El lunes 20 de enero, el actual presidente Donald Trump llegó, muy confiado, a defender una agenda que pretende recuperar los valores americanos, pero que está disfrazada de ideas conservadoras y fascistas. Te contamos más sobre los planes que trae en manos, qué acciones busca implementar y por qué urge actuar con rapidez para proteger los derechos de la comunidad LGBTQ+.
“A partir de hoy, la política oficial del gobierno de Estados Unidos será que sólo haya dos géneros: masculino y femenino” afirmó el presidente Trump en su discurso inaugural. Pero, ¿qué es lo que este discurso representa? Y, ¿por qué debería de preocuparnos?
Durante el gobierno del expresidente Joe Biden se implementaron iniciativas basadas en el sexo y género, con el objetivo de reconocer y proteger los derechos de la comunidad LGBTQ+. Entre las iniciativas que fueron impulsadas se destaca tanto la creación del primer pasaporte estadounidense con un marcador de género ‘X’ (dirigido especialmente a las personas intersexuales, no binarias y/o transgénero), como la atención a personas trans que se encuentran en prisiones federales y refugios para inmigrantes. Estos dos puntos son esenciales para entender qué es lo que busca Trump implementar en este cambio de administración.
Tras firmar una orden ejecutiva el pasado 20 de enero, se declaró que se deberá 1) basar la política federal en la verdad fundamental para la investigación científica, seguridad pública, la moral y la confianza en el propio gobierno, 2) su administración “defenderá los derechos de las mujeres y protegerá la libertad de conciencia” utilizando un lenguaje claro y preciso y políticas que reconozcan que las mujeres son biológicamente mujeres y los hombres son biológicamente hombres y 3) estos sexos, -masculino y femenino- no son modificables y se basan en una realidad fundamental e incontrovertible. El Poder Ejecutivo hará cumplir todas las leyes de protección sexual para promover esta realidad. Entre más especificaciones.
Si bien, el gobierno federal NO tiene control sobre cómo se identifican las personas, lo que sí puede controlar es a qué servicios sí tienen acceso y cuáles no. Por ejemplo, bajo su administración, Trump puede obligar a las agencias federales a revocar las políticas emitidas bajo el gobierno de Biden, así como los documentos de identidad federales que coincidan con la identidad de género. Tales como pasaportes, tarjetas de identificación del Seguro Social o identificaciones oficiales. Es decir que, el actual presidente de Estados Unidos parece estar dispuesto a dejar de emitir los pasaportes con el marcador de género ‘X’, a desalojar a mujeres transgénero de prisiones federales para reinsertarlas con hombres, ponerle fin a cualquier atención de afirmación de género que se brinde en instalaciones federales, obligar a las agencias federales a excluir a personas no binarias y transgénero e incluso a negar la aplicación de leyes que les protegen contra la discriminación sexual, por mencionar algunas medidas.
¿Puede Trump lograr implementar estas medidas?
Pues, sí y no, ya que muchas de las declaraciones del señor presidente pueden ser frenadas ante diversos desafíos legales. Para empezar, la orden que indica que las personas tránsgenero serán reinsertadas en cárceles dependiendo su “sexo biológico” contradice directamente una ley de 2009 aprobada por unanimidad en el Congreso, llamada Ley de Eliminación de Violaciones en Prisiones (PREA, por sus iniciales en inglés), que otorga a las personas trans encarceladas la posibilidad de decidir dónde serán insertadas si su seguridad se ve amenazada. Desde el momento en que fue aprobada por el Congreso, ésta ley tiene más peso que la orden ejecutiva de Trump.
Otro caso, como el de Dana Zzyym, activistx y exveteranx que se convirtió en la primera persona en Estados Unidos en recibir el primer pasaporte con marcador de género ‘X’, -ya que es una persona intersexual y no binarie,- es un hito esencial al momento de reclamar derechos de la comunidad LGBTQ+, ya que la orden ejecutiva de Trump podría chocar con el fallo Zzyym y otros precedentes, dichos que se encuentran en las Normas del Tratado de la Organización de Aviación Civil Internacional, en donde se exige que en los pasaportes se indique el sexo y que las tres opciones permitidas sean “M”, “F” o “X”.
Por otro lado, las personas LGBTQ+ se encuentran protegidas bajo el caso Bostock vs Clayton County ya que determina que la discriminación contra cualquier persona perteneciente a la comunidad es una forma de discriminación sexual.
¿Qué están diciendo los colectivos, organizaciones y miembros de la comunidad LGBTQ+?
Las amenazas de Donald Trump han logrado generar miedo e incertidumbre sobre el futuro de las personas LGBTQ+. Pero ahora más que nunca, abogados, activistas, defensores de los derechos humanos están alzando la voz para frenar las iniciativas del nuevo gobierno, o al menos concientizar sobre los peligros.
La directora jurídica de Lambda Legal, Jennifer Pizer, que ganó el caso de Dana Zzym ha hablado al respecto, señalando que “no cree que haya ninguna razón para pensar que la administración de Trump esté mejor preparada para justificar ese tipo de regla”, haciendo referencia a su plan de revocar los pasaportes con marcador de género ‘X’.
Por otra parte, la Obispa Mariann Edgar Budde confrontó a Trump en su sermón durante el Servicio Nacional de la Oración en la Catedral Nacional de Washington, haciendo referencia a las infancias gays, lesbianas y transexuales, así como a las personas racializadas e inmigrantes.
De igual manera, organizaciones como The Trevor Project están ofreciendo apoyo gratuito y confidencial para jóvenes LGBTQ+. Así como Movement Advancement Project que insiste en que la firma de una orden ejecutiva no equivale a la formulación inmediata de políticas o nuevas leyes. Lo que sí recomiendan es que continúen informándose de los siguientes movimientos del nuevo gobierno, que exijan la aplicación de leyes ya existentes a funcionarios electos y que siempre hagan presentes sus derechos.
