- Irving Tafoya Dávila, presidente de la Barra de Abogados, participó como observador electoral y criticó la complejidad y falta de información del proceso
- Señaló que el exceso de cargos en disputa y la baja participación restan legitimidad a la elección de jueces y magistrados
Cuestionó la validez del modelo de elección directa y afirmó que el voto libre fue limitado por la selección previa de candidatos
Durante la jornada electoral en la que se eligieron a jueces y magistrados del Poder Judicial, Irving Tafoya Dávila, presidente de la Barra de Abogados del Estado de Aguascalientes, participó como ciudadano y observador electoral. A partir de su experiencia, señaló la dificultad del proceso y el bajo nivel de participación de la población, elementos que, desde su perspectiva, restan legitimidad al ejercicio.
Tafoya Dávila dio a conocer que acudió a votar en el municipio de Rincón de Romos alrededor de las 8:45 de la mañana. En la casilla, la votación había iniciado pocos minutos antes, y observó que los primeros votantes requerían apoyo visual o digital para emitir su sufragio: “La verdad es que eran tantos cargos que era imposible emitir tu voto en poco tiempo”, expresó. De acuerdo con sus observaciones, muchas personas llevaron acordeones impresos o consultaban sus teléfonos móviles. También mencionó que algunos ciudadanos tardaban hasta media hora en votar.
A pesar de que en Rincón de Romos se instalaron sin contratiempos las 30 casillas previstas, la participación fue baja: “Históricamente se juntaban apellidos en una sola casilla. Ahora había hasta seis espacios simultáneos para votar, lo cual facilitaba el flujo. Aun así, la afluencia fue muy limitada”, señaló.
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Desde su experiencia como abogado y exrepresentante de partido, Tafoya Dávila subrayó que el proceso fue excesivamente complejo: “Ni siquiera uno que está en el medio podía ubicar a todos los candidatos. Los abogados penalistas conocen a los jueces penales; los laboralistas, a los suyos, pero para el ciudadano común fue aún más difícil”.
Al ser cuestionado sobre el bajo porcentaje de participación, que rondó entre el 12 y 13 por ciento, señaló la falta de información y el desinterés ciudadano: “Generalmente, el abstencionismo es el primer enemigo a vencer, pero aquí no se votaba por alguien que pueda generar empleos o beneficios directos. Los jueces no pueden prometer absoluciones ni sentencias favorables”, explicó.
También manifestó que el número de cargos en disputa rebasó la capacidad de análisis del electorado: “Mi hijo, que votó por primera vez, me dijo ‘Papá, parecía examen, puros números veía’. Eso refleja la sobrecarga informativa”.
Sobre la pertinencia del modelo de elección directa en el Poder Judicial, sostuvo que, aunque se requiere una reforma en esa esfera, este no es el mecanismo adecuado: “El juzgador debe ser una persona con experiencia y vocación judicial. Como cuando necesitas una cirugía, buscas al mejor médico, no al más popular”, ejemplificó.
Finalmente, criticó el planteamiento de que se trató de un ejercicio democrático genuino: “No tuviste más que la libertad de elegir entre los perfiles que promovía el gobierno federal, el local o los que conocíamos los abogados. El voto libre fue, en realidad, una falacia”.
No obstante, consideró que participar era mejor que quedarse en casa: “Hubo quien fue a votar con consignas en las boletas, otros salieron a manifestarse. Nosotros tratamos de identificar a los más preparados. Ojalá que al menos algunos de ellos lleguen”.




