Mientras una primera onda tropical se perfila en el sur del país, 27 estados mexicanos enfrentan simultáneamente los embates de lluvias intensas, vientos huracanados y una tercera ola de calor. Así arranca un periodo climático marcado por contrastes extremos, en el que confluyen frentes fríos fuera de temporada, sistemas anticiclónicos y señales tempranas de la temporada de huracanes.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha confirmado la presencia de la primera onda tropical al sur de Guerrero, fenómeno que, si bien aún no impacta directamente al país, está estrechamente vigilado por su posible evolución ciclónica en interacción con una baja presión cercana al Golfo de Tehuantepec. Se espera que su desplazamiento hacia la Península de Yucatán provoque lluvias significativas en los próximos días, particularmente en Oaxaca y Chiapas, con descargas eléctricas y ráfagas de viento.
Al mismo tiempo, un frente frío atípico se mantiene como estacionario en el noreste mexicano, generando lluvias intensas en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí. Este fenómeno, aunque fuera de temporada, ha encontrado un aliado en la corriente en chorro subtropical y las vaguadas en altura, amplificando su impacto.
El pronóstico para el 21 de mayo es contundente: lluvias fuertes con descargas eléctricas, caída de granizo y posibles inundaciones en más de la mitad del país. Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato, Estado de México y Puebla están entre las entidades más expuestas. Por si fuera poco, los canales de baja presión en el centro y sur, reforzados por humedad del Pacífico, Caribe y Golfo, extienden los riesgos hasta el sureste.
En paralelo, la tercera ola de calor se niega a ceder. Con temperaturas superiores a los 45 °C en al menos 13 entidades —entre ellas Coahuila, Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán y Tabasco—, el fenómeno caluroso se mantiene activo gracias a un sistema anticiclónico en niveles medios de la atmósfera. De acuerdo con el SMN, más de 20 estados experimentarán temperaturas por encima de los 40 °C, mientras que la Ciudad de México alcanzará hasta 32 °C y otras regiones verán máximas de hasta 45 °C.
Este coctel meteorológico no solo representa una amenaza para la infraestructura urbana y las actividades agrícolas, sino que también eleva los riesgos de incendios forestales debido a la combinación de vientos intensos y vegetación seca. En estados como Sonora, Sinaloa, Durango y Quintana Roo, las rachas de viento podrían superar los 70 km/h, con tolvaneras y oleaje elevado en costas del Pacífico.
En el Valle de México, el panorama tampoco es alentador. Se anticipan chubascos y lluvias fuertes en la capital y el Estado de México, acompañadas de relámpagos y caída de granizo. Las autoridades han advertido sobre la posibilidad de encharcamientos, deslaves y afectaciones a la movilidad.
Aunque la primera onda tropical del Atlántico aún no representa peligro inmediato —según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU.— su rápida formación desde la costa africana es vista como una señal de advertencia para una temporada de huracanes que aún no comienza formalmente, pero ya se perfila como activa. Su trayecto actual apunta al Caribe oriental, sin riesgo directo para Yucatán por el momento.
Frente a este panorama, las autoridades llaman a mantenerse informados y tomar precauciones ante la multiplicidad de fenómenos en desarrollo. En México, el clima no da tregua, y la única constante parece ser la incertidumbre.




