El ciclo de Elon Musk como asesor en la administración de Donald Trump parece llegar a su fin. El magnate sudafricano, quien ha estado desempeñando el cargo de “empleado gubernamental especial” en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), está próximo a abandonar su rol en el gobierno de Estados Unidos. Así lo ha confirmado Trump, quien, aunque ha expresado satisfacción con el trabajo realizado por Musk, asegura que es hora de que regrese a la dirección de sus empresas, Tesla y SpaceX, y asuma un papel secundario. Según reportes de Politico y USA Today, la salida de Musk podría concretarse entre finales de mayo y principios de junio, coincidiendo con el fin de su mandato limitado de 130 días. La decisión de su retiro parece estar pactada de mutuo acuerdo, ya que Trump no ha ocultado su admiración por el trabajo de Musk, aunque también reconoce la necesidad de que el magnate retome su enfoque en sus negocios.
Un mandado en peligro: El impacto de Musk en Tesla y la política estadounidense
El anuncio de su salida no es una sorpresa total, considerando las dificultades que Musk ha enfrentado tanto en el ámbito empresarial como político. En primer lugar, Tesla atraviesa uno de sus momentos más difíciles. Las ventas de la compañía cayeron un 4% en el primer trimestre del año, una de las peores caídas en casi tres años. A pesar de que Tesla intentó reactivar la demanda con la renovación de su modelo más importante, el Model Y, las cifras no cumplieron las expectativas de los analistas. De acuerdo con Politico, este desempeño, combinado con las protestas contra Musk por su involucramiento en causas políticas de extrema derecha, ha contribuido a una caída en la confianza de los consumidores, afectando directamente la imagen de la marca. En China, el gigante asiático, uno de los mercados más cruciales para Tesla, las ventas de vehículos cayeron un 49% en febrero, aunque hubo una ligera mejora en marzo tras la actualización del Model Y. Sin embargo, la competencia de marcas como BYD sigue siendo cada vez más fuerte.
La relación de Musk con la política estadounidense tampoco ha sido menos turbulenta. Su apoyo a figuras y causas vinculadas a la extrema derecha ha provocado reacciones adversas en varios sectores, particularmente entre los votantes demócratas. Musk también invirtió fuertemente en las elecciones a la Corte Suprema de Wisconsin, pero los resultados fueron desfavorables, lo que refuerza la percepción de que su incursión en la política podría estar afectando su reputación tanto en el ámbito electoral como empresarial. Las manifestaciones contra Musk en Estados Unidos y Europa, junto con una caída generalizada en las acciones de Tesla, son reflejos claros de esta creciente desaprobación pública.
¿Un retiro definitivo o una retirada estratégica?
Si bien la salida de Musk del gobierno de Trump parece inminente, el futuro de su relación con la Casa Blanca no está tan claro. Aunque Trump ha dejado entrever que Musk podría continuar desempeñando un papel informal como asesor, algunos analistas aseguran que su presencia en la política podría seguir siendo una constante, aunque de manera menos visible. Esta ambigüedad también se refleja en las dificultades de Musk para equilibrar sus dos mundos: el tecnológico y el político. Su intervención en la política internacional, como su apoyo a la salida de Estados Unidos de la OTAN y sus controversiales opiniones sobre el conflicto en Ucrania, ha dejado a muchos de sus aliados republicanos preguntándose si su enfoque político es un activo o un lastre.
Por otro lado, la caída de las acciones de Tesla y el aumento de las protestas en torno a la marca son una clara señal de que Musk enfrenta no solo una crisis empresarial, sino también una crisis de confianza. A medida que competidores como General Motors y Hyundai ganan terreno en el mercado de los vehículos eléctricos, el imperio de Musk, que parecía invencible en sus mejores días, ahora se enfrenta a una competencia más feroz, especialmente en mercados clave como Europa y Asia. Esta situación no solo afecta a Tesla, sino también a la percepción pública de Musk como el “genio” empresarial que alguna vez fue considerado un modelo a seguir.
La cuestión de la eficiencia: ¿Se puede confiar en Musk?
El trabajo de Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental también ha estado marcado por controversias. A pesar de que el presidente Trump ha elogiado su labor al frente de la reorganización gubernamental, las críticas no se han hecho esperar. Se han cancelado miles de contratos federales, pero no todos los recortes han generado los ahorros prometidos. Los analistas, como los de The Economist, han señalado que la administración de Musk ha sido vista por muchos como una maniobra que no ha logrado los resultados esperados, y que las políticas implementadas podrían haber tenido un impacto negativo más que positivo en la imagen del gobierno.
El panorama actual de Musk no parece brillante. Si bien su regreso a sus empresas podría ser visto como una “victoria” personal, el hecho de que su mandato político haya sido percibido como una distracción podría tener repercusiones duraderas tanto para él como para sus negocios. Tesla, SpaceX y otras iniciativas podrían sufrir consecuencias por el daño a la imagen pública de Musk. En el campo político, su protagonismo también parece haber perdido fuerza, y su futuro en la Casa Blanca podría depender de su capacidad para navegar entre los escollos políticos y económicos que se avecinan.




