Si algo ha quedado claro en los últimos días es que México se ha convertido en el destino favorito para los millonarios planes de expansión de las grandes empresas. Al menos, eso es lo que nos quieren hacer creer. En un despliegue de cifras impresionantes y discursos llenos de optimismo, Mercado Libre y Sempra Infraestructura han anunciado inversiones combinadas que superan los 7 mil millones de dólares. Un movimiento que, más allá del entusiasmo oficialista, invita a preguntarse: ¿realmente es una señal de confianza en el país o simplemente una jugada estratégica bien calculada?
Mercado Libre: una apuesta segura
El gigante del comercio electrónico no ha escatimado en cifras para demostrar su compromiso con México. 3,400 millones de dólares serán destinados este 2025 a fortalecer su ecosistema logístico, tecnológico y financiero. Un anuncio que viene con un crecimiento del 38% respecto al año pasado y que, por supuesto, estuvo acompañado de la solemnidad del Palacio Nacional y el beneplácito presidencial.
Pero no nos dejemos deslumbrar solo por los números. Mercado Libre no está aquí por altruismo, sino porque México se ha convertido en su segundo mercado más grande en la región. Con más de un millón de pequeñas y medianas empresas operando dentro de su plataforma y un crecimiento constante en su brazo financiero, Mercado Pago, la compañía simplemente está apostando a lo seguro. Expandirá su infraestructura, contratará a 10 mil empleados adicionales (para llegar a los 35 mil colaboradores en total) y, de paso, se consolidará aún más en un mercado donde su competencia sigue fragmentada.
Desde su llegada en los años 90, Mercado Libre ha sabido jugar sus cartas. Desde su alianza con eBay hasta su reinvención como un ecosistema financiero y logístico, ha demostrado ser un jugador estratégico que sabe aprovechar las oportunidades. La inversión anunciada no es una concesión ni un favor a la economía mexicana, sino una estrategia perfectamente alineada con su necesidad de expansión.
Sempra y la “energía de la confianza”
No solo Mercado Libre está sacando la chequera. La energética Sempra Infraestructura tampoco quiere quedarse atrás y ha anunciado una inversión de 3,550 millones de dólares en proyectos estratégicos en Baja California. Pero aquí hay una diferencia fundamental: estas inversiones ya están en marcha. A diferencia de los anuncios grandilocuentes sobre futuros desembolsos, Sempra ya está construyendo una terminal de licuefacción de gas natural y un parque eólico en La Rumorosa, que no solo permitirán el aprovechamiento de recursos naturales sino también la generación de empleo (o al menos eso dicen).
Con casi 19 mil empleos directos e indirectos generados, Sempra quiere venderse como un actor clave en la transición energética de México. La compañía ha insistido en su “compromiso” con el país y en la importancia de la región norteamericana como un mercado integrado. Un mensaje que, casualmente, llega justo después de que Donald Trump amenazara con nuevos aranceles a las exportaciones mexicanas. Pero no nos engañemos: las empresas no invierten por caridad, sino porque han hecho sus cálculos y saben que México sigue siendo un buen negocio.
¿Confianza empresarial o estrategia de supervivencia?
El timing de estos anuncios es, cuando menos, interesante. Mientras el Gobierno de México celebra estas inversiones como prueba irrefutable de la confianza de las empresas extranjeras, los gigantes del comercio y la energía simplemente están asegurando su terreno en un país con costos laborales competitivos y una ubicación geopolítica estratégica.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha destacado que estas inversiones siguen fluyendo a pesar de la incertidumbre generada por Trump y sus amenazas arancelarias. Un discurso alentador, sí, pero que también encubre una realidad más cruda: México es atractivo no solo por su estabilidad económica, sino porque ofrece condiciones de operación extremadamente rentables para las grandes corporaciones.
La historia nos ha enseñado que cuando una empresa desembolsa miles de millones de dólares, no es por simple confianza, sino porque ha identificado una oportunidad que no puede dejar pasar. Mercado Libre y Sempra no están regalando nada, están invirtiendo donde saben que obtendrán retornos sustanciales.
Mientras tanto, el Gobierno mexicano aprovechará estos anuncios para reforzar la narrativa de que el país sigue siendo un imán para la inversión extranjera. Y quizá tengan razón, aunque el verdadero test será ver cómo estas inversiones se traducen en mejoras reales para la economía local y no solo en mayores márgenes de ganancia para las empresas involucradas.
Así que, celebremos, pero con moderación. Porque cuando los gigantes corporativos deciden poner su dinero sobre la mesa, el verdadero ganador rara vez es el ciudadano de a pie.




