- Ubicado en Gral. Vicente Guerrero Sur 350, Gorditas Mela es más que un negocio; es un emblema de tradición y esfuerzo familiar en Aguascalientes. Con 29 años de trayectoria, este establecimiento es reconocido por su deliciosa quesadilla frita, un platillo que ha conquistado paladares locales y extranjeros.
Imelda Legazpi, fundadora de Gorditas Mela, recuerda los inicios del negocio como un desafío en medio de una crisis. “Pusimos el negocio cuando entró la devaluación del peso y muchos se quedaron sin trabajo”, compartió. Desde entonces, el local se ha mantenido como un lugar acogedor, lleno de sabor y tradición, donde la familia trabaja unida para seguir adelante.
El negocio no ha estado exento de dificultades. Imelda recuerda cómo la salida de negocios e instituciones cercanas impactó sus ventas. “Cuando se fue La Comercial, el hospital Hidalgo, esos retiros nos afectaron en las ventas un poco. Se retiraron tres tiendas muy buenas y eso nos pegó”.
La pandemia fue otro gran reto que enfrentaron con valentía. “Estuvo tremendo. Teníamos que pagar renta, entonces teníamos que seguir trabajando. En ese tiempo todavía estaba el Hospital Hidalgo y venía la gente con su cubrebocas. Gracias a Dios, no nos contagiamos porque seguíamos todas las medidas de seguridad”, relató.
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Uno de los secretos de Gorditas Mela es su compromiso con la autenticidad. “Hacemos la comida todavía a la antigüita. Asamos todo: el chile, el jitomate. A mucha gente se le hace más fácil cocer, pero asado sabe mejor. Es más cansado, pero vale la pena”, explicó Imelda.
Esta dedicación ha generado una clientela fiel que regresa incluso después de años y de vivir lejos. “El otro día vino un muchacho y nos dijo: Hasta el guacamole sabe igual que hace 20 años. Hacía 20 años que no venía, pero se dio el tiempo de venir otra vez”, contó con orgullo.
Imelda reconoce que el negocio de la comida no es fácil. “La gente piensa que es un ratito en la mañana nada más, pero luego en la casa le seguimos. Es un trabajo cansado: guisar la comida, hacer el mandado. Pero insistir es la clave”.
Para ella, la perseverancia es fundamental en cualquier emprendimiento. “A veces las ventas están muy bajas, hay días que no se saca lo que se invierte, pero los emprendimientos son así. No ceder a la primera, el chiste es mantenerse”.
Para Imelda, la cocina es más que un trabajo, es una pasión. “La cocina te tiene que gustar. Si no te gusta, no le echas ganas. Nosotros hemos dado la receta a la gente que nos la pide y no les queda igual”.
Su consejo para los emprendedores es claro: “No desesperarse y echarle muchas ganas. A veces afloja y nos tenemos que comer lo que sobró, pero síganle echando ganas y van a ver que lo logran”.
Gorditas Mela no solo es un lugar donde se sirven platillos deliciosos, es una muestra de que la tradición, el trabajo arduo y la perseverancia pueden convertir un negocio familiar en un ícono que trasciende generaciones.
