamó “El Hombre Más Angustiado de México”-. Lo acompañan el secretario de la Defensa, el gobernador del estado, el secretario de Gobernación y el secretario de Marina.
Pese a su apariencia definitiva, su marco de cantera, el material en que fue impreso, etc., el objeto fue retirado poco tiempo después, para que floreciera el tejabán del holandés.
Aparte de lo que informa, observo una alegoría del poder: resultan más notables los nombres de los personajes que el del hecho que conmemora…
Quizá por eso no tardó mucho para que fuera grafiteada, precisamente en los nombres de los ejecutivos, aparte de que la distancia a la pared del teatro en la que fue edificada, la convirtieron en un lugar idóneo para ocultarse por parte de quienes estaban urgidos de vaciar su vejiga y no encontraron mejor opción. Por cierto, que en ambas actitudes observo otra alegoría del poder; ya la conclusión va por su cuenta.
A lo mejor también por estas razones la quitaron de volada.
La imagen capta justo el momento posterior a la develación.
“El Hombre Más Angustiado de México”… Esta era una de varias maneras de referirse al presidente de la República en la época de oro del priísmo. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).




