El Servicio de Administración Tributaria (SAT) activó desde inicios de abril el sistema de devoluciones automáticas para contribuyentes con saldo a favor derivado de la declaración anual 2024. Este mecanismo, diseñado para simplificar el reembolso del ISR a personas físicas, funciona—en teoría—sin necesidad de trámites extra, siempre que se cumplan ciertas condiciones: la declaración debe ser del ejercicio fiscal en curso, el monto a devolver no debe exceder los 150 mil pesos, el contribuyente debe haber señalado la opción de devolución y haber registrado correctamente una cuenta CLABE activa y a su nombre.
Hasta ahí, todo suena funcional. Pero este 2024, las experiencias en redes y los reportes ciudadanos apuntan a una narrativa distinta: devoluciones rechazadas sin explicación, depósitos que no llegan y retrasos que, aunque dentro del margen legal (hasta 40 días hábiles), contrastan con la agilidad de otros años donde los pagos tardaban entre cinco y doce días.
¿Por qué el SAT no devuelve como antes? El exdiputado y extitular de la Condusef, Mario Di Costanzo, ofrece una respuesta incómoda: el SAT, simplemente, no tiene dinero. Según sus declaraciones, el gobierno federal está enfrentando una presión fiscal severa debido al costo de programas sociales, apoyos a Pemex y otros compromisos presupuestarios que han agotado las arcas del fisco. Aunque se presume una recaudación “histórica”, esta se basa en cifras brutas, sin descontar las devoluciones pendientes. La falta de liquidez explicaría por qué muchos contribuyentes, incluso con declaraciones idénticas a las de años anteriores, están siendo rechazados ahora.
El sistema automatizado, que debería aliviar la carga burocrática, parece estar atado no solo a criterios técnicos sino también a la solvencia del gobierno. El SAT sigue promoviendo que, si se cumplen los requisitos y no hay inconsistencias, el reembolso será automático. Sin embargo, la realidad es que muchos casos válidos están siendo pospuestos o simplemente ignorados. Esto no solo mina la confianza en el sistema, sino que puede incentivar la evasión o el desinterés por declarar correctamente.
Para quienes sí quieren cumplir, los detalles del proceso importan. Si el saldo a favor es igual o menor a 10 mil pesos, la declaración puede hacerse con contraseña. Si el monto está entre 10 mil y 150 mil pesos, basta con que la cuenta CLABE esté precargada. En cambio, si se utiliza una cuenta nueva o el saldo supera los 150 mil, se requiere la e.firma y un trámite manual mediante el Formato Electrónico de Devoluciones (FED).
Aunque el SAT permite presentar la declaración hasta el 31 de julio para obtener devolución automática, pasada esa fecha el proceso será más engorroso. Además, si el sistema rechaza la devolución, el contribuyente deberá verificar inconsistencias en el portal, corregir su CLABE o recurrir al trámite manual. Todo ello añade un nivel de incertidumbre que contradice el objetivo de simplificación.
En resumen: el sistema de devoluciones automáticas está activo, pero su eficacia está en entredicho. Lo que debería ser un derecho ágil se ha convertido en una lotería fiscal. El SAT dice: “hasta 40 días”. La realidad dice: puede que no haya ni fecha, ni dinero, ni devolución.




