La narrativa oficial insiste en que el desabasto de medicamentos en México es un problema heredado, pero lo cierto es que la primera gran crisis del sexenio de Claudia Sheinbaum en este rubro ya tiene nombre: Birmex. La empresa estatal encargada de la compra y distribución de medicamentos quedó exhibida tras la cancelación de la licitación 2025-2026 por irregularidades millonarias, dejando a miles de pacientes oncológicos —especialmente en estados como Veracruz— sin acceso a tratamientos vitales.
El episodio comenzó con la intervención de la Secretaría Anticorrupción, que detectó sobreprecios alarmantes, como un medicamento oncológico vendido a 38 mil pesos cuando podía adquirirse por menos de 6 mil. La consecuencia fue la nulidad de la compra consolidada que representaba más de 250 mil millones de pesos y que pretendía cubrir todo el periodo 2025-2026. De golpe, se paralizó el suministro de al menos 175 claves médicas y se puso en evidencia la incapacidad operativa de Birmex para ejecutar compras de tal magnitud.
La presidenta Sheinbaum trató de contener la crisis autorizando una compra emergente de cuatro medicamentos oncológicos mediante el mecanismo de subasta inversa, un sistema que promete agilidad y precios más bajos al poner a competir directamente a las farmacéuticas. Este método permitió reducir costos de manera significativa y, según la mandataria, garantizará entregas más rápidas y confiables.
No obstante, la emergencia reveló más que un problema de logística o corrupción aislada. El caso expuso un modelo fallido de transición desde el sistema de compras tradicional a uno centralizado y controlado por el Estado, que no ha logrado responder con eficacia ante demandas urgentes de salud pública. Mientras Sheinbaum acusa a farmacéuticas de incumplir plazos y promete sanciones e inhabilitaciones, los gobiernos estatales comienzan a tomar cartas en el asunto de manera independiente. Veracruz, por ejemplo, ya inició sus propias adquisiciones para asegurar la atención de pacientes en abril y mayo, ante el colapso del abastecimiento desde el IMSS Bienestar.
La promesa de que todo se resolverá “al finalizar mayo” suena más a esperanza que a certeza. Las inconsistencias en la licitación, la falta de experiencia operativa en Birmex y la dependencia de mecanismos extraordinarios como las compras de emergencia no solo tensan al sistema de salud, sino que desnudan la fragilidad de un aparato gubernamental que aún no logra garantizar el derecho básico a la salud.
El trasfondo es claro: se intentó limpiar el proceso de corrupción, pero el resultado fue el desabasto. La urgencia de corregir lo que se había hecho mal terminó por cancelar todo. Y aunque Sheinbaum insista en que esta es una historia de combate ejemplar a la corrupción, para cientos de pacientes es simplemente una historia de espera, incertidumbre y medicamentos que nunca llegaron.




