Memoria y esperanza
El pensamiento del Papa Francisco
(Segunda de tres partes)
- Sobre la encíclica Fratelli Tutti
La carta encíclica Fratelli Tutti (FT) “Sobre la fraternidad y la amistad” del Papa Francisco, fue dada en Asís, el 3 de octubre de 2020.
Bellísima encíclica, en el año mismo de la pandemia terrible de la covid 19, que ha mostrado no sólo la fragilidad humana sino la solidaridad de hecho o interdependencia entre todos, es decir la relación estrecha de unos con otros, nos guste o no; y también, por eso mismo, la necesidad de la solidaridad ética. Dice Mario Patrón que FT parte de la “interdependencia, entendida como dato fundamental de la condición humana”, y propone una alternativa a la interdependencia de la “globalización capitalista” por “un modo alternativo de interdependencia donde sea el cuidado no el consumo el que dé sentido a nuestras relaciones. Una interdependencia que elija la solidaridad y la fraternidad como principales caminos para alcanzar la libertad y la equidad (1).”
Barranco afirma que la FT es secuela y complemento de la LS, y que el Papa Mario Bergoglio, con la FT, “refresca la tradición cristiana en materia social y rejuvenece la manera en que la doctrina social de la Iglesia debe incidir en la realidad. Desde la fraternidad, permite mirar el mundo con esperanza y admite la posibilidad de soñar (2).”
Antes de adentrarnos en los aspectos jurídicos de FT, es importante decir algo de la teología que anima a Francisco. Así entenderemos mejor no sólo la FT sino también la LS.
Juan Carlos Scannone, jesuita argentino, cercano a Jorge Bergoglio, sí por jesuita y por argentino, pero también por afinidades teológicas, sostiene que el Papa Francisco es portador, desde el Sur, de la “teología argentina del pueblo”.
Scannone explica cómo la “teología del pueblo” entendió la categoría pueblo: “desde la unidad plural de una cultura común, enraizada en una común historia, y proyectada hacia un bien común compartido (3).” Siguiendo a Boasso escribe:
“En América Latina (AL) son los pobres quienes, al menos de hecho, conservan como estructurante de su vida y convivencia la cultura propia de su pueblo, así como su memoria histórica, y cuyos intereses coinciden con un proyecto histórico común de justicia y paz, siendo así que vienen oprimidos por una situación de injusticia estructural y de violencia institucionalizada. Por ello, en AL, al menos de facto, coincide la opción por los pobres y por la cultura. Y, probablemente, también, de jure, porque son ellos -que sólo son Juan Pueblo, sin los privilegios del poder, tener o saber-, quienes transparentan mejor la cultura de su pueblo (4).”
Esta “teología del pueblo” sostiene Scannone, es una corriente de la teología de la liberación con “rasgos propios”, con un “distanciamiento crítico del método marxista de análisis social (5)”.
Esa visión de pueblo aparece claramente en FT en el Capítulo Quinto denominado “La mejor Política”. Dice el Papa Francisco: “En efecto, la categoría de ‘pueblo’ es abierta. Un pueblo vivo, dinámico y con futuro en el que está abierto permanentemente a nuevas síntesis incorporando al diferente.” (FT, 169).
“La categoría de pueblo, que incorpora una valoración positiva de los lazos comunitarios y culturales, suele ser rechazada por las visiones liberales individualistas, donde la sociedad es considerada una mera suma de intereses que coexisten. Hablan de respeto a las libertades, pero sin la raíz de una narrativa común. En ciertos contextos, es frecuente acusar de populismo a todos los que defienden los derechos de los más débiles de la sociedad. Por estas visiones, la categoría de pueblo es una mitificación de algo que en realidad no existe. Sin embargo, aquí se crea una polarización innecesaria, ya que ni la idea de pueblo ni la de prójimo son categorías puramente míticas o románticas que excluyan o desprecien la organización social, la ciencia y las instituciones de la sociedad civil.” (FT, 163).
La FT reafirma la importancia de la noción de pueblo.
“El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar a eliminar la misma palabra “democracia” -es decir: el “gobierno del pueblo”-. No obstante, si no se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. También que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo “pueblo” y en el adjetivo “popular”. Si no se incluyen -junto con una sólida crítica a la demagogia- se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social.” (FT, 157).
