Pocas veces se ven casos de corrupción tan descarados que parecen un mal guion de película, pero Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán, ha logrado superar la ficción con su épico desfalco multimillonario. La historia tiene de todo: sobrecostos absurdos, adjudicaciones directas sospechosas, complicidad de funcionarios y, por supuesto, la esperada fuga del principal implicado, quien ahora juega al escondite con la justicia mexicana.
El actual gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, no ha escatimado en palabras para describir la situación: Aureoles es oficialmente un prófugo de la justicia, acusado de un desvío de más de 5 mil millones de pesos en la construcción de siete cuarteles para la policía estatal. Y es que estos recintos, que se vendieron como bastiones de la seguridad, resultaron ser más bien bastiones de la corrupción, con precios inflados y transacciones que huelen peor que un pescado olvidado al sol.
Los Cuarteles de Oro: Cuando la Seguridad se Vuelve un Negocio Redondo
Según la Fiscalía General de la República (FGR), el modus operandi era sencillo, pero efectivo: primero, el gobierno de Aureoles arrendaba cuarteles a precios exorbitantes, luego les realizaba costosos mantenimientos y, finalmente, los compraba a precios que harían sonrojar incluso al mercado inmobiliario de lujo. El valor catastral de estos inmuebles oscilaba entre 128 y 294 millones de pesos, pero la administración de Aureoles pagó hasta cinco veces más, con sobrecostos que sumaban cientos de millones de pesos por cuartel.
Y si hay algo que no puede faltar en una buena historia de corrupción es una empresa fantasma. En este caso, la beneficiada fue Inmobiliaria DIP, creada en 2015 con un modesto capital de 50 mil pesos, pero que, de manera casi milagrosa, recibió contratos millonarios por adjudicación directa para rentar y luego vender los cuarteles. Como quien compra un departamento barato y lo revende a precio de mansión, pero con dinero público.
Los Excolaboradores Caen, Pero el Jefe Desaparece
Mientras el exgobernador juega al fugitivo, algunos de sus colaboradores ya han probado el lado menos glamoroso de la corrupción: el encierro. Cuatro exfuncionarios clave, entre ellos el exsecretario de Finanzas y el exsecretario de Seguridad Pública, han sido detenidos y enfrentan cargos por peculado, lavado de dinero, administración fraudulenta y asociación delictuosa.
Pero, ¿y el gran cerebro detrás del escándalo? Pues bien, a pesar de haber jurado en 2021 que “no me voy a esconder y me voy a defender”, la realidad es que Silvano Aureoles ha desaparecido con la misma velocidad con la que desaparecieron los recursos públicos. La FGR lo busca en Michoacán y en otros estados, pero hasta ahora su paradero sigue siendo un misterio.
¿Persecución Política o Justicia? La Versión de Aureoles
Como todo político acorralado, Aureoles no ha tardado en clamar que es víctima de una persecución política. Desde 2023, cuando aún soñaba con una candidatura presidencial, aseguró que el gobierno de Ramírez Bedolla y la administración federal estaban detrás de una cacería en su contra. Incluso llegó a responsabilizar directamente a su sucesor por cualquier cosa que pudiera pasarle.
Eso sí, en aquellos días también se aventuró a decir que “ojalá y me metan a la cárcel”. Quizás no pensó que esa declaración se convertiría en una profecía autocumplida… o tal vez sí, y por eso decidió desaparecer antes de que su deseo se hiciera realidad.
¿Y Ahora Qué Sigue?
Mientras la FGR sigue armando su rompecabezas financiero, el gobierno de Michoacán ha recuperado parcialmente algunos recursos y ha asegurado los cuarteles, aunque su futuro sigue en el aire. El caso de Aureoles es un recordatorio más de que en México la corrupción es un mal difícil de erradicar, pero al menos, en este caso, las piezas comienzan a caer.
Lo único que falta es que el exgobernador finalmente aparezca. Y no, no en una entrevista desde el extranjero alegando que es un perseguido político, sino en el lugar que corresponde cuando se manejan miles de millones de pesos como si fueran su cuenta personal: ante la justicia.




