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viernes, diciembre 5, 2025

Control de daños | Bajo presión por: Edilberto Aldán

Edilberto Aldán
Edilberto Aldán
Ex Director Editorial LJA.MX (2012 - 2024). Ex Colaborador (2024-2025).

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Bajo presión 

Control de daños

En la política mexicana, nada más alejado de la rectificación y reparación de la imagen cuando se comete un error que el “control de daños”, cuando se convoca al círculo rojo a enmendar el camino, invariablemente, lo que se presenta es una serie de tácticas para minimizar el impacto negativo de un error, escándalo o crisis.

Control de daños jamás se relaciona con la rendición de cuentas o transparentar la información para solucionar, de manera pública, algún error cometido, porque la clase política nacional, antes que funcionar de manera institucional, ha elegido la personalización de toda acción de gobierno para que sus beneficios redunden en los individuos, para poder llamar capital político al agradecimiento natural de la población, casi siempre por obtener aquello que les corresponde por el simple hecho del pago de impuestos.

Las décadas de gobierno del Revolucionario Institucional dejaron una impronta que parece imborrable, a pesar de que el eje del partido de Andrés Manuel López Obrador se obstine en gritar que no son iguales a los del viejo régimen, en la práctica mantienen las mismas prácticas priistas, al menos para intentar solucionar sus crisis.

Cuando se convoca a un asesor para establecer un control de daños, presentará una serie de pasos que vende como estrategia, cuando en realidad es la repetición de un grupo de artimañas para lavar la imagen, mínimo cinco pasos ante cualquier crisis:

  1. Desviar la atención con nuevas noticias o anuncios importantes.
  2. Modificar el discurso para reinterpretar declaraciones polémicas.
  3. Culpar a terceros para deslindarse de la responsabilidad, y minimizar la gravedad del problema.
  4. Filtrar información a los medios para intentar modificar la narrativa.
  5. Para mostrar compromiso con los cambios necesarios, se realizan destituciones y ajustes, siempre entre actores menores, jamás entre quienes provocaron la crisis o el escándalo.

Con esta lista en mano, el oficialismo está intentando lavarse la cara por la protección otorgada al diputado federal Cuauhtémoc Blanco, acusado de intentar violar a su media hermana, señalado por diversos actos de corrupción por la actual gobernadora de Morelos y exhibido por sus presuntos nexos con grupos del crimen organizado.

Nadie entiende para qué le sirve, hoy, el exjugador de futbol a Morena, el supuesto carisma que pudiera tener entre el electorado de Morelos ya se disolvió tras haber ejercido, con las peores evaluaciones, la alcaldía y la gubernatura; nadie niega el virtuosismo del tepiteño en la cancha, pero en el terreno político, su mediocridad es apabullante, nadie es capaz de señalar sus aportes ideológicos al movimiento o alguna audacia en materia de gobernanza, porque no las tiene, como diputado plurinominal no es un tribuno destacado, de hecho, la primera ocasión en que subió, a la mala, a la tribuna, fue para lloriquear muy macho su inocencia. 

Cuauhtémoc Blanco es una herencia de López Obrador con la que nadie sabe qué hacer ni por qué lo deben defender, pero la sumisión de los tetratransformistas ante su líder moral los obliga a acuerpar al presunto agresor sexual y corrupto exgobernante, hasta la ignominia, hasta el sacrificio de la dignidad y la rendición de la inteligencia, el oficialismo ha seguido los cinco pasos básicos del control de daños con tal de mantener al exgobernador de Morelos en sus filas y, así, complacer al dueño del rancho La Chingada, punto por punto:

  1. Desviar la atención, lo importante no es la investigación sobre el presunto intento de violación, se trata de la forma en que las Fiscalías integran sus carpetas de investigación y se invisibiliza a las víctimas.
  2. Se modifica el discurso para concentrarse en un supuesto respeto irrestricto a la ley, desde lo que es el fuero del que gozan los legisladores, hasta la promesa (ya cumplida) de presentarse a declarar que hiciera Cuauhtémoc Blanco, según el morenaje a partir del exhorto que le hicieran los miembros del partido.
  3. La culpa no es del exfutbolista, es de Uriel Carmona, el exfiscal de Morelos, a quien se le acusa de defender a los feminicidas y así minimizar las acusaciones en contra de Cuauhtémoc Blanco.
  4. Los vocingleros del oficialismo han incrementado su presencia en los medios para intentar modificar la narrativa, ahora resulta que la culpa es del diputado Germán Martínez, de las mujeres que traicionaron el llamado de otras legisladoras a votar en favor de las víctimas y en contra del carpetazo.
  5. Aún no se ha llegado al quinto paso, pero queda claro que Cuauhtémoc Blanco no será expulsado del partido, sería reconocer que sus acciones son las que provocaron este escándalo, para solventar la crisis es posible que se expulse a quienes no se sumaron a la borregada que le abrió el camino al exgobernador para tomar la tribuna. 

El presidente Donald Trump anunció la aplicación de aranceles, lo que le cae como anillo al dedo (remember la pandemia y López Obrador?) a la presidenta Claudia Sheinbaum porque así podrá cambiar el tema y ya no cometer más errores al referirse al Rancho Izaguirre o la manifestación del próximo sábado a favor de las víctimas. 

Y sí. Cuauhtemoc Blanco acudió a la Fiscalía de Morelos, con fuero y para montar su estrategia de defensa a partir de hacerse la víctima, un perseguido por la revancha política de la que es sujeto. Eso sí, ya le bajó al tono, nada de la iniciativa que hará para que se defienda a los hombres. De nuevo: asco.

Coda. Quien ante múltiples amos se empina, mal termina con todos. Por la mañana del jueves, Arturo Ávila presumía en sus redes la justificación del caso Cuauhtémoc Blanco ante diversos medios, “yo que soy abogado” y por tanto sabe mucho de leyes, intentó enredar a todo mundo explicando el fuero que mantuvieron para el exgobernador de Morelos. Horas más tarde, uno de sus amos le colocó orejas de burro, “Por eso repito, si Arturo no le dio a usted la respuesta correcta, lo que debo hacer es invitarlo a las clases de Poder Legislativo que doy en la UNAM, porque no es lo correcto que diga que tiene y puede ser aprehendido alguno de los servidores públicos que estén referidos en la Constitución”, lo corrigió Ricardo Monreal. No busque en las redes de Arturo Ávila esa declaración, no promociona las patadas que le dan en el trasero, tampoco espere que le responda a uno de sus patrones, no vaya a ser que lo bajen del ladrillo en que está subido.

 

@aldan

 

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