2.1. Tratamiento de los derechos en la FT
FT, partiendo de la realidad, considera que “los derechos humanos no son iguales para todos.” (FT, 22).
“En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad viven en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados”. (FT, 22).
Denuncia también que las mujeres no “tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones.” (FT, 23); y que, hoy mismo, persisten “condiciones similares a la esclavitud” que padecen muchas personas de todas las edades (FT, 24).
Reafirma el derecho a no emigrar, lo que significa derecho “a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra” (FT, 37).
Francisco habla de “una mala comprensión de los derechos humanos”, por su tendencia individualista. “Si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencia.” (FT, 111).
El Papa argentino propone “la función social de la propiedad”. Para ello, comienza por afirmar que el “mundo existe para todos” (FT, 118); por lo que, los bienes creados tienen un destino común y, citando en apoyo a autores de la Patrística como San Juan Crisóstomo y San Gregorio Magno, sostiene: “Si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad, se debe a que otro se lo está quedando.” (FT, 119). Por lo que recuerda la doctrina tradicional de la Iglesia con relación al derecho de propiedad privada: “sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica.” (FT, 120).
FT sostiene que el “derecho de algunos a la libertad de empresa o de mercado no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, ni de la dignidad de los pobres, ni tampoco del respeto al medio ambiente, puesto que ‘quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos’.” (FT, 122).
Reconoce Francisco los derechos de los pueblos originarios (FT, 220 y 221).
Scannone que, como hemos visto, estudia el pensamiento del Papa Francisco, habla de sus prioridades en la construcción y conducción del pueblo hacia el bien común: “1) la superioridad del todo sobre las partes (siendo más que la mera suma de las partes), 2) la de la realidad sobre la idea, 3) la de la unidad sobre el conflicto, 4) la del tiempo sobre el espacio (6).” Estas prioridades están plasmadas claramente en sus encíclicas.
Por lo que ve al realismo del Papa, Borghesi dice: “Pero es un realista que sabe que el realismo, si no quiere ser cínico, debe ir siempre más allá, debe arriesgar un proyecto ideal, debe abrir a la esperanza(7).” Y así lo hace el Papa Francisco al proponer otra lógica para lograr la paz sostenida en los derechos elementales de todos, por la corresponsabilidad, por la solidaridad.
Sin dudas, se trata de otra lógica. Si no se intenta entrar en esa lógica, mis palabras sonarán a fantasía. Pero si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera sólo es posible “desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana”. (FT, 127).
La encíclica FT, sin duda, está inspirada en Francisco de Asís. Pero quiero llamar la atención de que el Papa -al igual que lo hizo Pablo VI en la PP- resalta la figura del “beato Carlos de Foucauld”, llamado el “Hermano Universal” por su testimonio de vida (8).
Referencias
1 Mario Patrón, “Fratella Tutti, otro modo de interdependencia”, en La Jornada, México, 22 de octubre de 2020.
2 Bernardo Barranco V. “Encíclica posneoliberal de Francisco”, en La Jornada, México, 14 de octubre de 2020.
3 Juan Carlos Scannone, “Vientos nuevos del Sud: La teología argentina del pueblo y el Papa Francisco”, Pistis e Praxis: teología e pastoral, V. 8, No. 3, Pontificia Universidade Católica do Paraná, Curitiba, diciembre 2016, doi.org/10.7213/2175-1838.08.003.D003, p. 589.
4 Ibidem, p. 590.
5 Cfr. Scannone, Op. Cit., p. 592-593.
6 Scannone, Op. Cit., p. 598.
7 Massimo Borghesi. “Una nueva Pacem in Terris”, en paginasDigital.es, http://www.paginasdigital.es/v_portal/ine/imprimir.asp?cod=9407,20/10/2020.
8 Sobre Carlos de Foucauld he publicado: “Carlos de Foucauld: profeta de la Iglesia nueva”, en Christus No. 501, México, agosto de 1977; y Charles de Foucauld, el hermano universal”, en Ixtus. Espíritu y Cultura No. 16, Cuernavaca-México, 2007.




