El banquete de los pordioseros
El Rey Carmesí y B.B. King
En esta ocasión hay dos fechas importantes para el mundo de la música, concretamente en el mundo del rock y del blues, finalmente lenguajes musicales con la misma raíz, me refiero al décimo aniversario luctuoso del maestro Riley Ben King, conocido en el mundo de la música como B.B. King, fallecido el 14 de mayo de 2015, y por otro lado el aniversario 55 de la publicación del segundo disco de King Crimson, In the Wake of Poseidon (Despertar del Poseidón).
Si hablamos de B.B. King estamos hablando no sólo de uno de los músicos más importantes de la historia de la música en el siglo XX, sino de uno de los músicos más influyentes de su generación y muchas posteriores. Definitivamente el rock en los años 60 resulta incomprensible sin las aportaciones de este gran músico nacido en Itta Bena, Mississippi. Sin duda resulta una labor estéril intentar mencionar todos los grandes músicos de rock de aquella sexta década del siglo XX que surgieron a consecuencia del trabajo del maestro, o bien, que definieron su carrera a partir de las aportaciones del rey del Blues, por ejemplo, The Beatles, que en una primera instancia nos parecen tan ajenos al blues, pero que en realidad no lo son tanto si escuchamos temas musicales como Yer Blues, o el clásico Oh! Darling, lo mencionan en su canción Dig it que apareció en el álbum Let it be de 1970.
Definitivamente músicos como los Rolling Stones, Eric Clapton, Peter Green, Al Kooper, incluso el mismo John Mayall, U2, Stevie Ray Vaughan entre otros, resultan incomprensibles sin la base sólida que para ellos representó B.B. King, pero como ya te comenté líneas arriba, resulta un trabajo estéril mencionar aquellos músicos, generalmente blancos, que se vieron estimulados por su música.
La propuesta musical de B.B. King es consecuencia de la asimilación del trabajo de otros grandes guitarristas de blues, como es el caso, por ejemplo, de Blind Lemon Jefferson o T. Bone Walker, sin pasar por alto las frecuentes fusiones y formas musicales, como los coros Gospel en los que él participó, el jazz y muchas otras fuentes de las que alimentó su discurso musical, por ejemplo, recuerdo ahora aquella maravillosa grabación en la que él participó al lado del grupo de jazz The Crusaders con su constelación de impresionantes luminarias del jazz como Spyro Gyra, Larry Carlton y Joe Sample, entre otros, y completando la fórmula, la Royal Philharmonic Orchestra, aquella maravillosa grabación la puedes conseguir con el nombre de Royal Jam, y es un extraordinario concierto en el que vemos tres dignos representantes de tres lenguajes musicales diferentes convergiendo en un mismo lugar, verdaderamente una delicia.
Por otro lado, está la Corte del Rey Carmesí, hace 55 años, el 15 de mayo de 1970 se publicó el segundo álbum de esta agrupación, que para quién esto escribe, marca don puntualidad el origen del rock progresivo, desde su primer disco In The Court of the Crimson King, y continúan con esta misma tendencia en su segunda producción In the Wake of Poseidon. En este segundo disco encontramos la misma base, aunque con algunos cambios, eso de los cambios parece ser uno de los principales rasgos característicos de King Crimson. Para este disco continúan, evidentemente Robert Fripp, dueño del concepto y líder de la agrupación, en las guitarras, Greg Lake, es el cantante, y aunque incuestionablemente es un gran bajista, esta responsabilidad le es encomendada a Peter Giles, con Michael Giles en la batería, Keith Tippet en el piano y clave, Mel Collins en el sax, Gordon Haskell en la voz y una vez más con el trabajo del Peter Sinfield como letrista.
No podemos equivocarnos al afirmar que este segundo disco de King Crimson es una verdadera obra de arte, desde la portada del disco, un diseño de Tammo de Jongh realizado en 1967 en donde hace referencia a los doce arquetipos, o a los 12 rostros de la humanidad. Es uno de esos discos que solemos comprar sólo por la portada, y tenemos la seguridad de que la música estará al mismo nivel de la portada, incluso superior, de la misma manera que podemos juzgar un disco por la portada, como es el caso de Brain Salad Surgery de Emerson, Lake & Palmer, o el Abbey Road de The Beatles, por citar sólo algunos.
Dentro del contenido musical de In the Wake of Poseidon podemos encontrar diferentes propuestas musicales, jazz fusión de grandes alcances, por ejemplo, en el tema de Pictures of a city. Algunas influencias de música clásica, o académica, oculta, o como quieras llamarle, por ejemplo, con el tema The Devil’s Triangle, la obra de mayor duración del disco, que es una adaptación de un fragmento del poema sinfónico del compositor británico Gustav Holst: Mars, the bringer of war, es un arreglo verdaderamente caótico, pero perfectamente bien justificado este aparente caos en un orden armónico que no deja de impresionarnos. Pero sobre todas las cosas e influencias que podemos encontrar en este disco, hay, sobre cualquier otra cosa, una contundente oleada del más puro y suculento rock progresivo. Es uno de esos discos que necesitamos tiempo para digerir, no es posible, o tal vez lo sea, no sé, poder entenderlo en toda su plenitud, en una primera audición, es necesario escucharlo varias veces y poder así, apreciarlo en todo su inmenso valor.
Hoy recordamos en este Banquete dos momentos cruciales en el desarrollo del rock, el décimo aniversario luctuoso de B.B. King y los 55 años de la publicación del segundo álbum de la Corte del Rey Carmesí.




