Una marea de banderas blancas y consignas contra la elección judicial inundó el Paseo de la Reforma este domingo, en lo que colectivos ciudadanos llamaron el “Domingo Negro”. Convocados por agrupaciones como México Unido, Unidos por México y Recap, cientos de personas marcharon desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución para protestar contra la inédita elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte.
Esta elección, derivada de la reforma judicial aprobada en 2024, permitirá que por primera vez la ciudadanía elija directamente a más de 800 funcionarios del Poder Judicial, incluyendo 386 jueces federales, 464 magistrados y nueve ministros de la SCJN. Para los manifestantes, esta transformación no representa una democratización de la justicia, sino una amenaza directa a su independencia.
Portando mantas con frases como “#YoNoVoto”, “No al fraude judicial” y “Sin jueces independientes no hay justicia… hay obediencia ciega”, los asistentes denunciaron lo que consideran una “farsa electoral” organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) y facilitada por magistrados del Tribunal Electoral presuntamente afines al gobierno. La narrativa central giró en torno a la pérdida de autonomía del Poder Judicial y la posible captura del sistema judicial por el Poder Ejecutivo.
En un gesto simbólico, colocaron un ataúd al pie del Ángel, proclamando la “muerte de la independencia judicial”. Los discursos, tanto de figuras políticas como el exmandatario Vicente Fox, como de activistas como Julián LeBarón, acusaron al proceso electoral de abrir la puerta a la politización judicial e incluso a la injerencia del crimen organizado. “Estas elecciones son una farsa y fraude. Todos sabemos que es fraudulento. Es una minoría que va a participar desde el anonimato y no se harán responsables por los narcos y violadores”, declaró LeBarón ante la multitud.
Desde los altavoces se escucharon llamados directos a la desobediencia electoral: “Hoy no es día de votar”, “No al voto, no a las casillas”. El rechazo al proceso fue también impulsado a través de redes sociales y cadenas de WhatsApp, lo que dio al movimiento un carácter descentralizado y marcadamente ciudadano. Participaron estudiantes, académicos, juristas y empresarios, en un gesto de convergencia social inusual que, sin embargo, giró en torno a un objetivo común: frenar lo que consideran un retroceso autoritario.
A diferencia de las narrativas oficiales que presentan esta reforma como un avance en la participación ciudadana y el control democrático del sistema de justicia, los asistentes advierten que la elección directa de jueces favorece el clientelismo, el populismo judicial y la pérdida de garantías constitucionales. Elizabeth, una de las manifestantes, resumió su postura con una frase que resonó entre los presentes: “Después de aquí, la invitación es no ir a votar. No votar jamás y seguir manifestándonos”.
Como cierre simbólico, Recap exhortó a acudir a las casillas al final del día, pero no para sufragar, sino para tomar fotografías de las actas y “evidenciar” posibles irregularidades en los resultados, en lo que describieron como un acto de vigilancia civil.
En una jornada marcada por el escepticismo y la indignación, el mensaje fue claro: un sector de la ciudadanía percibe que más que abrir las puertas de la justicia al pueblo, se están clausurando sus principios más básicos.




