Ni austeridad republicana ni compromiso ideológico: en la política mexicana, el transfuguismo puede ir de la mano del lujo, el poder y el vino fino. Así lo confirma el reciente avistamiento de Miguel Ángel Yunes Márquez y su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, en el exclusivo club privado “The Library”, en Madrid, España, apenas días antes de la histórica elección popular de jueces impulsada por la 4T.
El club madrileño, descrito como un templo del vino con más de 3,500 etiquetas de prestigiosas bodegas de Europa y del Nuevo Mundo, no es un sitio para cualquier visitante. Solo la membresía anual cuesta más de 570 mil pesos mexicanos e incluye cava personal, acceso restringido y cenas donde una copa de vino puede superar los mil pesos, mientras que una botella de tequila alcanza los 43 mil. En ese ambiente fueron captados, sonrientes y relajados, los Yunes, quienes protagonizan una historia de deserción política que expone las contradicciones de la “transformación”.
Yunes Márquez, senador que llegó al Congreso por el PAN, dio el voto decisivo para la reforma judicial impulsada por Morena. Ese acto marcó su ruptura con Acción Nacional, partido que lo expulsó junto con su padre, exgobernador de Veracruz. La movida le valió una breve solicitud de ingreso a Morena, que luego fue retirada por el propio senador ante el rechazo de las bases del partido guinda, especialmente en Veracruz, donde su apellido está asociado a presuntos actos de corrupción.
No obstante, la puerta que se cerró en lo institucional parece mantenerse entreabierta en lo práctico: Yunes Márquez continúa en la bancada de Morena, respaldando sus propuestas desde el Senado. Una especie de militancia sin credencial, pero con beneficios. La escena en The Library refuerza esta ambigüedad: mientras Morena lanza su nuevo Código de Ética, que prohíbe lujos y promueve la sobriedad, sus aliados por conveniencia levantan copas en uno de los recintos más caros de Europa.
La contradicción no pasó desapercibida en redes sociales, donde figuras como Vampipe ironizaron con la impunidad de “el clan Yunes” que “ayudó a hundir al país” y hoy brinda en Europa. Las imágenes compartidas no sólo capturan una cena en Madrid: exponen el divorcio entre el discurso público y la vida privada de quienes siguen operando desde la política sin rendir cuentas claras.
Mientras el morenismo insiste en distinguirse del viejo régimen, la foto de los Yunes en The Library actúa como espejo incómodo. No se trata sólo de una cena de lujo: es la representación gráfica del precio político que el poder está dispuesto a pagar –o a ignorar– para garantizar sus reformas. Aunque no haya membresía formal en Morena, el acceso al vino exclusivo parece ser un privilegio reservado para quienes saben moverse entre partidos como quien cambia de cava.




